Trump sube a un camión de basura para aprovechar el desliz de Biden

El expresidente quiere sacar rédito al lapsus del demócrata, que dijo "basura" a sus seguidores republicanos

Donald Trump, en acto de campaña.
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WashingtonDonald Trump vestido con el característico chaleco reflectante naranja de los trabajadores y encaramado a un camión de la basura. La referencia es obvia: el expresidente busca poner el foco sobre el resbalón de Joe Biden cuando criticaba del mitin racista del republicano en Madison Square Garden y, de rebote, hacer daño a Kamala Harris a cinco días de las elecciones."¿Qué le parece mi camión de basura?", decía este miércoles Trump asomándose a la ventana para dirigirse a la prensa. "Es en honor a Kamala y Joe Biden".

Los republicanos han visto una oportunidad de oro para desviar la atención del incendio que habían desatado entre los votantes latinoamericanos los comentarios racistas del humorista Tony Hinchcliffe en el Madison Square Garden y dañar a los demócratas. El equipo de campaña del republicano lleva horas alimentando la narrativa segunda que Biden dijo "basura" a sus seguidores, aunque los tartamudeos del presidente cuando pronunciaba la calamitosa frase dejan en el aire si realmente se refería a los seguidores del magnate oa las personas que tratan de forma despectiva a los latinoamericanos.

La frase la pronunció Biden durante un acto virtual con Voto Latino, mientras Harris estaba haciendo sus argumentos finales desde el Ellipse, el punto de Washington desde donde Trump instigó el asalto al Capitolio el pasado 6 de enero. "El otro día un orador en su mitin dijo que Puerto Rico es una manzana flotante", arrancó Biden. El lapsus vino después: "[Los puertorriqueños] son ​​personas buenas, decentes, y honorables. La única basura que veo flotando son sus partidarios. La demonización de los latinos es inconcebible y anti estadounidense". Harris ya se ha distanciado de los comentarios del presidente. Aunque es un gesto baladí, porque la campaña de Trump ya ha puesto en marcha la maquinaria.

No atacar a los seguidores de Trump era una de las primeras lecciones que aprendieron los demócratas en el 2016 con la campaña de Hillary Clinton. Pocos meses antes de los comicios, Clinton calificó de "deplorables" a los votantes del republicano, lo que le acabó saliendo caro en las urnas. La aproximación de los demócratas a los votantes de Trump ha sido radicalmente distinta esta campaña.

En algunos de los mítines que ha organizado Harris, entre los teloneros había antiguos votantes del partido republicano, o incluso personas que habían votado por Trump las pasadas elecciones y que explicaban que ahora habían visto que sólo se trata de un ególatra. Harris buscaba mostrarse como la candidata de la reconciliación e intentaba también llevarse algunos votos de los menos convencidos. Con unas encuestas tan ajustadas como las actuales, el resbalón de Biden puede salir frente a los demócratas.

Donald Trump, en un mitin.

El resbalón de Biden también sirve a Trump para seguir alimentado a su retórica polarizadora en la que todo se ha convertido en un nosotros contra ellos. Al expresidente le gusta mucho repetir en su mitin que tomó una bala para proteger los derechos de sus seguidores y poder decir que los demócratas los tildan de "basura" es el elemento perfecto para seguir dibujándolos como "el enemigo" interno". Una vez más, les acusa de ser ellos quienes han instaurado la retórica polarizadora en el país.

Trump no se disculpa por los insultos

Desde el camión de la basura, Trump también intentó distanciarse de los insultos racistas hechos en su mitin y dijo que no necesitaba disculparse con los puertorriqueños por lo que ocurrió. "No sé nada sobre el humorista. No sé quién es, nunca la he visto. He oído que hizo una declaración, pero es una declaración que hizo él. Él es un humorista, qué puedo decirles. No sé nada. de él", afirmaba Trump, quien, en cambio, intenta que Harris pague por las palabras de Biden.

Un medio estadounidense conservador ha publicado esta semana cómo todos los discursos habían sido revisados ​​por el equipo de campaña, y de hecho obligaron al comediante a eliminar un chiste donde decía "puta" a Harris. No fue el caso por los comentarios de "manzana" o que "a los latinos les encanta hacer bebés".

"Quiero a Puerto Rico y Puerto Rico me quiere", afirmó Trump desde el camión de basura. El expresidente volvió a aplicar la misma estrategia que utilizó hace dos semanas cuando se plantó en un McDonald's y se puso a freír patatas. Trump, ante todo, es un animal del espectáculo y siempre intenta llevar sus batallas hacia ese terreno donde se sabe fuerte.

Recta final

Tanto Harris como Trump están preparando la recta final de cara al 5 de noviembre. El equipo de campaña de Harris ya ha anunciado un tour durante los próximos días por los siete estados clave que está en juego. El jueves viajará a Arizona y Nevada, donde celebrará mítines en Phoenix, Reno y Las Vegas. El viernes y el sábado seguirá la ruta por Wisconsin, Georgia y Carolina del Norte. Los últimos estados que pisarán serán Michigan, el domingo, y Pensilvania, el lunes. La demócrata ha dejado por el final el estado más determinante de los 7 estados bisagra. En principio Harris prevé pasar la noche electoral en Washington, aunque debe confirmarlo su campaña primero.

Trump tiene previsto acudir el jueves a Nuevo México (que no es swing state), Nevada y Arizona. El viernes irá a más al norte, pasando por Michigan y Wisconsin, mientras que el domingo visitará Carolina del Norte y Virginia (que es marcadamente republicano). La noche electoral la pasará en Palm Beach, Florida.

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