Macron cambia a escondidas el color de la bandera francesa para hacerla más patriótica

La nueva bandera tricolor tiene el azul más oscuro, el mismo que tenía en sus orígenes

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Bandera nacional francesa en la torre Eiffel de fondo en París, Francia

ParísNadie se había dado cuenta, pero desde el verano de 2020 el color azul de las banderas francesas que ondean en el Elíseo y en otros edificios oficiales de la capital francesa es más oscuro. El presidente de Francia, Emmanuel Macron, decidió unilateralmente hace tres años, sin consultarlo ni hacerlo público, que el azul de la bandera volviera a sus orígenes. La bandera tricolor –azul, roja y blanca– históricamente era del azul oscuro que ha recuperado Macron, pero en 1976 el entonces presidente de la República, Valéry Giscard de Estaing, decidió poner un azul más claro, más próximo al tono azul de la bandera comunitaria, en un pequeño homenaje a Europa. 

Por increíble que parezca, durante un año y medio el cambio había pasado desapercibido. De hecho, desde 2018 en algunas alocuciones del presidente desde su despacho ya estaba la bandera con el azul oscuro. Un libro publicado en septiembre por dos periodistas sobre las cosas que pasan en el Elíseo de puertas para dentro, Elysée confidentiel, destapaba el secreto, pero ningún medio hizo eco de ello. Hasta esta semana, cuando Europe1 le ha dedicado un reportaje y el tema se ha hecho tan viral que el Elíseo ha tenido que salir a confirmar –en privado– la noticia y a dar explicaciones. Según fuentes próximas al presidente, Macron ha querido recuperar uno de los símbolos de la Revolución Francesa y rendir homenaje a los protagonistas de la historia del país. 

La bandera nació durante esta etapa clave de la historia de Francia: en 1794 se establecía la bandera tricolor como símbolo de unión del color del rey (blanco) y de los de la ciudad de París (azul y rojo). El azul de aquella bandera era oscuro, y es el que ahora ha recuperado Emmanuel Macron. “No hay una guerra de azules, no tiene ningún sentido”, afirman las fuentes del Elíseo citadas por diferentes medios franceses. El entorno a Macron también niega que sea un gesto antieuropeo. De hecho, el presidente francés es uno de los líderes de la UE que más defienden el proyecto comunitario. A dos meses de asumir la presidencia rotatoria de la Unión, es difícil imaginar que el jefe de estado francés quiera provocar alguna polémica con Bruselas. Además, las banderas que se han modificado son las de los edificios oficiales más importantes y ha tenido un presupuesto ajustado. No está previsto, por ahora, obligar a cambiar todas las banderas oficiales.

Gesto político

La idea fue del escenógrafo del Elíseo, Arnauld Jolens, y el consejero de memoria, Bruno Roger Petit. Pero la decisión de cambiar el color de uno de los símbolos del país pertenece únicamente a Macron –la Constitución del país lo permite– y supone un nuevo gesto político de un presidente avezado a hacer política honorando el pasado y agrandando la historia del país. Francia es profundamente patriótica, y no solo lo es la derecha o la extrema derecha, sino que forma parte de la idiosincrasia del país. Es habitual que Macron acabe todos sus discursos con un “Vive la France! Vive la Republique!” y la bandera oficial está en todos los edificios públicos, incluyendo las escuelas. 

Desde su llegada al poder, conmemorar la historia del país con todos los honores ha sido una manera de hacer política para Emmanuel Macron. Desde el Elíseo explican que el color azul marino de la bandera “evoca el imaginario de los Voluntarios del Año II, los poilus de 1914 y los compagnons de la Liberación de la Francia Libre”, en alusión a la Primera Guerra Mundial y a los combatientes que liberaron Francia a las órdenes de Charles de Gaulle durante la Segunda Guerra Mundial. 

En Francia los símbolos son de gran importancia, pero no intocables. Giscard de Estaing, el mismo presidente que hizo más claro el azul de la bandera, también decidió en 1974 retardar oficialmente el ritmo del himno nacional, La marsellesa. El cambio no acabó de funcionar, porque años después François Miterrand restituyó la versión antigua. 

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