Balcanes

Serbia no quiere la mayor mina de litio de Europa

Entidades locales denuncian que son el patio trasero de la Unión Europea, que ha firmado un acuerdo para explotar el yacimiento

Protesta contra el proyecto minero de litio de Río Tinto, en Belgrado, Serbia.
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BarcelonaUna mina que, según sus promotores, podría suponer hasta el 90% del abastecimiento de litio que necesita la UE ha generado una crisis política en Serbia. Hace dos semanas, decenas de miles de ciudadanos se manifestaron contra el proyecto Jadar, de la empresa Rio Tinto, que sería uno de los mayores de Europa y podría garantizar un suministro crucial para las baterías de coches eléctricos. "Es una batalla que ya se ha convertido en una cuestión nacional", reivindica por teléfono al ARA Maria Alimpic, miembro de la plataforma de protesta Protegemos al Jadar y Rajevina, que alerta de que "el daño ambiental sería enorme".

Tras las protestas, el presidente serbio, Aleksandar Vucic, acusó a los manifestantes de conspirar para derrocarle y tuvo que convocar una reunión del gobierno de crisis al día siguiente a primera hora.

El descontento estalló cuando el gobierno serbio decidió desenterrar el proyecto minero. La licencia para explotar el yacimiento que se había concedido a la multinacional minera Río Tinto fue revocada en el 2022 tras una primera ola de protestas en el país, en la que participaron personalidades como el tenista Novak Djokovic. Pero el plan se reactivó el pasado mes tras una decisión del Tribunal Supremo y un giro del gobierno.

Con lemas como "No regalaremos Serbia", los manifestantes organizaron más de cincuenta protestas desde junio en todas las ciudades del país para convencer al gobierno de que era necesario prohibir la explotación minera en la región. Nikola Ristic, uno de los organizadores, fue detenido en los bloqueos que tuvieron lugar en la estación central de Belgrado durante la mayor manifestación. Explica al ARA: "El gobierno dijo que detendría el proyecto después de las protestas multitudinarias del 2021, pero no era verdad. Cuando nos enteramos de que todavía se estaba haciendo, nos empezamos a preparar para otra ola de movilizaciones".

El principal temor de los ecologistas es que la explotación de la mina contamine la tierra y el agua del valle del río Jadar en Serbia, tal y como apuntaba un estudio publicado en la prestigiosa revista Nature a finales de julio, que afirma que las muestras de suelo presentan "incumplimientos de los valores límite de reparación". "Los científicos dicen que las consecuencias para la sociedad y el medio serán enormes: existe un gran riesgo de perder una fuente de agua potable y muchos terrenos que son de cultivo. No somos un país muy grande: cuando envenenan un río en Serbia, peligran todos", lamenta Ristic.

Manifestantes con pancartas contra minero de litio de Río Tinto, en Belgrado, Serbia.

Otro de los riesgos que pone de manifiesto el informe es la subsistencia de las comunidades locales en una zona agrícola. En este sentido se expresa Maria Alimpic: "Soy la decimotercera generación de propietarios de esta tierra [en Rajevina]. No voy a discutir venderla ni dejarla". Y añade que, al impacto ecológico, "hay que añadir el impacto cultural: afectaría a veintidós pueblos y monumentos culturales y tendría un impacto enorme en la comunidad local".

La contradicción europea

Tan pronto como se hizo efectiva la sentencia que permitía a la compañía seguir explotando la mina de Jadar, Bruselas firmó un acuerdo de colaboración estratégica con Belgrado. El canciller alemán Olaf Scholz y el comisario de Energía de la UE, Maros Sefcovic, viajaron a Belgrado para pactar que estados miembros de la UE puedan utilizar las materias primas -incluido el litio- de Serbia, un país que hace más de diez años que es candidato a entrar en la Unión.

El litio, necesario para las baterías de coches y para los teléfonos móviles, consta en la lista de materias primas fundamentales de la Comisión Europea, que inventaría materiales "de gran importancia económica para la UE", y con un "elevado riesgo que su suministro sufra interrupciones". Según Antonio Delgado Rigal, CEO de AleaSoft Energy Forecasting, este material es clave en la transición energética porque "es fundamental para la electrificación del transporte, la integración de energías renovables y la eficiencia energética".

Se calcula que, para 2030, la Unión Europea necesitará entre 200.000 y 300.000 toneladas de carbonato de litio anuales para satisfacer la demanda de la industria de baterías. Pero actualmente Portugal es el único país europeo que extrae litio, aunque otros países, como España, Finlandia y República Checa, están desarrollando proyectos actualmente, según explica Delgado. Y, ante esa dependencia, la oportunidad de la mina de Río Tinto es aún más atractiva.

Entidades locales denuncian el "paternalismo" de la Unión Europea, de quien critican que son el patio trasero. "El proyecto Jadar es el inicio de la era colonial de la UE", dice Alimpic. Y denuncian que, a cambio de este acuerdo, Bruselas pase por alto irregularidades democráticas que ocurren en el país: "La UE está apoyando a un líder autocrático solo por motivos económicos", lamenta Ristic.

A escala interna, este movimiento ha permitido al presidente serbio -que recibió al presidente francés Emmanuel Macron en Belgrado este jueves- ganarse a los líderes de Bruselas, con quienes habían aumentado las tensiones debido a su posición ambigua respecto a la guerra de Ucrania. Pero se ha puesto a la gente en contra. Para los manifestantes, el giro de Vucic hacia Occidente para garantizar la transición de los europeos hacia un futuro más verde condena a Serbia a una explotación económica ya una contaminación ambiental que sería inconcebible bajo estándares europeos. "En Frankfurt tendrán coches eléctricos y energía verde, pero no dicen que en cambio pondrán en peligro a la mitad de la población serbia", concluye Alimpic.

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