Georgia

La protesta incansable de Georgia contra el fraude electoral y por un futuro en la UE

El país vive la ola de protestas más larga en años en una lucha por la democracia, la justicia y un futuro europeo

Una delegación de eurodiputados se reúne con manifestantes proeuropeos frente al Parlamento georgiano en Tiflis para mostrarles su apoyo.
Marta Moreno
02/05/2025
3 min

TiflisAnte el edificio de Radiodifusión Pública, una treintena de personas se agrupan en semicírculo. Un joven lee un manifiesto en el que se exige justicia. pintarlo, sobre el partido que votábamos, para que fuera más visible. Ahora utilizamos el punto como reclamo, para hacer ver que votamos otra cosa", explican quienes los traen.

Después de las elecciones parlamentarias del 26 de octubre de 2024, en el que el partido en el poder desde el 2012, Somni Georgià (SG), liderado de facto por Bidzina Ivanishvili, renovó su mandato con el 54% de los votos, cuyas protestas no se han detenido en Georgia. Según observadores internacionales, como la OSCE o el Parlamento Europeo, en el 24% de los colegios se comprometió el secreto del voto, hubo compra de votos y electores que votaron en más de una ocasión, sobre todo en zonas rurales. Organizaciones civiles, como la Asociación de Jóvenes Abogados de Georgia, pidieron anular los resultados en más de 2.000 colegios. "Las organizaciones civiles se organizaron para poder tener observadores electorales en todo el país. Pudimos ver muchas irregularidades como coacciones para votar por el SG o confusión en las papeletas", explica una de las observadoras.

La población de la capital y de otras grandes ciudades, como Batumi o Kutaisi, salieron a las calles exigiendo una repetición electoral. Durante varias semanas en noviembre y diciembre, cientos de personas protestaron en el país. Pero las movilizaciones fueron fuertemente reprimidas: se utilizaron cañones de agua o gas pimienta, y cientos de manifestantes fueron detenidos. Y no sólo eso. Salir a la calle también quería decir exponerse a multas primero de 500 laris (unos 160 euros); pero las han subido y hoy alcanzan los 5.000 (unos 1.600 euros). Para saber quién participaba, el Parlamento instaló sistemas de reconocimiento facial en las cámaras de la ciudad. Se abrieron plataformas de micromecenazgo para apoyar a los detenidos en sus procesos legales, pero el gobierno las cerró. Al igual que ocurrió con medios de comunicación independientes como Batumelebi y Netgazeti. Hay decenas de periodistas detenidos.

Protesta constante, con menos gente

Hoy la ruta cambia. En lugar de andar hacia el Parlament, como cada noche desde hace casi cinco meses, girarán hacia el Teatro Estatal Vasil Abashidze. Allí ha empezado otra concentración. Se cruzan en la calle, se saludan y corean al unísono: "Sin justicia no hay paz", "Fuera los oligarcas".

Y es que, aunque sean más reducidas, las movilizaciones mantienen una constancia sorprendente. Mientras la marcha avanza por las calles, los coches les tocan el claxon y les saludan en señal de apoyo aunque bloqueen las carreteras. "A veces parece que solo estén esperando a que vuelva a ocurrir algo grave para volver a intentarlo", dice un joven en la marcha.

La crisis política se profundizó aún más cuando, el pasado diciembre, ya en plenas protestas, se celebraron unas elecciones presidenciales que los manifestantes calificaron de no legítimas. El motivo era que, desde la reforma constitucional de 2017, estas elecciones pasaron a ser indirectas: es decir, que el presidente es elegido por un colegio electoral compuesto por miembros del Parlamento y representantes locales, y no por los ciudadanos.

De esta forma, Mikheil Kavelashvili, del SG, fue elegido sin oposición y la mayoría de los partidos boicotearon el proceso. La presidenta saliente, Salome Zourabichvili, se negó a reconocer los resultados, mientras participaba ella misma en las manifestaciones frente al Parlamento. "No reconozco la legitimidad de este presidente. Estas elecciones han sido una farsa y una operación de desinformación orquestada por Moscú", dijo entonces.

El objetivo: formar parte de la Unión Europea

Tras la Revolución de las Rosas en 2003 y la Guerra de los Cinco Días contra Rusia en 2008, Georgia inició un camino firme hacia la integración euroatlántica, y la población denuncia la constante intervención rusa en el país: "El 20% del país está ocupado por Rusia, por lo que no se puede negar que estamos todavía intervenidos".

En 2022, junto con Moldavia y Ucrania, solicitó formalmente la adhesión a la Unión Europea, pero tan sólo se le otorgó una "perspectiva europea", sujeta al cumplimiento de 12 reformas clave. Por último, en diciembre de 2023, el Consejo Europeo concedió a Georgia el estatus de país candidato. Sin embargo, en diciembre del 2024 Kobakhidze anunció la suspensión del proceso de adhesión hasta el 2028, lo que aumentó la crisis en el país. "Las elecciones fueron las más pro Unión Europea, y es que veníamos del referéndum en Moldavia –en octubre del 2024 votó una enmienda constitucional para fijar la adhesión a la UE como objetivo estratégico del país–, por lo que todos los que votaban a la oposición sí eran claramente europeístas".

Los georgianos llevan más de 140 días en las calles. Ya no es sólo una protesta para exigir una repetición electoral, sino que la sociedad de Georgia quiere un cambio de sistema; quiere que se respeten los contrapesos democráticos, exigen justicia para quienes han luchado por sus derechos; pero, sobre todo, como reclama una pintada junto al Parlamento, quieren "ser Europa".

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