Retrato político de Macron: ¿es de derechas o de izquierdas?
El votante que lo hizo presidente era progresista, pero ahora tendrá más apoyos de electores conservadores
ParísEn su discurso de investidura después de ser elegido presidente, hace casi cinco años, Emmanuel Macron tuvo palabras amables para todos los presidentes que lo habían precedido en la Quinta República, de derechas y de izquierdas, desde Charles de Gaulle hasta Nicolas Sarkozy, pasando por Valéry Giscard de Estaing, François Mitterrand, Jacques Chirac y François Hollande. Macron, que había sido ministro de Economía del socialista Hollande, llegó al poder proclamando la reconciliación entre la derecha y la izquierda francesa, sin acabar de definirse a sí mismo. Cinco años después, ¿se puede decir que es de derechas? ¿O de izquierdas?
"Es difícil de decir, porque él lo hace todo para que no se lo defina ni de derechas ni de izquierdas. Es de derechas según los partidos de izquierdas y es de izquierdas según los partidos de derechas”, explica Dorian Dreuil, politólogo asociado a la Fundación Jean Jaurès. “Existe esta voluntad expresa de ambigüedad por parte suya y de su partido, La República en Marcha”, asegura. Para Emiliano Grossman, politólogo e investigador del Centro de Estudios Europeos SciencePo de París, durante su mandato, Macron "ha ocupado progresivamente el espacio que ha dejado la derecha tradicional; ha mantenido una agenda económica muy proempresarial y ha abandonado progresivamente sus posiciones relativamente liberales sobre las cuestiones culturales como la inmigración”.
Según los datos de las elecciones de 2017, el perfil del votante de Macron es un hombre o una mujer más mayor de 50 años con estudios universitarios que vive en una ciudad, que tiene ingresos superiores a 3.000 euros mensuales y que se declara “centrista”.
El análisis de los votos de 2017 también revela que, en la segunda vuelta, el presidente de la República obtuvo apoyo de electores tanto de derechas como de izquierdas, pero con un porcentaje más elevado de los votantes progresistas: casi la mitad de los votantes que en las elecciones anteriores, en 2012, habían apoyado al candidato socialista, François Hollande, en 2017 votaron Macron. En cambio, solo el 17% de los electores de Nicolas Sarkozy se decantaron por el candidato de La República en Marcha.
Los nuevos votantes de Macron, de derechas
Macron aspira ahora a ser reelegido para presidir Francia hasta 2027 en unas elecciones que, si no hay sorpresas este domingo, se disputará el 24 de abril con Marine Le Pen, candidata de extrema derecha. Con los partidos tradicionales prácticamente borrados del mapa –ni la candidata socialista, Anne Hidalgo, ni la de Los Republicanos, Valérie Pécresse, tienen opciones de pasar a la segunda vuelta, según las encuestas–, el presidente francés mantiene las opciones de continuar en el Elíseo, pero su gestión como presidente hará cambiar el perfil de sus electores, que ahora serán más conservadores.
“Durante los cinco años de mandato ha puesto en marcha gran parte de su agenda, a pesar de la pandemia, y esto es impresionante. Pero también ha decepcionado mucho, sobre todo a sus electores de izquierdas, muy numerosos. Estos han sido sustituidos por electores de derecha”, explica Emiliano Grossman. “Es cierto que su electorado se ha transformado ligeramente. Ahora es algo más de derechas que de izquierdas, pero esto no cambia gran cosa: su intención de voto está alrededor del 25% en la primera vuelta, como en 2017”, sostiene Aquilino Morelle, ex consejero político de Hollande y autor de un libro sobre Francia, El opio de las élites”, en el que disecciona la figura de Emmanuel Macron. “Sus votantes son gente a quienes las cosas les van bien, que tienen una vida agradable, personas de más de 50 y 60 años”, afirma.
Superar el eje izquierda-derecha
Morelle explica en el libro cómo el presidente de Francia consiguió llegar al Elíseo “reagrupando a los electores habitualmente separados por el eje izquierda-derecha y llevándolos a superar esta vieja frontera y a converger en el voto”. Según el autor, Francia estaba pidiendo a gritos superar la división: “Esta proeza, inédita, la consigue dando un puntapié al árbol de la vida política francesa para recoger el fruto, muy maduro, que hacía tiempo que quería caer”. Morelle define Emmanuel Macron, con quien trabajó, como un “populista de centro”.
Aun así, si Macron es reelegido el 24 de abril será su último quinquenio, porque en Francia los mandatos presidenciales están limitados a dos. A partir de 2027, el país podría quedar huérfano de un espacio político moderado y La República en Marcha, partido que gira alrededor de la figura del presidente y sin una filosofía política clara, podría desaparecer.
“Existe el peligro de que Macron solo sea un paréntesis de diez años”, calcula el politólogo Dorian Dreuil. "Un partido político tradicional o un movimiento político se estructura alrededor de una ideología, de una filosofía política que movilice militantes. La República en Marcha no tiene nada de esto”, subraya.