Reino Unido

Keir Starmer acaba con el oasis estival de los británicos y confirma un "presupuesto doloroso" para octubre

El 'premier' rompe el sueño de una noche de verano laborista y aterriza a los británicos en la dura realidad

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El primer ministro británico, esta mañana del martes, en el Jardín de la Rosa de downing Street.

LondresLa felicidad completa es imposible en Reino Unido. Ni siquiera para los seguidores de Oasis. Porque el mismo día en que los malovenidos hermanos Gallagher de Manchester han anunciado el regreso a los escenarios para el 2025 quince años después de que se lanzaran los platos por la cabeza, el primer ministro, Keir Starmer, ha advertido a los británicos de que "las cosas irán mucho peor antes de mejorar". Starmer les ha hecho aterrizar en su dura realidad con un discurso muy teatralizado, desde un lugar especialmente simbólico: el Jardín de la Rosa de Downing Street, escenario de las fiestas del Partygate durante los confinamientos de la cóvido, pero también el mismo decorado en el que David Cameron y Nick Clegg inauguraron su gobierno de coalición en la primavera del 2010. También fue allí donde Cameron, Clegg y Barack Obama sirvieron hamburguesas en mangas de camisa y delantales a un selecto grupo de invitados en una de las primeras visitas del entonces presidente de Estados Unidos a Londres.

Eran otros tiempos, pero, a pesar de las dificultades y la austeridad, la memoria de la cool Britannia –la de Oasis, Pulp y tantos otros–, y el Nuevo Laborismo de Tony Blair no había quedado enterrada completamente por la crazy Britannia del Brexit, de Boris Johnson, de Liz Truss y de tantos otros, también.

Starmer, en todo caso, la ha borrado de una manchada con unas pocas frases, en especial cuando ha advertido que el inminente "presupuesto de octubre será doloroso", y que aquellos con más posibilidades –"con unos hombros más anchos”– tendrán que pagar más por equilibrar las cuentas. "No tenemos más remedio, dada la situación en la que nos encontramos", ha insistido.

Los conservadores, aún sin líder, acusan a Downing Street de traicionar las promesas electorales, entre otras, de no subir impuestos, y más con una economía que, aunque muy poco, muestra síntomas de crecimiento. Hasta ahora, todo el mundo había jugado al gato y el ratón. Porque las palabras de Starmer son la confirmación de lo que ya se sabía antes de las elecciones, pero que nadie se atrevía a confesar. ¿Deshonestidad? ¿Realismo? ¿Política ficción? Es difícil aceptar lo que ha dicho el premier, que "las cosas no serán como antes", justamente porque ha hecho lo mismo que hacían y han hecho hasta ahora los de antes.

¿Cuál es exactamente la situación económica del país? Starmer ha vuelto a denunciar un agujero en las cuentas públicas con las que se ha encontrado su ejecutivo en el momento de tomar el poder, a primeros de julio. Un agujero de 22.000 millones de libras, del que "ni siquiera tenía conocimiento la Oficina de Responsabilidad Presupuestaria [que se ocupa de fiscalizar los libros del Tesoro] porque el gobierno [conservador] lo había ocultado".

El lenguaje empleado ha sido muy directo y duro. Y ha utilizado la palabra "podrido" en numerosas ocasiones. Una podredumbre que no sólo afecta a la economía –después de catorce años de gestión tory–, sino también la sociedad, "profundamente insalubre". Se refería en este punto a los disturbios vividos durante los primeros días de agosto, cuando "una minoría insensata de pinchos" pensaba que podría salirse con la suya debido a un "sistema de justicia roto". Otra referencia a la herencia del anterior gobierno, con un colapso prácticamente total de las prisiones, que ha obligado a la excarcelación de convictos antes de que cumplieran la totalidad de la pena, siempre que hubieran superado el 40%.

En poco más de veinte minutos, Keir Starmer ha preparado este martes el terreno para las impopulares decisiones que deberá tomar en las próximas semanas. Y lo hace al inicio de su mandato porque confía en revertir la situación y en cinco años la opinión pública haya perdonado su traición. Falta mucho por aclarar, sin embargo. ¿Quién y cómo tomará una factura impositiva mucho más elevada?

Porque la ministra del Tesoro, Rachel Reeves, ha descartado el aumento del impuesto sobre la renta, del IVA y de la seguridad social. Cómo conseguir más dinero sin destruir aún más los servicios públicos, es una de las grandes preguntas que sobrevolará la aldea de Westminster en los próximos meses.

Starmer, pues, se ha quitado los guantes y con la mano plana ha despertado a la población. De alguna forma, como Noel Gallagher describía la lucha contra las promesas incumplidas en la canción Cast No Shadow, del álbum (What's the Story) Morning Glory?, de 1995, un homenaje a su amigo Richard Ashcroft, cantante de The Verve. Una letra que parece recoger el estado de ánimo de alguien hundido bajo el peso de la insoslayable realidad.

Oasis, sí, regresa el verano del 2025. Starmer tiene hasta el del 2029 para cumplir su palabra y que el crecimiento económico sea una certeza, y no una ilusión. De momento, sin embargo, ninguna gran diferencia con los tories, ni siquiera en la música. Porque en el 2010 David Cameron también pintó un paisaje dramático y también dijo que "todos estamos juntos en esto". Más o menos, como el nuevo primer ministro laborista.

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