Unión Europea

La UE castiga a Orbán y le hace boicot por su "misión de paz"

Von der Leyen anuncia que no enviará ningún comisario a encuentros del Consejo de la UE organizados por Hungría

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El primer ministro de Hungría, Viktor Orbán, en Moscú.

EstrasburgoHungría, la oveja negra de la Unión Europea, está aprovechando la presidencia de turno del Consejo de la UE para marcar su propia agenda internacional. El ejecutivo liderado por el ultraderechista y euroescéptico Viktor Orbán bloquea todo tipo de iniciativas de Bruselas, sobre todo en lo que se refiere a las ayudas a Ucrania y las sanciones a Rusia. Y ahora, en menos de quince días, ha tensado aún más la cuerda con las reuniones con Vladimir Putin, Xi Jinping y Donald Trump, además de Volodímir Zelenski, en la que él mismo ha bautizado como una "misión de paz".

Estos encuentros, excepto el viaje a Kiiv, no cuentan con el apoyo del resto de estados miembros ni de Bruselas. Su compromiso se mantiene firme con Ucrania y condenan la agresión rusa, evitando hacer Budapest. Por eso, el bloque comunitario ha decidido tomar una decisión sin precedentes y hará boicot a la presidencia húngara del Consejo de la UE, que Orbán ostenta durante el segundo semestre de este año, si bien por el momento no se plantea retirárselo.

La última en añadirse ha sido la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, que este jueves se juega su reelección en el Parlamento Europeo y quiere demostrar mano dura contra Orbán y sus acólitos pro- rusos. Bruselas no enviará a ningún comisario a encuentros ministeriales organizados por Hungría y ha declinado hacer el habitual colegio de comisarios –el equivalente a un consejo de gobierno– a la capital del país que lidera el Consejo de la UE en el inicio de cada presidencia de turno.

De este modo, el ejecutivo comunitario se suma al boicot que Suecia ha anunciado que hará en los encuentros organizados por el gobierno de Orbán, al que también se plantean añadirse otros socios como Finlandia, Estonia, Letonia y Polonia . De momento, Von der Leyen tiene previsto asistir al encuentro de jefes de estado y de gobierno que también se suele hacer en cada presidencia rotatoria y está prevista en Budapest en noviembre.

En cuanto al Consejo de Exteriores del próximo 28 de agosto, que es donde se discuten sobre todo cuestiones sobre la guerra de Ucrania, el jefe de la diplomacia europea, Josep Borrell, está estudiando hacerlo en Bruselas. las en vez de Budapest. El socialista catalán tiene la potestad de decidir cuándo y dónde se hacen estas reuniones ministeriales y puede evitar que caiga en manos de Hungría, especialmente en una materia tan sensible como son las relaciones diplomáticas de la UE.

De hecho, en un encuentro entre embajadores ante la UE la semana pasada, todos los estados miembros menos Eslovaquia –próximo al gobierno de Orbán– recriminaron a Hungría los viajes de Orbán y le recordaron que el ultraderechista magiar no tiene ningún mandato para representar al conjunto de la UE y menos aún para negociar la paz con líderes como Putin, Xi o Trump. También se pronunciaron en este sentido públicamente los distintos dirigentes comunitarios, como Von der Leyen y el presidente del Consejo Europeo, Charles Michel, así como otros líderes europeos, como el polaco Donald Tusk, el alemán Olaf Scholz y el sueco Ulf Kristersson.

Sin embargo, Hungría ha vuelto a poner el grito en el cielo contra Bruselas. El ministro de Asuntos Europeos húngaro, János Bóka, ha acusado a la Comisión Europea de tomar decisiones "por consideraciones políticas" y asegura que no "puede elegir a su antojo con qué estados miembros e instituciones cooperar". Cabe recordar que Budapest acusa del mismo al ejecutivo de Von der Leyen con los fondos europeos en Hungría, que Bruselas mantiene bloqueados en gran parte por la deriva antidemocrática de Budapest.

El propio Orbán ha enviado una carta al Consejo Europeo en la que hace un llamamiento a la UE a potenciar unas negociaciones de paz entre Ucrania y Rusia, según informa el Financial Times. De hecho, el líder húngaro asegura que Trump le dijo que, si gana las elecciones de Estados Unidos, pondrá sobre la mesa unas negociaciones de paz en las que quiere incluir a Pekín y Bruselas, aparte de Kiiv y Moscú. En este sentido, Orbán pide ser "autónomo" y adelantarse a lo que dice que va a impulsar una futurible administración trumpista en Washington.

Un Orbán más fuerte en el Parlamento Europeo

La UE, tanto los Estados miembros como Bruselas, tiene ganas de mostrar públicamente su rechazo a Orbán y su agenda de política exterior. Y más esta semana, cuando se constituye el nuevo Parlamento Europeo. El líder húngaro, a diferencia de la anterior legislatura, ha logrado formar un grupo europarlamentario y salir del aislamiento que sufría en la Eurocámara, donde estaba relegado a los no adscritos.

El partido que ha impulsado, llamado Patriotes por Europa, cuenta con 84 eurodiputados y se ha convertido en el tercero mayor de la cámara, sólo por detrás de las grandes familias conservadora y socialdemócrata. Cuenta con el apoyo de otros líderes ultraderechistas, como la francesa Marine Le Pen, el italiano Matteo Salvini y, entre otros, Vox.

En este sentido, Von der Leyen siempre ha mostrado un rechazo muy claro contra la extrema derecha que representan a Orbán o Le Pen porque los considera demasiado cercanos al Kremlin y no suficientemente partidarios de la OTAN ni de enviar apoyo a Ucrania . El gesto de hacer boicot a la presidencia húngara la misma semana que afronta la votación para revalidarse al frente de la Comisión Europea se entiende como una voluntad de afianzar esta posición y, al mismo tiempo, diferenciar entre los diferentes grupos de ultraderecha que hay en la Eurocámara.

Dicho de otro modo, rechazando contundentemente el pro-ruso de Orbán y, en cambio, no rechazando también al grupo Conservadores y Reformistas Europeos (CRE) –de la italiana Giorgia Meloni y el checo Petr Fiala– quiere mostrar como algo más aceptable el pactar con una parte de la extrema derecha. Así, pretende conseguir sus votos y garantizarse el trono de Bruselas otros cinco años. Meloni, de hecho, no cierra la puerta a apoyarle y Fiala ya ha dicho públicamente que votará a favor de la conservadora alemana.

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