Covid -19

Alemania se prepara para el regreso de la pandemia (y de la mascarilla)

Las futuras restricciones prevén que los vacunados hace más de tres meses tengan que taparse la cara en los interiores públicos

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La puerta de Brandeburgo, en Berlín, Alemania

Dortmund (Alemania)El verano en Alemania transcurre casi cómo si no hubiera pandemia. ¿Distancias sociales? Casi ni rastro. ¿Mascarillas? Casi no se ven. Las cifras de nuevas infecciones de coronavirus –el viernes eran casi 50.000– y la incidencia semanal en todo el país (354 casos por cada 100.000 habitantes) continúan siendo bastante altas para esta época del año, pero todos los datos del Instituto Robert Koch de virología apuntan a que ya se ha superado la cresta de la actual oleada de ómicron.

No hay, sin embargo, ningún motivo para desactivar la alarma, aseguran las autoridades. “Mi predicción, y me alegraría equivocarme, es que alrededor del 1 de octubre estaremos en una situación en la que todos los estados federados tendremos que actuar”, avisó el viernes el ministro alemán de Sanidad, Karl Lauterbach, mientras anunciaba la entrada de nuevas vacunas específicas contra la ómicron para empezar la pertinente campaña de vacunación a finales de septiembre. “Estamos en el inicio de las posibles mutaciones del coronavirus”, advirtió.

Lauterbach y el ministro federal de Justicia, Marco Buschmann, han presentado nuevas medidas para contener la pandemia basadas en una nueva versión de la ley de protección contra las infecciones que tiene que aprobar el Bundestag (cámara baja del Parlamento) a principios del mes que viene y que ya ha generado estos días mucha confusión y mucha discusión en la opinión pública. Federaciones municipales y asociaciones médicas han criticado incluso que estas nuevas normativas difícilmente se podrán llevar a cabo.

El gobierno de Berlín no quiere implementar medidas restrictivas tan rígidas como el pasado otoño e invierno. “Todo lo que se relaciona con el concepto de confinamiento –es decir todas estas cosas de toques de queda, cierres de lugares de trabajo y de escuelas...– no nos parecen adecuadas”, ha señalado Buschmann. En cambio, “la mascarilla será la norma”, ha avanzado Lauterbach.

Las medidas de protección que tienen que estar vigentes a partir del 1 de octubre prevén la obligación de mascarilla en todo el país para el tráfico aéreo y en el tránsito interurbano y de largo recorrido, tanto en bus como en tren, o en tranvías y metros también en las grandes ciudades. También será obligatoria la mascarilla FFP2, además de un certificado de vacunación o una acreditación de test negativo, para acceder a hospitales, centros de salud y residencias de asistencia.

Las nuevas normas contra la pandemia se implementarán en dos fases. En la primera, los diferentes estados federados del país tienen la potestad de introducir la obligación de llevar mascarillas en espacios interiores de acceso público independientemente de la incidencia. “Es una posibilidad que tienen las autoridades regionales”, ha precisado Lauterbach ante el alud de críticas. Algunos opinadores en los medios han pedido su dimisión.

El ministro de Sanidad, con todo, da por sentado que los dirigentes de los diferentes estados federados harán uso de esta posibilidad. Y, en este caso, se tendrán que ajustar a una controvertida novedad.

El land que implemente la obligación de mascarillas en interiores tendrá que prepararse para hacer excepciones a la regla. Según el criterio de Lauterbach, que es médico de formación, todas las personas que acrediten una fecha de vacunación no más antigua de tres meses o que hayan tenido recientemente una infección de coronavirus tienen que estar exentas de la obligación de llevar mascarilla en estos mismos espacios interiores (establecimientos gastronómicos, de cultura, deporte y ocio).

La aplicación de móvil Corona-Warn

“En los tres primeros meses después de la vacunación se puede suponer, según los estudios actuales, que se está suficientemente protegido contra la infección. Después de tres meses ya no, y entonces la exención de llevar mascarilla expira”, ha razonado Lauterbach, mientras ha defendido que el control de los ciudadanos que quieran acceder a establecimientos gastronómicos, culturales, deportivos y de ocio será “más fácil” porque la aplicación de móvil Corona-Warn distinguirá por colores los diferentes estados de los certificados de vacunación.

Mucho escepticismo ha levantado esta iniciativa del ministro de Sanidad tanto en los líderes de los gobiernos regionales como en diferentes gremios profesionales afectados por las nuevas medidas. Estas excepciones para las personas recientemente vacunadas son “completamente impracticables”, ha criticado, por ejemplo, el director de la Asociación Alemana de Hospitales, Gerald Gass.

Según el borrador de la nueva ley de protección contra las infecciones, los estados federales pueden, de forma opcional, implementar más medidas de protección, como por ejemplo la implementación de test en escuelas, guarderías y centros de asilo. Solo se prevé una obligación de mascarilla en la escuela si no fuera posible ofrecer enseñanza presencial regular de otro modo. En este caso, la medida solo afectaría al alumnado a partir del quinto año escolar.

La segunda fase de las normativas contra la pandemia entraría en vigor cuando las infraestructuras críticas, como las UCI, estuvieran sobrecargadas. Entonces, entre otras cosas, se eliminarían las excepciones sobre la mascarilla y entrarían en vigor límites máximos de asistencia para espacios interiores.

Scholz, incomodado por un escándalo bancario

Un fraude bancario en el que está vinculado el exdiputado socialdemócrata Johannes Kahrs está comprometiendo al líder del gobierno alemán, Olaf Scholz. En una caja fuerte de Kahrs, que dirigía una agrupación local de Hamburgo en 2016, cuando el hoy canciller era alcalde de esta ciudad, han aparecido 214.000 euros en efectivo. Se cree que esta cantidad está relacionada con el escándalo de transacciones “cum-ex” del banco Warburg, investigado por las autoridades. ¿Se esforzó Kahrs por auxiliar políticamente al banco después de que se descubriera una evasión de impuestos en el reparto de dividendos? ¿Cobró dinero por eso? ¿Y sabía algo Scholz? El canciller se ha puesto esta semana a la defensiva ante la prensa para negar cualquier conocimiento sobre el dinero de la caja fuerte de Kahrs.

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