Londres amenaza con anular el Protocolo de Irlanda del Norte del Brexit

Reino Unido y la UE se reúnen este jueves con la sombra de una guerra comercial como peor escenario

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Protesta de ciudadanos anti-Brexit en Belfast que reclaman que no se reintrodueixin los controles fronterizos.

LondresBoris Johnson ha vuelto a repetir este miércoles la amenaza de deshacerse unilateralmente del Protocolo del Brexit de Irlanda del Norte si Bruselas no acepta una reforma inmediata que satisfaga a la tradicional comunidad protestante. El referéndum sobre la pertenencia a la Unión Europea está a punto de cumplir seis años, la salida efectiva de Reino Unido se completó hace más de dos, pero las consecuencias del divorcio todavía se arrastran. Especialmente en la provincia, donde el mencionado Protocolo, diseñado ad hoc para evitar una frontera interior en la isla de Irlanda, amenaza con paralizar la formación del gobierno de Belfast surgido de las elecciones del pasado jueves y que por primera vez ganaron los republicanos del Sinn Féin.

Los unionistas chantajean a Londres y han pedido a Downing Street que anule el Protocolo. En caso contrario, no entrarán a formar parte del ejecutivo compartido. El mecanismo, dicen, pone en riesgo su pertenencia al Reino Unido y los acerca más a la República de Irlanda. Y Johnson, con todo tipo de problemas en el frente interno y haciendo de estadista de escala global en el exterior, gallea de nuevo ante los Veintisiete y deja que sus ministros digan que "todas las opciones están encima de la mesa", también una acción unilateral.

En este contexto, el vicepresidente de la Comisión Europea, Maros Sefcovic, se reúne este jueves con la ministra de Exteriores británica, Liz Truss, con el objetivo de Londres de forzar una reforma que se adapte a las demandas unionistas. La UE, sin embargo, ya ha anunciado que no aceptará una renegociación, solo una serie de modificaciones que Truss no aprueba. La guerra comercial Londres-Bruselas es solo una remota posibilidad, pero sirve como amenaza vigente y en el último extremo posible, a pesar de que todo el mundo admite que sería el peor resultado en medio de una crisis inflacionista y de la guerra de Ucrania.

Además de la amenaza, Johnson también ha recordado este miércoles: "Lo más importante es el Acuerdo de Viernes Santo, que tiene 25 años, y que es crucial para la estabilidad de nuestro país", una estabilidad que el Brexit, y no el Protocolo, ha cuestionado. Michelle O'Neill, la republicana triunfadora de las elecciones, ha pedido también hoy que el Gobierno de Londres "se aleje de la retórica". "[Downing Street] hace mucho ruido. Están claramente comprometidos en una competición de orgullos con la Unión Europea. ¿De qué sirve esto a la gente de aquí? De nada. Va en contra de los mejores intereses de la gente y es una manera de contentar a los órganos internos del partido conservador".

La gran paradoja de la situación, que puede llevar a Irlanda del Norte de nuevo a unas elecciones si el DUP no da marcha atrás o si Johnson finalmente actúa a la tremenda, es que el Protocolo, que mantiene a Irlanda del Norte dentro del mercado único de la Unión, ha favorecido la economía de la provincia. Las mercancías acceden sin barreras burocráticas a los Veintisiete, todo lo contrario que los productos que entran o salen entre la Unión y Gran Bretaña. La frontera aduanera en el mar de Irlanda a la que obliga el Protocolo, que Johnson prometió que nunca estaría, es, en la práctica, una frontera levantada por el Brexit.

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