La invasión total de Ucrania pasa por Lukashenko

Bielorrusia aprobará una reforma para poder albergar armas nucleares rusas

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Alexander Lukaixenko con Vladímir Putin este viernes en Moscú.

MoscúBielorrusia es un cómplice necesario, casi esencial, para la invasión rusa. Y podría implicarse todavía más en los asuntos de su vecino, siempre siguiendo los dictados del Kremlin. Uno de los principales puntos de las enmiendas sometidas a votación en el referéndum constitucional que se ha celebrado este domingo en Minsk es abolir el apartado que define las tierras de Aleksandr Lukashenko como país “libre de armas nucleares”. Esto supone que a partir de la implementación de esta nueva Constitución, se podrían desplegar proyectiles nucleares rusos en el territorio. Pero mientras este domingo se votaba este referéndum, a nadie se le escapaba que Bielorrusia ya hace días –y meses– que tiene un papel activo en la invasión rusa sobre Ucrania lanzada por Vladímir Putin.

Cerca de 30.000 soldados rusos se han desplegado allí, en la frontera bielorrusa con Ucrania, donde en teoría fueron para hacer maniobras. El tiempo ha demostrado que la ofensiva norte, que ha conquistado Chernóbil y ahora amenaza Kiev, ha salido en parte de este país. Muchos de los aviones rusos que bombardean Ucrania despegan desde tierras bielorrusas. También despegan misiles. Y se teme que pronto las fuerzas armadas bielorrusas empiecen a atacar Ucrania, como se especula que ya lo están haciendo las tropas de Chechenia. Hace unos años, Aleksandr Lukashenko aseguró ante el periodista ucraniano Dmitri Gordon que nunca soldados rusos atacarían Ucrania a través de Bielorrusia.

Pero Lukashenko tiene una deuda muy grande con Putin, a quien ha denominado en más de una ocasión “germano mayor”. Su futuro al frente del gobierno de Minsk, de hecho, depende en gran parte de lo que se decida desde Moscú. Ante las protestas del 2020 contra el líder bielorruso, después de unas elecciones tildadas por la oposición de fraudulentas, el apoyo ruso fue imprescindible para aguantar su régimen. Tanto el rechazo de Occidente como la presión interna fueron paliadas por Moscú, y Lukashenko se endeudó todavía más con Putin.

Un militar ucraniano y su perro se encuentran en una posición mirando el humo de un depósito de almacenamiento de petróleo quemado después del ataque de un misil ruso cerca de Kiev, Ucrania, el 27 de febrero de 2022.

"Modo especial de combate"

Minsk también ha querido ser, una vez más, parte activa de las negociaciones de paz. Ya anteriormente se firmaron los Acuerdos de Minsk I y II, a pesar de que esta vez se reunirán en la frontera con Ucrania. Zelenski había rehusado hacerlo en la capital bielorrusa, puesto que no la considera un terreno neutral y temía por la integridad de sus representantes.

Lukashenko, igual que Putin, también está vendiendo su propia visión de lo que pasa en Ucrania. Si Putin obliga a los medios de comunicación rusos a obviar la palabra "guerra" y optar por "operación militar especial", Lukashenko ha hecho una petición a las empresas estatales: que obliguen a sus trabajadores a firmar documentos donde se comprometen a no hablar de la guerra, ni siquiera en casa. Cualquier manifestación en contra de la invasión en Ucrania es reprimida con fuerza y violencia por parte de las autoridades bielorrusas.

En Occidente preocupa que, a raíz del referéndum, Rusia pueda desplegar misiles nucleares y otras armas en territorio bielorruso. Lukashenko ya había planteado esta medida en alguna ocasión, pero hasta ahora había sido rechazada por el Kremlin. Pero ahora el contexto es totalmente diferente, y más después de que este domingo haya activado "en modo especial de combate" su arsenal nuclear. Se tendrá que esperar algunos días para conocer el resultado de la votación, pero, bajo el régimen de Lukashenko, lo que dirán las urnas es totalmente previsible. Saldrá el , la opción que defiende el presidente.

Más Lukashenko

Mientras tanto, entre las enmiendas que los bielorrusos podrán votar, sin observadores, hay otros puntos importantes. Sobre todo, alargar todavía más el tiempo de reinado de Aleksandr Lukashenko, que acumula casi 28 años en el poder. La nueva Constitución, pues, le dará margen para poder gobernar, como mínimo, hasta el 2035. A pesar de que se mantiene la limitación de mandatos, se reinicia la cuenta; por lo tanto, se podría presentar de nuevo a los comicios presidenciales del 2025 y 2030.

Y cualquiera que quiera competir con el líder bielorruso, tendrá que cumplir unos requisitos: no puede haber vivido temporalmente en el extranjero. Así quedan fuera opositores como Svetlana Tijanóvskaya, que vive en Lituania, Valery y Veronika Tsepkalo, Pavel Latushka (Polonia) y Svetlana Aleksiévich, que se encuentra en Alemania. Así, la mayor parte de la oposición no podrá presentarse a las próximas elecciones, puesto que a los otros nombres conocidos por su papel contra el autócrata bielorruso se suman los encarcelados Víktor Babriko (pena de 15 años de prisión por fraude fiscal), Serguéi Tsijanovski (18 años de prisión para “incitar a disturbios”) y Roman Protasévich (arresto domiciliario). 

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