Trump descarta entregar ahora los misiles Tomahawk en Ucrania: "Preferimos terminar la guerra"

El presidente de Estados Unidos, que confía en un alto el fuego, anuncia que Zelenski no se reunirá con Putin en Budapest

El presidente Volodímir Zelenski durante su reunión con Donald Trump en la Casa Blanca.
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WashingtonEn la desastrosa reunión de febrero, Donald Trump abucheó a Volodímir Zelenski diciéndole que no tenía "buenas cartas" para ganar la guerra con Rusia. Ocho meses más tarde, el presidente ucraniano ha vuelto a reunirse con el presidente estadounidense por tercera vez y lo hacía con la esperanza de conseguir un as: los misiles de crucero Tomahawk, que pueden poner en jaque a Moscú. "Es un honor tener aquí un líder muy fuerte, un hombre que ha pasado por muchas cosas y con el que me siento muy bien", ha dicho Trump nada más arrancar el encuentro ante Zelenski. Otra provocación hacia el Kremlin, que se ha estado mordiendo las uñas ante la sensación de que Washington se arrebata de nuevo en Kiiv.

Pero pese a las buenas palabras, Trump ha sabido medirse en el ataque de cuernos que intenta provocar a Vladimir Putin y ha rebajado las expectativas de Zelenski sobre los misiles. "Tenemos la obligación de asegurarnos de que estamos completamente abastecidos como país, porque nunca sabes qué puede pasar dentro de la guerra y la paz. Hablaremos sobre los Tomahawk, pero preferiríamos no necesitarlos. Preferimos mucho más poner fin a la guerra, para ser sinceros", ha dicho Trump, que ha vinculado el enfriamiento a la "muy buena conversación" que mantuvo ayer con el presidente ruso.

"La guerra de Oriente Próximo era mucho más complicada y la hemos solucionado. Creo que tenemos una buena oportunidad [de poner fin a la guerra de Ucrania]. Creo que el presidente Zelenski quiere acabarlo y que Putin también", ha afirmado Trump, sin dar ninguna explicación sobre por qué esta vez sí la exagente del KGB.

Consciente de que Zelenski querría aprovechar el enfriamiento de las relaciones entre la Casa Blanca y el Kremlin, Putin llamó ayer a Trump y volvió a estirarlo hacia su terreno con la promesa de un encuentro en Budapest para poner fin a la guerra. Ante esta perspectiva, parece que el republicano se ha amansado, aunque ha reconocido que no descarta que Putin quiera hacerle perder el tiempo como ocurrió en Alaska, para que así los soldados rusos puedan seguir avanzando en la ocupación de Ucrania "Sí, me preocupa", respondió Trump a los periodistas.

Budapest, un nuevo horizonte

La dosis de realismo no ha impedido que Trump siga defendiendo que las conversaciones están "más encauzadas" y ha señalado la cumbre en Budapest como un nuevo horizonte para poner fin a la guerra. Ahora bien, el republicano ha descartado que el presidente ruso y el ucraniano se sienten en la misma mesa durante su viaje a Hungría. "Muy probablemente será un encuentro bilateral. Será un encuentro de dos, pero tendremos al presidente Zelenski en contacto", ha dicho el republicano, y ha añadido: "Estos dos líderes no se gustan uno a otro y lo queremos hacer cómodo para todo el mundo. Así que de una forma u otra, habrá separado de todos modos", pero quizás estén involucrados.

Zelenski ha remarcado que cree que ambos empiezan a entenderse, en referencia al acercamiento a Trump y al cambio de tono. El ucraniano ha vuelto a recordar que lo prioritario en estos momentos es sentarse y hablar para conseguir un alto el fuego. También ha recordado ante Trump que Putin no quiere una tregua, un mensaje que llevan semanas los ucranianos enviando al mandatario estadounidense con la esperanza de conseguir más apoyo militar y económico. "Esto es el motivo por el que debemos presionarlo", ha argumentado Zelenski, en una clara referencia a la petición de obtener los Tomahawk.

El ucraniano también ha remarcado la necesidad de unas garantías de seguridad sólidas, y referenciando su discurso ante la ONU, donde apelaba a la Unión Europea a implicarse más en la guerra, ha dicho que "la OTAN sería la mejor, pero las armas son muy importantes". En el marco de la semana de alto nivel en Nueva York, Trump y Zelenski también se vieron. Tras la conversación, el republicano envió un mensaje que parecía improbable a principios de año: decía que creía posible que Kiiv recuperara sus fronteras, pero al mismo tiempo, parecía desentenderse del conflicto poniendo la responsabilidad del éxito de los ucranianos en los hombros de Bruselas.

Donald Trump en el Despacho Oval frente a los líderes europeos.

El enfriamiento de las relaciones entre la Casa Blanca y el Kremlin había dado esperanzas a Kiiv para volver a hacer virar a EEUU hacia una posición más proucraniana. El éxito del alto el fuego en Gaza como primer paso para acabar con la guerra aún ha subrayado más el estancamiento del conflicto ucraniano, especialmente después de que Moscú empezara a enfriar las expectativas del cara a cara entre Zelenski y Putin, que Trump prometió tras el encuentro de agosto con el ucraniano y los líderes. Una reunión que complace al ego del presidente estadounidense por la fotografía de él sentado en el escritorio del Despacho Oval mientras al otro lado estaban los mandatarios europeos escuchando.

¿Unos misiles decisivos?

Impaciente, en los últimos días, Trump había lanzado varias amenazas contra Rusia sobre la posibilidad de suministrar misiles Tomahawk a Kiiv. Los misiles podrían ser un elemento crucial para cambiar el rumbo de la guerra en medio de la nueva ola de ataques rusos contra las instalaciones energéticas ucranianas en las puertas del invierno. Pero el enfriamiento de hoy sobre la operación ya se anticipaba en la tarde de ayer, cuando Trump explicaba que durante la "productiva" conversación con Putin también habían hablado sobre los misiles. "También necesitamos a los Tomahawk para Estados Unidos", puntualizaba.

El Financial Times publicaba este viernes que la cumbre de Alaska supuso un punto de inflexión en las relaciones entre Moscú y Washington. Tras extender la alfombra roja para Putin, el ruso le hizo saber a Trump que rechazaba la oferta de EEUU de aligerar las sanciones a cambio de un alto el fuego. El presidente ruso insistía en que la guerra sólo acabaría si Ucrania capitulaba y cedía más territorio al Donbás.

Sin embargo, Trump calificó la jornada como un "gran y exitoso" día. Poco después, la comitiva de dirigentes europeos acompañó a Zelenski en su segundo viaje a la Casa Blanca con el temor de que el republicano ya tuviera cuello abajo la idea de entregar Ucrania a Rusia. Pero lo que se encontraron tanto el ucraniano como el resto de dirigentes europeos fue un Trump mucho más receptivo. También es cierto que Zelenski había aprendido la lección sobre cómo abordar el ego del magnate.

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