Elon Musk prepara el asalto a la política británica con cien millones de dólares
El dueño de X y Tesla se plantea hacer una gran donación al partido Reform, que lidera el ultra Nigel Farage, aliado de Donald Trump


Londres¿El dinero lo puede comprar todo? Parecería que sí. Y después de ayudar decisivamente a Donald Trump en conquistar la Casa Blanca por segunda vez con su algoritmo, ahora Elon Musk, el dueño de Tesla y de la red social X, podría estar preparando el asalto a la política británica. El objetivo entre ceja y ceja que se habría fijado sería colocar el extremista Nigel Farage en Downing Street en las elecciones del 2029. Un reto quizás más difícil que la victoria de Trump a causa del bipartidismo perenne que reina en Westminster y la dificultad de romperlo dadas las características del sistema electoral.
Esta misma semana, Farage y Elon Musk han abordado la posible donación –hace semanas que se especula con una de cien millones de dólares– en el Reform Party por parte del empresario, que pronto será el hombre de los recortes de la administración Trump. La reunión entre los dos ultras, en presencia del tesorero del Reform y exdonante conservador Nick Candy, ha tenido lugar en Mar-a-Lago, el club de Florida del presidente electo. En concreto, según las palabras de Farage, el lunes "se habló del tema del dinero". Y el multimillonario "no nos dejó ninguna duda de que nos apoya" y, en consecuencia, han iniciado "negociaciones" sobre una contribución financiera. Es la primera vez que ambos admiten que hay más que rumores sobre la que podría ser la mayor donación de la historia política británica.
Poco después del encuentro, Farage compartió una fotografía en X, con Musk y Candy, en la que comentaba: "Reino Unido necesita el Reform". Musk se mostraba de acuerdo remachando: "Absolutamente". Entre otras razones, porque Musk tiene importantes preocupaciones sobre la ley de seguridad online del Reino Unido, que se aprobó en octubre del año pasado, y que requiere que las empresas de redes sociales, como X, regulen su contenido. Y la eliminación o modificación de la legislación puede convertirse en una solicitud clave de Donald Trump cuando entre en negociaciones comerciales con Londres el próximo año.
Farage es amigo o al menos admirador de los métodos y la política populista de Donald Trump. Y ha empezado a poner los cimientos de una sólida relación con el señor feudal de la red a partir de los encuentros que los tres han mantenido periódicamente en Mar-a-Lago, la residencia del republicano en Florida, durante los meses de la pasada campaña presidencial.
En la última semana de noviembre, la prensa británica –todo el espectro, a la derecha ya la izquierda– se llenó de informaciones que indicaban que Elon Musk se planteaba dar cien millones de dólares (95 millones de 'euros) en el Reform. Una donación que, dado el peculiar estatus jurídico de la formación –es una sociedad privada limitada, no un partido político al uso–, iría directamente a los bolsillos personales tanto de Farage como del resto de los gestores, si bien estarían obligados igualmente a rendir cuentas anuales, como en cualquier compañía.
En ese momento, en una entrevista con la cadena amiga –de extrema derecha– GB News, Farage comentó: "No tengo absolutamente ni idea". Y añadió: "[Musk] no ha hablado conmigo". Pero Farage ya entonces no estuvo de decir que el empresario es "muy partidario" de los proyectos de su partido. "Lo que sí sé es que Elon Musk me da mucho apoyo, por todo lo que estoy intentando hacer [en Reino Unido], y cree que si Reform tiene éxito, podemos conseguir el mismo tipo de cambio que él pretende hacer con Donald Trump en Estados Unidos".
Un interés que viene de lejos
El interés de Musk por la política británica es conocido. El 20 de noviembre, por ejemplo, apoyó una petición de elecciones avanzadas en Reino Unido, promovida a través de la web del Parlamento de Westminster por un ciudadano de la región de West Midlans, un tal Michael Westwood, dueño de tres pubs en la zona La petición, poco más que fuegos artificiales, ha logrado ya casi tres millones de firmas. .La razón de Westwood, votante conservador, es que el nuevo gobierno de Starmer ha traicionado las promesas electorales en relación con los impuestos En tanto que el gobierno debe responder cualquiera. petición ciudadana que supere las 100.000 firmas, la de las elecciones se debatirá en el Westminster Hall el 6 de enero. Obviamente, no tiene posibilidad alguna de prosperar. en duda la legitimidad del sistema.
El ruido en las redes fue aprovechado por el Partido Conservador y por destacados enemigos del laborismo: entre otros, el actor Michael Caine. Se sumó a la fiesta, claro, Elon Musk con un tuit bien explícito: "El pueblo de Gran Bretaña le basta con un estado policial tiránico", una falsedad en el mejor de los casos. De hecho, ya desde que Keir Starmer ganó las elecciones en julio, el dueño de X se ha significado mucho contra el gobierno laborista.
En agosto, el empresario atacó duramente la respuesta del primer ministro en los disturbios del verano, a raíz del asesinato de tres chicas a manos de un adolescente de 17 años, que las redes señalaron como migrante, un dato también falso. Musk, sin embargo, ha acusado a Starmer de hacer "como Stalin", tras una reforma del impuesto de sucesiones que el gobierno ha presentado para determinados tipos de fincas agrícolas que sean dejadas en herencia.
Las preferencias del empresario de Tesla por el partido de Nigel Farage también se pusieron de manifiesto al día siguiente de que la exministra conservadora Andrea Jenkins anunciara que ingresaba en el partido Reform. En este caso, al comentario del tuit en el que se informaba, y que aseguraba que "el Reform ganará las próximas elecciones", Elon Musk añadió un sonoro "Yes" ("Sí").
La madeja se ha acabado de envolver cuando The Guardian informó, también a finales de noviembre, que el gobierno promueve un cambio en la regulación electoral para poner un límite a las donaciones a los partidos políticos; cambio que no se implementaría hasta la segunda mitad de la legislatura. Un límite de este tipo impactaría en los grandes grupos, incluido el Laborista, que recibió más de 9,5 millones de libras en donaciones durante las elecciones generales. David Sainsbury, expresidente de la cadena de supermercados del mismo nombre, le dio 2,5 millones, por citar un caso. La propuesta que encabezaba Starmer prometía "proteger a la democracia fortaleciendo las normas sobre las donaciones a los partidos políticos".
Si finalmente se concretara la multimillonaria aportación de Elon Musk al Reform, que sólo podría hacerse a través de una de sus empresas con sede social en Reino Unido, los cien millones de dólares y la red X al servicio de Farage podría dar unos resultados espectaculares. Mucho mejores que los de las elecciones de julio del 2024, cuando el Reform, pese a tener 4,1 millones de votos, sólo logró 5 diputados. En promedio, el partido sólo obtuvo un escaño por cada 823.000 sufragios. En cambio, los liberaldemócratas, con su vasto conocimiento de las tácticas electorales y beneficiándose de una implantación territorial que el Reform carece, obtuvieron un escaño por cada 49.000 papeletas. Los tories consiguieron uno por cada 56.000.
El dinero de Musk, pues, la X de Musk y la inteligencia artificial, también de Musk, podrían construir una maquinaria ultra que intentara romper el esquema bipartidista clásico de Westminster. Un experimento similar, entonces con los datos de Facebook y Cambridge Analytica, ya tuvo lugar durante el referéndum del Brexit. Y la manipulación electoral tuvo éxito. La responsabilidad del gobierno laborista es enorme. Tiene aún más de cuatro años y medio para evitar la completa trumpización de la vida política británica.