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Dos grandes murallas verdes para parar la desertificación del planeta

China ya ha plantado 66.000 millones de árboles para frenar el avance del desierto de Gobi y ahora África, con el apoyo de la ONU, quiere cultivar la estructura viva más larga del mundo. Dos proyectos verdes monumentales para los dos continentes donde más avanza la desertificación

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Una mujer protegiéndose de los fuertes vientos durante una tormenta de arena el 15 de marzo del 2021 en Pekín. La capital china y la zona norte del país recibieron lunes una tormenta de arena que disparó los índices de calidad del aire de PM 2,5 y PM 10 a miles y obligó a cancelar quieres.

La muralla verde de China

Three-North Shelter Forest Program

La desertificación es un proceso de degradación de la tierra –que se vuelve infértil– que hace años que crece en todo el mundo por causas climáticas y por efecto directo de la acción humana, como la deforestación, el pasto y otras prácticas que agotan los recursos hídricos. En lugares como China, sin embargo, la desertificación implica también literalmente el adelanto del desierto, que se come terreno año tras año. El desierto de Gobi se acerca cada vez más a Pekín y contribuye a generar tormentas de arena cada vez más intensas sobre la capital china, que dejan imágenes apocalípticas como las del 15 de marzo, con cielos naranjas y una polución que supera hasta 160 veces los límites recomendados para la salud.

Cerca del 28% de la superficie de China es desierto y el gobierno chino hace años que entrega una batalla para evitar que esta cifra siga subiendo. Para frenar el adelanto del desierto de Gobi, China puso en marcha ya en 1978 su proyecto de Gran Muralla Verde: una barrera de árboles que cuando esté acabada, en 2050, medirá 4.500 kilómetros de largo. Recorrerá todo el norte de China, cerca de la frontera con Mongolia, desde la provincia china más al este, Heilongjiang, hasta la más occidental, Xinjiang. Hasta ahora ya se han plantado 66.000 millones de árboles de los 88.000 millones previstos.

Variación media anual en la zona verde

Los resultados de esta obra ingente ya son visibles desde los satélites de la NASA, que calcula que un cuarto de la nueva superficie verde que el planeta gana cada año se planta en China: es el país que más aforesta del mundo. En 40 años China ha cultivado 30 millones de hectáreas de bosque, cosa que ha hecho subir del 5% al 13% el área verde del país. Cuando esté acabada, la Gran Muralla Verde china habrá hecho crecer los bosques del mundo un 10%.

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La muralla verde de África

The Great Green Wall, en la zona de Sahel

Al megaproyecto chino le ha salido un potente competidor, la Gran Muralla Verde de África, que quiere frenar el avance del desierto del Sáhara, el más grande del mundo. El objetivo es plantar árboles a lo largo de 8.000 kilómetros de un extremo al otro (de este a oeste) del continente africano, pasando por 11 países diferentes. Si se llega a completar sería la estructura viva más larga del planeta, tres veces más que la Gran Barrera de Coral.

Imagen de satélite donde se ve claramente la gran extensión del desierto del Sáhara.

El proyecto se puso en marcha en 2007 y ya ha avanzado en un 15%, pero ha sido en los últimos meses que ha cogido impulso y se ha reconvertido en una iniciativa más holística, que busca devolver vida a zonas de tierra desertificadas y a la vez contribuir a la seguridad alimentaria de millones de personas y ofrecer trabajo a millones más. Para hacerlo realidad se han unido la ONU, la Unión Africana, la UE, el Banco Mundial y la FAO, entre otros organismos. El impulso definitivo salió de la cumbre One Planet, impulsada por el presidente de Francia, Emmanuel Macron, el 11 de enero de 2021. Ahí se consiguieron compromisos de donación por valor de 14.300 millones de euros hasta 2025. Pero se calcula que hacen falta unos 27.000 millones de euros hasta 2030 para poder recuperar 100 millones de hectáreas de superficie desertificada, con una extensión natural (no solo árboles) que capturaría 250 millones de toneladas de carbono y crearía a la vez 10 millones de puestos de trabajo.

Un hombre andando  por una carretera a través del desierto en Mauritania, entre la capital, Nouakchott, y la ciudad comercial de la costa de Nouadhibou.

En Sahel, una de las regiones del planeta más afectadas por la crisis climática, esta Gran Muralla Verde quiere combatir a la vez la gran emergencia global y otras que azotan África, como el hambre, los conflictos y las migraciones.

Infografía en el papel del ARA Diumenge

Mockup MurallesVerdes

Fuentes: NASA, FAO, USGS y elaboración propia

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