Próximo Oriente

Israel ultima un gobierno anti-Netanyahu

La medianoche del miércoles expira el plazo para formar una coalición alternativa

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Naftali Bennet y Yair Lapid

BarcelonaLos pasillos sacan humo con las negociaciones in extremis en Israel para formar una coalición de gobierno que bien se podría bautizar como un todos contra Netanyahu. Lo único que comparten los siete partidos que ultiman un acuerdo a contrarreloj antes de que se agote el plazo legal este miércoles a la medianoche es la voluntad de acabar con el primer ministro, en el poder desde que ganó las elecciones de 2009. Y por eso tienen que evitar que el país se aboque a las quintas elecciones en cuatro años, unos comicios en los que Benjamin Netanyahu podría capitalizar la última ofensiva sobre Gaza y la represión de los palestinos de Jerusalén.

El domingo por la noche la oposición anunció un principio de acuerdo que si finalmente se concreta dará pie al gobierno más contradictorio de la historia del país y probablemente del mundo: una amalgama desde el centroizquierda hasta la ultraderecha israelí que también podría incluir a los islamistas palestinos de Raam. Según el acuerdo anunciado entre las dos principales formaciones, el multimillonario Naftali Bennett, jefe del partido Yamina, de signo religioso y conservador y con una base electoral entre los colonos de los territorios ocupados, se sentaría en primer lugar en la silla de primer ministro. A media legislatura pasaría el turno a Yair Lapid, líder de Hay Futuro, que quedó en segundo lugar en los últimos comicios. Lapid, un expresentador de televisión también millonario, es igualmente conservador, aunque más moderado que Bennett.

Pero echar a Netanyahu no es sinónimo ni de un gobierno más a la izquierda ni menos agresivo con los palestinos. Según informan los medios israelíes que siguen la última hora de las negociaciones, la ultraderecha judía dominará seis de los diez miembros del gabinete de seguridad, el núcleo duro del gobierno. Además de Bennet estarán Avigdor Lieberman y Gideon Saar, ambos a la derecha del Likud, el partido del hasta ahora primer ministro; unos nombres que anulan cualquier posibilidad de reactivar un proceso de diálogo con los palestinos. "Ideológicamente es un gobierno extremadamente diverso, y le costará mantenerse unido. Pero los ministros que ocupan el centro de gravedad son más de derechas que Netanyahu", explica al ARA Hugh Lovatt, investigador del ECFR. "Los ultraortodoxos no participarán en el gobierno, pero estará políticamente más escorado a la derecha", añade Lovatt. El clima político está muy enrarecido y algunos líderes ya necesitan protección policial debido a las amenazas de sectores judíos ultras.

Para Lovatt, la integración de los islamistas palestinos de Raam con la ultraderecha israelí dice mucho del momento político que vive Israel: "Fue el propio Netanyahu quien legitimó el acuerdo político con estos grupos palestinos, entre los cuales, por otro lado, se ha impuesto el pragmatismo", apunta.

Manifestantes en Tel Aviv en apoyo al gobierno Bennet-Lapid.

Netanyahu persistirá

Tampoco se tiene que pensar que este es el final político de Netanyahu. Si el acuerdo se acaba consumando, puede mantenerse todavía como líder de la oposición, a la espera de que el gobierno de coalición cometa un error o acabe saltando por los aires por cualquier pequeño detalle. "Sempre es arriesgado apostar contra Netanyahu, que hasta ahora ha salido de todas las situaciones aparentemente sin salida. Quizás perderá el gobierno, pero no dejará la política. Todavía no le ha llegado el game over", dice el analista desde Londres.

Por ahora, mientras continúa un movimiento de fondo que ha unificado a los palestinos de los territorios ocupados con los que viven dentro de Israel como ciudadanos de segunda, la única posibilidad de reactivar un proceso de diálogo con la autoridad palestina pasaría por una fuerte presión por parte de los Estados Unidos, en primer lugar. "Biden ha tenido una posición complicada porque no quería romper la relación estratégica con Israel, pero dentro de su propio partido le reclamaban una posición más dura [contra los bombardeos en Gaza y la represión en Jerusalén]", explica Eduard Soler. "Pero Netanyahu se había posicionado demasiado a favor de Trump y los republicanos, de forma que el nuevo gobierno tendrá más apoyo de Biden, aunque le habría ido mejor que Lapid fuera primer ministro".

El otro gran dossier abierto es el de las negociaciones para rescatar el acuerdo nuclear con Irán que Trump abandonó, y que Netanyahu se había dedicado a torpedinar de manera casi obsesiva. Soler advierte que "con el nuevo gobierno israelí, la Unión Europea y los Estados Unidos intentarán impulsar el acuerdo con Teherán antes de que las elecciones iraníes del 18 de junio den la victoria a los sectores más conservadores" del régimen de los ayatolás.

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