El populismo de extrema derecha también llama a la puerta de Westminster

El Partido Reformista, del xenófobo Nigel Farage, adelanta a las encuestas a los conservadores del primer ministro Rishi Sunak

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El líder del Reform Party, Nigel Farage, a la llegada de un acto de captación de fondos para Donald Trump, el pasado 12 de junio, en Londres.

LondresLa ola de extrema derecha y populista que el pasado fin de semana sacudió a Francia y Alemania en las elecciones europeas, tiene también un reflejo en Reino Unido, donde el 4 de julio se celebran los comicios en la Cámara de los Comunes. Por primera vez desde que el 23 de mayo el primer ministro Rishi Sunak convocó por sorpresa a los británicos en las urnas, una encuesta situó este viernes al Partido Reformista un punto por delante de los conservadores. Lo lidera el xenófobo Nigel Farage, de extrema derecha, populista, de inspiración trumpista y libertario, que mira más al pasado que al futuro.

¿Cuáles son sus mensajes clave? En su discurso del 4 de junio, cuando anunció que (contra lo antes dicho) sí que se presentaría a las elecciones, los asuntos fundamentales fueron la inmigración, los impuestos y la delincuencia. Llegó a decir que en Reino Unido "puedes ir a robar hasta 200 libras a una tienda antes de que nadie te procese". Este conjunto de eslóganes le envolvió con la idea superior del "declive nacional". E incluso lo vinculó con "el desconocimiento" que los jóvenes tienen del Día D, aparentemente basado en una reciente encuesta de la Commonwealth War Graves Commission, que encontró que más de la mitad de los británicos de entre 18 y 34 años no saben lo que pasó en Normandía el 6 de junio de 1944.

Decadencia nacional

Todo ello indica, a juicio de Farage, que el país vive una decadencia "económica, social y moral". Se presentó en las elecciones hablando del pasado y no del futuro. ¿Por qué? Quizás porque como la ciencia política ha documentado ampliamente, los ciudadanos con más ideas de derechas son mucho más nostálgicos del pasado que los progresistas. Uno de los grandes referentes de Farage es Donald Trump. Y donde el presidente dice "Make America great again", el líder del Partido Reformista piensa en el Reino Unido. La nostalgia de la derecha por el pasado tiene un sabor bien concreto. "Se basa en la añoranza de una época en la que las comunidades estaban más unidas, ordenadas y eran más respetuosas con las tradiciones. Para alguien que adopta esta narrativa es fácil persuadir que la inmigración es la causa de la pérdida de cohesión de la sociedad", dice el profesor de psicología de la Universidad City of London Francesco Rigoli.

Espoleado por la mencionada encuesta cuando se ha llegado justo al ecuador de la campaña, Farage no dejaba de repetir –el pasado jueves, en uno más de los debates electorales–: "Mi ambición es convertirse en la voz de la oposición en el Parlamento y en el país" Porque ya ha admitido, como todo el mundo a excepción de Rishi Sunak, que el moderado Partido Laborista del también muy moderado Keir Starmer se llevará las claves de Downing Street. conservadores.

El 'premier' Rishi Sunak rodeado de periodistas en un avión durante el primer día de la campaña electoral.
Keir Starmer este jueves en el lanzamiento del programa electoral laborista, en Manchester.

El sondeo otorga al Partido Reformista el 19% de voto, por sólo el 18% de los tories. Los laboristas siguen muy por delante, con el 37%, mientras que los liberales demócratas, hasta ahora el cuarto partido de la cámara, por detrás del Partido Nacional Escocés (SNP), ocupan el cuarto puesto con el 14%. ¿Hay que fiarse? La media de todas las encuestas que se publican es algo mejor para Sunak y los suyos, si bien no están en condiciones de revalidar la victoria de 2019 de Boris Johnson.

Los laboristas tienen el 42% de intención de voto, los conservadores el 22%, el Partido Reformista el 14% y los liberaldemócratas el 10%. Pero las peculiaridades de la atribución de escaños a los Comunes pueden hacer que la distancia entre el primer y el segundo partido sea aún mayor, incluso en caso de que el Partido Reformista no consiga ni un solo diputado. La socióloga Paula Surridge, de la Universidad de Bristol, lo explica al ARA: "Una diferencia de un punto es, estadísticamente, un empate. El problema para los conservadores es el sistema electoral. En términos realistas, nadie cree que el Partido Reformista obtenga más de tres diputados. La cuestión es que una parte importante de voto conservador se puede dividir y se favorezcan las opciones laboristas".

Llamamiento a la colaboración

En efecto, los escaños –650 en total– se les lleva el candidato que obtiene más votos, mientras que el resto no se contabilizan, ya que no existe un reparto proporcional como en las elecciones del Parlament de Catalunya. Por ello, la potencial división de la derecha hace que los conservadores adviertan que Starmer podría conseguir una "supermayoría", si el Partido Reformista muerde mucho a la derecha tradicional. "Votar a Farage es dar a Starmer un cheque en blanco", dijo el viernes Rishi Sunak desde la cumbre del G-7 que se ha celebrado en Italia.

En todo caso, el 5 de julio, al día siguiente de las elecciones, el suelo habrá hundido bajo los conservadores. Y ya hay voces influyentes del partido, como la de la exministra del Interior Suella Braverman, que piden colaborar con Farage, lo que implicará un giro aún más a la derecha de la formación.

Como también comenta Surridge, el éxito político de Farage no se cuantificará en términos de más o menos diputados. Se percibe en el "giro cada vez más a la derecha", hasta posiciones de extrema derecha, de políticos conservadores. La paradoja de todo ello es que para detener el brexitero Farage, David Cameron le compró su relato euroescéptico –muy extendido al partido ya antes– y lo que hizo fue engordarlo, tanto que ahora se ha convertido en el caballo de Troya que puede alejar del poder a los conservadores durante mucho tiempo.

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