Estados Unidos

Trump vuelve al ataque en el inicio de su campaña presidencial: "Estoy más enfadado y comprometido que nunca"

El expresidente, cada vez más cuestionado dentro y fuera de su partido, recupera el tono más radical para las primarias republicanas

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Trump durante el inicio de lsa suya campaña presidencial

WashingtonDesde que anunció que se postulará para las presidenciales del 2024, el showman Donald Trump no había hecho ninguna aparición pública fuera de su residencia de Mar-a-Lago, en Florida. Dos meses después, este sábado, ha retomado el papel protagonista para actuar en su escenario preferido: dos actos de campaña para las primarias presidenciales, en los estados de New Hampshire y Carolina del Sur, donde ha abandonado el silencio y la moderación de los últimos discursos y ha vuelto a su estilo más guerrero.

"Estoy más enfadado y comprometido que nunca", ha dicho en un auditorio de instituto en Salem (New Hampshire), en el primer capítulo de su tercer asalto a la Casa Blanca. Este estado le trae buenos recuerdos: es donde consiguió la primera victoria en unas primarias, en 2016. Ahora busca repetir la gesta, pero lo tendrá más complicado que nunca. El expresidente se encuentra en el momento más bajo de su carrera política: encadena tres ciclos electorales decepcionantes, su liderazgo está siendo abiertamente cuestionado dentro del Partido Republicano, le han salido competidores domésticos y las numerosas causas judiciales abiertas empiezan a pasarle factura.

Ante este panorama, Trump tenía que dar un golpe de efecto y abandonar el perfil bajo, cansado, que había caracterizado sus últimas apariciones públicas. Así que ha decidido volver al ataque con todo su arsenal discursivo. "Necesitamos un líder que pueda plantar cara a la izquierda, a los medios de comunicación y al estado profundo", ha dicho durante su segundo discurso del día, en la ciudad de Columbia (Carolina del Sur), un escenario cómodo, de la América profunda, donde ha presentado a los líderes estatales del partido.

El expresidente ha definido los dos años de presidencia de Joe Biden como un perpetuo "día de los santos inocentes" y ha insistido en sus temas estrella, especialmente la inmigración, con un discurso cargado de falsedades y generalizaciones: "Está habiendo una invasión en la frontera sur. Vienen de prisiones, de instituciones mentales y de otros muchos lugares malos, y tenemos que evitarlo: tenemos que expulsar a toda la mala gente, cuanto antes mejor. No podemos permitir que sigan enviando asesinos, violadores y terroristas".

Trump durante el inicio de su campaña

A continuación, ha sintetizado en pocas frases las proclamas más radicales de su campaña ultraconservadora: "Acabaremos con los pervertidos de izquierda, que están adoctrinando a nuestra juventud. Quitaremos sus manos marxistas de nuestros niños. Derrotaremos el dogma de la ideología de género y reafirmaremos que Dios creó dos géneros, llamados hombre y mujer. No permitiremos que los hombres participen en deportes de mujeres y salvaremos su dignidad. Encontraremos a los actores del estado profundo, vendidos al gobierno, y los acompañaremos a la salida de los edificios federales".

Insistencia en el fraude electoral

"Juntos completaremos la tarea incompleta de hacer América grande de nuevo", ha dicho Trump, insistiendo en el lema que lo ha acompañado en las tres campañas electorales. Desde que abandonó el Despacho Oval hace dos años, su discurso se ha enquistado en el ataque contra dos principios fundamentales de la democracia: el respeto por el procedimiento electoral y la transferencia pacífica del poder.

Este sábado, desde el Capitolio estatal de New Hampshire, ha vuelto a insistir en la teoría del fraude electoral: "Cuando me preguntan cuál es la diferencia entre las elecciones de 2016 y 2020, siempre digo que en 2020 lo hicimos mucho mejor. Conseguimos muchos más millones de votos". De cara al año próximo, "tendremos que ser cuidadosos el día de la elección", ha advertido, preparando el terreno por una nueva temporada de negacionismo electoral.

La insistencia en que las presidenciales del 2020 fueron fraudulentas no le ha reportado hasta ahora los buenos resultados que él esperaba, y empieza a cansar a algunos miembros de su partido, que se preguntan si no ha llegado la hora de pasar página. En las elecciones de medio mandato, su partido firmó unos resultados decepcionantes, los peores de un partido opositor en dos décadas, a pesar de que Trump había pronosticado una "ola roja".

Cada vez más cuestionado

Desde entonces, sus compañeros de partido han perdido la vergüenza a la hora de cuestionarlo abiertamente, y no por motivos ideológicos, sino estratégicos: no creen que tenga suficiente capital político para ganar las elecciones generales. "Apoyé a Trump en 2016 y 2020, pero ya va siendo hora de avanzar", escribió Oscar Brock, miembro del Comité Nacional Republicano, en un email masivo a los miembros de su partido. Otra voz crítica, el republicano John Hammond, ha declarado que el partido "tendría que abandonar el culto a la personalidad" si quiere recuperar la presidencia del país.

Cuando apenas falta un año para que empiecen las primarias (el 22 de enero en Iowa y el 30 en New Hampshire), Trump sigue siendo el único candidato oficial de su partido y, entre los nombres que suenan para confrontarlo, es el mejor posicionado. Pero esto no significa que no haya alternativas firmes, como el gobernador de Florida, Ron DeSantis, o tres ex miembros de la Administración Trump: Nicki Haley, Mike Pence y Mike Pompeo. 

Sin embargo, ninguno de ellos ha dado todavía el paso definitivo. En parte, según aseguran fuentes republicanas a Politico, con un sentido estratégico: esperar que otro candidato se presente y se convierta en la diana del aparato mediático trumpista; pero también, por miedo a no poder sostener económicamente una campaña contra Trump durante tanto tiempo.

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