Gali: "El derecho a la autodeterminación del pueblo saharaui no es una condición negociable"

El líder del Frente Polisario se niega a dar detalles sobre su entrada a España

4 min
El líder  del Frente Polisario, Brahim Ghali, a los campamentos de refugiados de Tinduf

RabuniEl líder del Frente Polisario, Brahim Gali, ha llegado con su escolta dos horas tarde este sábado a una rueda de prensa con medios internacionales en los campos de refugiados de Tindouf, en el desierto de Argelia. Sin dar más detalles sobre la polémica en torno a su visita a España –en abril fue ingresado en un hospital de Logroño donde se recuperó de covid, una acogida que enfureció a Marruecos–, ha dicho: "Respeto lo que el gobierno español ha respondido a los diferentes medios de como entré, en que condiciones entré y no voy a ir más allá". La ex ministra de Exteriores española, Arancha González Laya, tuvo que declarar en calidad de investigada a principios de octubre ante el juzgado de Zaragoza que ha abierto una causa por la entrada del líder saharaui a España por la base aérea de la capital aragonesa, presuntamente sin identificarse.

Gali sí que se ha referido a la reciente sentencia del Tribunal General de la UE que anula el acuerdo pesquero y agrícola entre Marruecos y la UE porque reitera que Rabat no tiene soberanía sobre el Sahara Occidental: "Ha sido una gran victoria del pueblo saharaui, el derecho internacional está de nuestra parte contra grandes potencias como Francia, España, la UE y Marruecos", ha dicho Gali. Y ha agradecido a los tribunales europeos que hayan soportado "las presiones para influir en la sentencia".

En una larga intervención de una hora y media, interrumpida por los cortes de luz, el dirigente saharaui ha hablado también del reciente nombramiento de Staffan de Mistura como enviado especial de la ONU para el conflicto: "Es una persona preparada y conocida internacionalmente, pero otras como él han acabado renunciando. El problema no son los enviados especiales. La responsabilidad la comparten Marruecos y el Consejo de Seguridad de la ONU, que nunca ha implementado sus propias decisiones". Gali ha reclamado la celebración del referéndum de autodeterminación que Marruecos rechaza: "Todos lo esperamos desde hace treinta años: nuestro derecho inalienable a la autodeterminación no es una condición negociable".

El líder saharaui ha mostrado su disposición a "negociar por una paz duradera y justa", pero no renunciará a su "derecho inalienable a la autodeterminación". "Es innegociable", ha subrayado. Gali ha lamentado que "la guerra no es una elección ni el objetivo del pueblo saharaui" pero que "se impuso en 1975 cuando tuvo lugar la ocupación ilegal, y se repite y se impone de nuevo desde el 13 de noviembre".

Más miseria para los refugiados

Esta es su primera intervención pública tras reaparecer el 12 de octubre, con motivo del día de la Unidad Nacional Saharaui, cargado de arengas nacionalistas. Las palabras del líder se mezclan con la intranquilidad que se cuela en los agujeros de las casas de adobe y tiendas de lona diseminadas en el inmenso desierto de arena y desechos. Ahora más que nunca, los refugiados saharauis miran hacia el mañana con inquietud. Han vivido los dos años más difíciles desde el alto el fuego de 1991. Los campamentos de Tindouf han sido aislados por la epidemia del covid-19 y, desde noviembre del año pasado, en guerra de nuevo con Marruecos. La reanudación de las hostilidades ha sacado el polvo a la lucha por la causa saharaui, que había estado en letargo durante los últimos treinta años.

El cierre total de los campamentos por parte del gobierno argelino por el coronavirus ha traído todavía más miseria, pero los saharauis tienen una capacidad increíble de resiliencia. Según la Media Luna Roja, el 90% de la población refugiada está en riesgo de pobreza extrema. Todo lo que hay en los campamentos lo proporcionan instituciones internacionales o gobiernos que se sienten responsables de haberles dejado solos y venderles falsas esperanzas de un referéndum de autodeterminación.

Viven de lo que reciben; por eso para los saharauis refugiados la causa de liberación del Sahara es tan importante, porque es lo único que tienen, y que han aprendido desde hace cuarenta y cinco años a esperar. Ahí todo es camaradería, y el Frente Polisario los alimenta desde pequeños de patriotismo y de té muy azucarado. Todos los trabajos son voluntarios: profesoras, enfermeras, médicos, policías y soldados trabajan por la causa. Desde que Gali asumió la presidencia de la autoproclamada República Árabe Saharaui Democrática (RASD) en 2016, la vida en los campamentos ha mejorado sustancialmente con los cableados eléctricos que les trajo el gobierno argelino y las telecomunicaciones. La llegada del 4G fue una "rebelión" dentro de los campamentos –explica Hamdi, refugiado de Esmara–, puesto que algunos eran reticentes porque "las redes sociales podrían apartar a los jóvenes de la causa saharaui".

Educación en los campamentos

Pero Gali comparte otra visión de futuro y apuesta por que las nuevas generaciones estén bien formadas, pero no solo en el extranjero como antes, sino en la RASD. De hecho, en su primera visita pública, el presidente inauguró una escuela en Dajla, y hoy ha cerrado su gira con la inauguración de la primera universidad en los campamentos de Tindouf.

Desde hace unos cuántos años se han empezado a desarrollar programas de educación superior en los campamentos. Hasta entonces, el bachillerato y los estudios universitarios se hacían en Argelia o fuera del país. Pero cuando miran hacia el futuro, estos jóvenes con un elevado nivel educativo ven cómo sus oportunidades están fuertemente limitadas. La frustración y la incertidumbre invaden a Boba Mohamed Ali, profesora y refugiada en Dajla. "Estamos hartos de vivir en el campamento, queremos estar en nuestra patria. Nuestra casa está ocupada y tenemos que vivir en casas de barro, que hay que reconstruir cada dos años después de las fuertes lluvias", lamenta Mohamed Ali. "Confío en nuestros soldados y el presidente Gali para liderar la lucha de liberación de los territorios saharauis", dice con vehemencia, repitiendo el mismo discurso aprendido.

A los más de 173.000 refugiados –según Acnur– esparcidos por las cinco provincias (wilayat) se les suman ahora los 12.000 residentes de los territorios liberados, que han huido desde la ruptura del alto el fuego. La numerosa familia de Jarba Khatri, dedicada, como la mayoría, al pasto trashumante, huyó hace cinco meses de Bir Lehlu y recorrió 300 kilómetros a camello hasta llegar a los campamentos de Tindouf. Ahora son doblemente refugiados.

stats