Reino Unido

La mujer de Julian Assange: "Si lo extraden, morirá en prisión"

El fundador de Wikileaks hace frente la próxima semana a la que puede ser la última oportunidad legal para oponerse a la extradición a EEUU

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Stella Assange, momentos antes de iniciar la conferencia de prensa que ha ofrecido esta mañana en Londres.

LondresAl término de una multitudinaria conferencia de prensa, casi entre lágrimas cuando confesó que sus dos hijos "no saben qué está pasando", Stella Assange, la esposa de Julian Assange, aseguró este jueves que "la lucha por la libertad del Julian se libra contra el tiempo" y contra su "deterioro físico y mental". "¡Ya no tiene más tiempo!", remachó en una emotiva comparecencia en Londres, tras recordar que "lleva casi cinco años encarcelado sin cumplir ninguna condena en una celda de máxima seguridad, de 3 por 2 metros, y aislado 24 horas al día".

De hecho, sólo las primeras 52 semanas de este período estuvo cerrado por orden judicial, por haber roto la libertad bajo palabra de la que gozaba. "Si lo extraden, Julian morirá en prisión", ha afirmado también una muy desesperanzada Stella. "He aprendido a no ser optimista", confesó.

El fundador de Wikileaks está en la cárcel de Belrmarsh, en el sur de Londres, desde que fue detenido cuando le expulsaron de la embajada de Ecuador en la capital británica el 11 de abril de 2019, donde siete años antes había pedido asilo político para evitar la extradición a Suecia. La fiscalía de Estocolmo le reclamaba por una presunta violación, un caso que ya se cerró. "Las condiciones que sufre violan los derechos humanos más elementales", enfatizó su mujer.

Assange, de 53 años –"pero que parece mucho mayor", en palabras de Stella, debido al "sufrimiento y la persecución física que sufre desde hace más de una década"–, se enfrenta la próxima semana , martes y miércoles, a lo que podría ser la última oportunidad legal en Reino Unido de evitar la extradición a Estados Unidos. Washington le reclama desde el 2019, bajo la acusación de espionaje y difusión de documentos secretos.

Si finalmente fuera extraditado, el periodista australiano que sacó a la luz entre 2010 y 2011 los crímenes de guerra de Estados Unidos durante la invasión de Irak, se enfrentaría a una petición de 175 años de cárcel.- _BK_COD_ Apelación para conseguir una nueva apelación

Dado el laberíntico sistema de justicia inglés, la vista sólo es sobre aspectos parciales de la causa: los relativos al riesgo de suicidio de Assange en caso de extradición. Si los dos jueces que forman la sala dictaminan contra sus intereses, "en cuestión de horas o días podría estar en un avión rumbo a Estados Unidos", recordó una de las abogadas de su equipo legal, Rebecca Vincent, también presente en la rueda de prensa.

Con todo, en este peor escenario, todavía intentarían interponer un recurso ante el Tribunal Europeo de Derechos Humanos (TEDH), alegando el ya citado riesgo de suicidio si Assange "acaba en un agujero profundo" de Estados Unidos, así como ha puesto sobre la mesa a su mujer. Sin embargo, aunque el TEDH prohibiera la extradición, el gobierno británico podría incumplir la resolución, una posibilidad que estos días se discute en Westminster en relación con los tristemente famosos vuelos de la vergüenza en Ruanda.

Los dos jueces que verán el caso podrían tomar una resolución el mismo día o al cabo de pocas semanas. "Depende de los magistrados", recordó Stella Assange. Pero aunque la decisión fuera favorable a los intereses del fundador de Wikileaks, lo que implicaría sería sólo abrir la puerta a un nuevo recurso de toda la causa de extradición, en ese caso ante el Tribunal de Apelación. "Los abogados intentaríamos exponer la motivación política de la tortura y la persecución a la que Julian es sometido, y otras consideraciones", ha comentado al ARA Vincent. Durante el tiempo que se alargara el hipotético nuevo proceso, sin embargo, Assange seguiría sufriendo las mismas extremas condiciones de privación de libertad en las que ahora está.

Obras de arte en riesgo de destrucción

La conferencia de prensa de este jueves ha tenido lugar horas después de que el Parlamento australiano aprobara una moción en la que pide a Estados Unidos la retirada de la petición de extradición. Si accediera, automáticamente Assange quedaría libre. Los diputados australianos votaron 86-42 a favor de que Assange vuelva a casa. El primer ministro, el laborista Anthony Albanese, apoyó la moción, y pidió reiteradamente que el caso llegue a una "conclusión". Rebecca Vicent se ha mostrado algo más esperanzada que Stella Assange en que la presión política y diplomática podría poner punto y final al sufrimiento de Julian Assange.

Imagen del interior de la caja fuerte con las pinturas y bidones que contienen el ácido.

Otra de las iniciativas internacionales en demanda de su libertad ha llegado desde Francia. El artista disidente ruso Andrei Molodkin ha comentado en una entrevista con distintos medios internacionales, desde The New Yorker en Sky News, sus planes para destruir dieciséis obras maestras de la historia del arte si Assange muere en prisión.

No ha revelado de cuáles se trata, pero dice que son de Picasso, Rembrandt, Warhol, Jasper Johns, Jannis Kounellis, Robert Rauschenberg, Sarah Lucas, Santiago Sierra, Jake Chapman y de sí mismo, entre otros artistas. Las ha logrado, asegura, a través de donantes y este viernes las cerrará en una caja fuerte en su estudio del sur de Francia. Si Assange llegara a morir en prisión, activaría un mecanismo preparado ad hoc en el interior de la caja, que soltaría un polvo ácido contenido en dos bidones que los destruiría. Si finalmente Assange consiguiera la libertad, devolvería las obras a sus propietarios.

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