Militares y un millar de civiles resisten en el último reducto de Mariupol
Lavrov confirma la "nueva fase de la operación militar rusa" con la ofensiva sobre el Donbás
El símbolo de la resiliencia ucraniana se llama hoy Azovstal. Después de mes y medio de asedio implacable, con bombardeos indiscriminados sobre escuelas, hospitales y refugios, Rusia ha destruido el 90% de Mariupol y ha conseguido controlar casi toda la ciudad, un enclave costero clave para dominar toda la salida al Mar de Azov y para unir el frente ruso del Donbás con Crimea. Pero hay un reducto que resiste. El complejo industrial de Azovstal, en la costa del sudeste de esta martirizada ciudad, es el único espacio de Mariupol donde ondea todavía la bandera ucraniana. Y es también donde este martes las tropas rusas soltaban toda su fuerza, con bombardeos y fuego de artillería.
El ejército ruso había dado un ultimátum a las fuerzas atrincheradas en la central siderúrgica –donde hay también centenares de civiles– y les dieron hasta el martes al mediodía (las once de la mañana catalanas) para "rendirse o morir". Aseguraban que habían abierto incluso un corredor para dejar salir a todos los que entregaran las armas. Pero horas después de cumplirse el plazo, las autoridades ucranianas informaban de una fuerte ofensiva sobre Azovstal. Uno de los asesores del alcalde de Mariupol, Petro Andriushchenko, que ya no está dentro de la ciudad, decía que las fuerzas del Kremlin "no solo están golpeando Azovstal con bombas sino también con artillería, tanques y continúan sus caóticos ataques hacia las áreas residenciales del distrito Livoberejni a lo largo de la línea del Meotidy Boulevard", en referencia al barrio residencial más al este del complejo siderúrgico.
El ejército ruso tiene seis batallones rodeando el complejo, y está decidido a hacerlo caer pronto. Pero no lo tendrá fácil. Bajo las fábricas siderúrgicas, un entramado de túneles y búnkeres construidos durante la Guerra Fría con el objetivo de proteger hasta 40.000 trabajadores en caso de un ataque nuclear, bajan hasta seis pisos bajo tierra, según varios medios anglosajones. Estos búnkeres y túneles, reforzados para resistir potentes ataques, dan refugio al menos a un millar de civiles, según las autoridades ucranianas, y a unos 2.500 soldados de la 36ª brigada marina ucraniana y del batallón Azov, la milicia ultraderechista que lucha con el ejército ucraniano.
En las redes sociales del batallón Azov y también de algunos miembros del gobierno ucraniano se publicó un vídeo con imágenes de niños y familias que presuntamente están refugiados en los búnkeres que hay debajo del complejo industrial de Azovstal. "Mirad las caras de estos niños, mañana podrían estar muertos. Ahora están en el búnker de Azovstal en Mariupol con sus padres. Putin ha dado órdenes de bombardearlos esta noche con bombas de 5 toneladas. Pedimos a Putin que deje marchar a los niños a un lugar seguro", decía en Twitter el lunes por la noche Anton Gerashchenko, asesor del ministerio del Interior de Ucrania.
Putin quiere que el 9 de mayo Mariupol esté "liberada"
Fuentes oficiales europeas dijeron a Reuters que Mariupol probablemente caerá "en los próximos días" porque el presidente ruso, Vladímir Putin, quiere que el día 9 de mayo, cuando se celebra el Día de la Victoria rusa sobre los nazis en 1945, Mariupol ya esté "liberada". "Lo que da miedo es que puede ser peor que Bucha", decían estas fuentes.
Pero mientras el pequeño reducto de Mariupol resiste, el gran frente de la guerra se sitúa unos kilómetros más al norte, en el Donbás, donde el lunes precisamente empezó la nueva gran ofensiva rusa. El ministro de Asuntos exteriores ruso, Serguéi Lavrov, ha confirmado este martes que Rusia da por iniciada "una nueva fase de esta operación" militar especial, que es como denomina Moscú la guerra. "Esta operación al este de Ucrania tiene como objetivo, tal como se anunció desde el principio, liberar completamente las repúblicas de Donetsk y Lugansk", ha dicho Lavrov en una entrevista a India Today, donde ha dicho que está "seguro que será un momento muy importante de toda esta operación especial".
La nueva ofensiva sobre el Donbás arrancó el lunes con la captura de la ciudad de Kreminna, de unos 18.000 habitantes, por parte de las tropas rusas. El control ruso de la localidad se ha confirmado este martes. Pero en este frente los ataques rusos se concentraban especialmente sobre Járkov, la segunda más grande de Ucrania, en el norte del Donbás, donde los bombardeos han dejado este martes varios civiles muertos. El alcalde de Járkov, Ihor Terejov, denunciaba que desde el domingo "ha habido bombardeos constantes sobre los distritos residenciales" de la ciudad. La ciudad sufre también un asedio continuado desde el inicio del conflicto, pero los ataques rusos sobre zonas civiles se han intensificado estos últimos días en el arranque de la nueva ofensiva en la región. Al menos tres personas murieron en los bombardeos este martes, según autoridades ucranianas, que ya advertían que el recuento era incompleto.