El Parlamento británico aprueba el proyecto de ley de eutanasia
Cuatro ex primeros ministros británicos y 29 líderes religiosos de todas las confesiones se oponen a ello
LondresTras un emotivo y trascendental debate en la Cámara de los Comunes, los parlamentarios británicos han votado este viernes, a primera hora de la tarde, a favor de legalizar la muerte asistida, y han anunciado así uno de los cambios sociales más importantes que se han producido en el país en décadas. La votación para cambiar la ley y permitir la muerte asistida a los enfermos terminales con menos de seis meses de esperanza de vida fue aprobada por 330 votos a favor y 275 en contra. Se trata de una decisión que, según los sondeos, tiene el apoyo abrumador de la opinión pública.
La medida se someterá ahora a un intenso y detallado escrutinio por parte de los diputados y de la Cámara de los Lores. Aunque no está garantizado que se convierta en ley, la votación del viernes para dar al proyecto una segunda lectura es una clara señal de la intención del Parlament. A partir de ahora, y si finalmente la ley recibe la sanción real, deberá prepararse un cambio profundo en el funcionamiento de los sistemas sanitario y judicial de Inglaterra y Gales, lo que incluye la elaboración de una evaluación impacto de las posibles consecuencias de la reforma.
El proyecto de ley propone permitir a los ciudadanos de Inglaterra y Gales poner fin a su vida si les quedan seis meses de vida, siempre que su decisión tenga el visto bueno de dos médicos y un juez del Tribunal Superior. Además, la ley, tal y como está redactada, no permite a nadie ayudar a morir al enfermo, aunque la persona no pueda valerse por sí misma. Estos condicionantes son mucho más estrictas que las leyes sobre la muerte asistida de otros países europeos y también que una propuesta de legislación que se está considerando en Francia. En España, por ejemplo, la ley sólo implica la luz verde de un médico y, además, se permite "la prestación de ayuda para morir".
Las salvaguardias, destinadas a disipar la preocupación de que se pueda coaccionar a las personas para que se quiten la vida, han sido criticadas por algunos exjueces por considerarlas insuficientes. Kim Leadbeater, la diputada laborista que ha presentado la legislación, abrió un debate de cinco horas suplicando a sus colegas que apoyaran el cambio de la ley y "pusieran fin a la brutal y cruel realidad de lastatu quo".
Una campaña polarizada
Desde hace unas semanas, los usuarios del metro de Londres –y de otros transportes públicos de algunas de las grandes ciudades del Reino Unido– se habían encontrado en los andenes, vestíbulos y escaleras de acceso anuncios a favor del derecho a escoger una muerte digna. Una campaña a favor de una ley de eutanasia que este viernes, en medio de un clima de una gran emocionalidad y división, se ha aprobado en los Comunes, prácticamente nueve años después de que se rechazara por primera vez el primer proyecto de ley que lo consideraba.
Antes de conseguir el poder en julio, Keir Starmer prometió que permitiría a los Comunes que se revisara la cuestión, pese a las preocupaciones de la Iglesia anglicana y otros líderes religiosos, que se han mostrado muy críticos en relación a cualquier cambio legal. De hecho, veintinueve de estos líderes firmaron una carta conjunta el pasado fin de semana en la que advertían que un "derecho a morir" podría acabar "demasiado fácilmente" ejerciendo presión para que las personas vulnerables sintieran que tienen el "deber" de morir". En los últimos días se han posicionado también en contra cuatro primeros ministros: Gordon Brown, Theresa May, Boris Johnson y Liz Truss. A favor, por ejemplo, sólo se ha pronunciado David Cameron, aunque en el 2015, cuando era premier, votó en contra.
Starmer, por su parte, ha preferido no pronunciarse abiertamente, dando libertad de voto a sus diputados para decidir en conciencia. Aun así, el premier se había expresado con anterioridad a favor de la eutanasia basándose en su experiencia como fiscal general de la Corona y los casos de familiares investigados para ayudar a sus parientes a poner fin a sus vidas.
Una encuesta publicada por YouGov publicada el 20 de noviembre indicaba que el 73% de los británicos creen que la muerte asistida debería ser legal. El 13% se oponía.
Hasta ahora, el suicidio asistido está prohibido en Inglaterra, Gales e Irlanda del Norte, y conlleva una pena máxima de prisión de 14 años. En Escocia, tiene un sistema legal distinto y poderes transferidos para establecer su propia política de salud. pública, no es un delito penal específico. Pero la ambigüedad del redactado de la ley puede colocar a una persona implicada en un proceso de eutanasia expuesta a cargos judiciales, incluido el asesinato. Una vez que la ley supere todos los trámites –la tercera lectura a los Comunes, ya en comisiones, y el visto bueno final de la Cámara de los Lores–, la ley sólo estará en vigor en Inglaterra y Gales. .
Aparte de políticos, a favor o en contra de todos los grupos, voces muy populares de la sociedad británica se han implicado. Rantzen, periodista y presentadora de televisión, que durante 21 años condujo el programa de la BBC That's life! Rantzen sufre un cáncer de pulmón incurable y ha anunciado que está considerando viajar a Suiza para someterse al suicidio asistido. En los últimos veinte años, la organización benéfica suiza Dignitas afirma haber apoyado el suicidio a 540 británicos.
No han faltado, claro, ves en contra. La once veces medallista de oro paralímpica Tanni Grey-Thompson aseguró la semana pasada, en una entrevista para The Independent, que el proyecto abre las puertas al abuso, ya que, con el tiempo, "podría ampliarse la ley para incluir a las personas con discapacidad" Un razonamiento que es el que manifestó Gordon Brown la semana pasada, en una intervención en la radio pública. "Una ley de muerte asistida, por bienintencionada que sea, alteraría la actitud de la sociedad hacia las personas mayores, enfermas graves y discapacitadas, aunque sólo sea sutilmente".