El fin del gobierno de Johnson

"Hasta la vista, 'baby'": Johnson se despide y ya hay dos finalistas para sustituirlo

Liz Truss y Rishi Sunak lucharán ante la militancia por las llaves del 10 de Downing Street

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Liz Truss y Rishi Sunak, los dos finalistas en la cursa para sustituir Boris Johnson

LondresAl final, prácticamente sin sorpresas. En las próximas semanas, la militancia conservadora británica decidirá quién será el próximo o próxima premier: Rishi Sunak, exministro de Economía de Boris Johnson -uno de los dos miembros del gobierno que, al dimitir hace dos semanas, desencadenó su caída- o la aún ministra de Exteriores, Liz Truss. Desde que empezó la carrera, Sunak era uno de los dos nombres prácticamente seguros que llegaría a la final y Truss figuraba entre las máximas aspirantes. Sunak ha obtenido el apoyo de 137 diputados, según ha anunciado este miércoles por la tarde Graham Brady, presidente del Comité 1922, que reúne a los diputados de segunda fila y que se ha ocupado de sacar adelante el proceso de sucesión desde el momento en el que se hizo inviable la continuidad de Johnson.

Truss ha conseguido colarse en la final después de batir en la última votación a Penny Mourdant (113 votos de los parlamentarios contra 105), que estaba considerada la gran favorita de las bases de acuerdo con las encuestas de la web conservativehome.com, órgano de referencia de los tories. El resultado se dará a conocer el 5 de septiembre.

El pasado viernes, en un debate televisado, los dos protagonizaron un enfrentamiento muy duro, con la titular de Asuntos Exteriores criticando abiertamente la tarea al frente del departamento del Tesoro que había llevado a cabo Sunak. Tan duras fueron las críticas, de hecho, que aunque había programados debates posteriores, algunos de los candidatos decidieron no participar en ninguno más porque la imagen de división interna que proyectaban solo podía perjudicar el partido. Y el resultado de la última votación indica, en cierta forma, que las divisiones dentro de los tories son profundas, con tres facciones prácticamente de peso muy parecido.

A lo largo de las próximas semanas, los dos candidatos participarán en todo tipo de actos ante la militancia. Y sin duda será la situación económica lo que más pesará en el ánimo de los poco menos de 200.000 votantes, que hoy han conocido que la inflación interanual es del 9,4%, la más alta en cuarenta años.

La 'remainer' conversa

Después de que se conociera el resultado final, las primeras impresiones entre medios conservadores es que Truss –a pesar de su pasado como partidaria de permanecer en la Unión Europea en el debate del Brexit, ahora es una fanática conversa– parte con ventaja entre las bases. La razón sería su posicionamiento en relación con el debate sobre los impuestos. Mientras que Sunak se declara fiel a la doctrina del "sentido común thatcherista", esto es, bajar impuestos una vez que el Tesoro se haya recuperado de los esfuerzos de la pandemia y cuando la inflación haya bajado, Truss se ha mostrado partidaria de una reducción inmediata de las cargas fiscales. Más todavía, en el debate televisivo antes comentado, la ministra de Exteriores recordó al exresponsable del Tesoro que ella se opuso al si del gobierno al aumento del 1,25% de la cotización de la seguridad social para todos los trabajadores que entró en vigor el 6 de abril, y que en un contexto de aumento generalizado de los precios ha castigado todavía más los bolsillos de los británicos.

Lo que la elección final también deja en evidencia es que, sea cual sea el nuevo o la nueva ocupante de Downing Street, el futuro gobierno no podrá establecer una ruptura clara con el periodo de Boris Johnson. El próximo domingo se cumplirán tres años exactos de la elección de Johnson como líder, pero en todo este tiempo tanto Sunak como Truss han ocupado carteras de gran responsabilidad en su ejecutivo. Más todavía, los dos han sido partícipes, por acción u omisión, de la degradación progresiva de la oficina del primer ministro mientras lo sostenían en su fuga adelante encubriendo con mentiras todas las falsedades que fue esparciendo para esconder el escándalo del Partygate. Sunak, además, resultó multado, junto con Johnson, a raíz de la investigación policial sobre las fiestas de Downing Street.

Tres horas antes de que se conociera el resultado de la votación, en el penúltimo día antes de las vacaciones, la cámara de los comunes ha vivido hoy la última sesión de control protagonizada por Boris Johnson. De forma nada sorprendente, el primer ministro saliente ha acabado su intervención con un tono altisonante, con una frase que recordaba la de George W. Bush después de la entrada de las tropas norteamericanas en Bagdad, para acabar de rematar la actuación con lo que se puede entender como su última provocación, al menos en tanto que miembro del Parlamento. Johnson se ha despedido diciendo "¡Hasta la vista, baby!" no sin olvidar dar unos consejos a su heredero o heredera. El acto final ha estado a la altura de su egolatría habitual. Johnson se ha marchado mirándose, una vez más, el ombligo. Aplausos de los conservadores, quizás porque finalmente el premier se iba. Pero Theresa May no, que no ha aplaudido. Todavía se la debe de tener jurada.

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