Sin Merkel, los conservadores han perdido el rumbo
El candidato Laschet, principal motivo de la debacle electoral, quiere seguir liderando la CDU
El aún presidente de la región de Renania del Norte-Westfalia y candidato de la CDU/CSU en las elecciones del pasado domingo, Armin Laschet, no sabe perder. Se resiste a admitir que el ganador es el socialdemócrata Olaf Scholz (SPD), que hoy por hoy es quien está mejor posicionado para encabezar la coalición que acabe gobernando la Alemania pos-Merkel. Laschet se hace el sordo ante los sondeos del instituto demoscópico Civey, que apuntan que un 51% de los alemanes quieren que deje de liderar la CDU. Entre los militantes conservadores, la cifra llega al 70%. Parece claro que el factor Laschet ha sido decisivo para la rotunda bajada de los conservadores en las urnas federales: un 24,1% de los votos, la peor cifra de su historia, y 8,9 puntos menos que en 2017.
Las imágenes tienen a menudo más fuerza que las palabras. Este también podría ser un titular para Laschet, que cometió el error de dejarse fotografiar riendo cuando visitaba zonas devastadas por las riadas en la región que preside en el oeste. Lo caracteriza el buen humor y el hecho de ser emocional, pero en aquel momento realmente no tocaba sonreír. Y tan tocada quedó su candidatura para suceder a la canciller Angela Merkel que ya no consiguió arreglarlo. Desde entonces, adoptó una estrategia de campaña de confrontación con la líder ecologista, Annalena Baerbock, que los medios habían elevado y que durante los primeros meses de su candidatura apuntaba a tener opciones. Este enfrentamiento tan directo entre conservadores y verdes acabó beneficiando al tranquilo, experimentado y pragmático Olaf Scholz.
Si al final los resultados de la CDU/CSU han sido mejores de lo que auguraban los sondeos es gracias al esprint final de campaña, en el que Merkel y el presidente de la CDU y de la región de Baviera, Markus Söder, lo cogieron de la mano y lo promovieron directamente. Los conservadores de carné votaron a Laschet y la CDU con los dedos cruzados y apretando los dientes. Pero solo con los conservadores de siempre no ha sido suficiente.
Durante dieciséis años, Merkel ha sido el imán de votantes conservadores y otros partidos porque, a pesar de tener el carné de la CDU, incorporaba toques ecologistas y, sobre todo, socialdemócratas, y también porque un número importante de alemanes no ligados a ningún partido votan a la persona. Y en esta campaña, el socialdemócrata auténtico y el que mejor campaña personal ha hecho ha sido Scholz, que se ha presentado como la copia más fiel de la canciller.
Desunión en la CDU/CSU
Más allá de la desafortunada foto durante las riadas, el anuncio de la candidatura de Laschet llegó sin el colchón de los partidos CDU/CSU. Enemistades y diversidad de puntos de vista, por ejemplo con Friedrich Merz o con el propio Söder, no se escondieron. Y, si el partido está abiertamente dividido, no gana. Este martes, cuando los conservadores tenían que elegir quién encabezaba la fracción parlamentaria, han vuelto a dar una muestra de desunión. El mismo problema tienen los socialdemócratas, pero el efecto Scholz lo ha sabido tapar. Dieciséis años de Merkel han dejado una CDU/CSU más moderada de lo que muchos de su partido querrían.
“El desastre de la CDU/CSU no solo es responsabilidad de Laschet, sino también de Merkel, que en los últimos años no se ha dedicado al partido, sino a ella. No había amor entre Merkel y la CDU/CSU“, analiza el politólogo Uwe Jun en conversación con corresponsales en Berlín, y añade que la canciller habría tenido que preparar al candidato desde hace meses. Desde la crisis migratoria del 2015, las dos alas del partido han quedado más que patentes y no se han vuelto a encontrar nunca. Muchos votantes de la CDU se han acostumbrado a la moderación conservadora de Merkel. Si Laschet deja de liderar el partido habrá que tenerlo en cuenta o buscar un candidato del ala derecha que tenga el suficiente carisma para volverlos a convencer. “La CDU/CSU tiene que desarrollar una identidad conjunta; si no, no ganarán", añade Jun.
Bajada de votos en el este
Los conservadores alemanes tienen además un gran problema en el este, donde han perdido muchos votos; igual que los Verdes y el FDP, partidos fundados en el oeste que no arraigan en las regiones orientales. Este es uno de los factores que explican por qué los votos van hacia la ultraderecha, la AfD. Fue en el este donde Merkel perdió a su sucesora preferida, Annegret Kramp-Karrenbauer, la ministra de Defensa en el último mandato y quien a principios de 2020 dejó el lugar de líder del partido y desestimó optar a la candidatura de canciller.
La CDU no convence entre las nuevas generaciones: igual que con el SPD, los nuevos votantes y los más jóvenes eligen a liberales o ecologistas, pero no a los partidos tradicionales. Alemania es un país envejecido con, por ahora, la mayor parte de la población entre 60 y 69 años, seguida de los de entre 30 y 39. Con el nuevo reparto de escaños en el Bundestag, con más representación socialdemócrata, ecologista y liberal, entrarán más diputados de origen no alemán, mujeres, jóvenes, personas del este del país y con orientación sexual diversa.