Las mujeres de Bélgica y del Reino Unido se quedan en casa para denunciar los abusos sexuales en el ocio nocturno

Los movimientos Girls Night In y Balance Ton Bar han surgido en respuesta a la inacción de los gobiernos

Unas chicas en un club nocturno de fiesta en una imagen de archivo
Mar Bermúdez i Jiménez
22/11/2021
4 min

BarcelonaLas mujeres en Bélgica y en el Reino Unido han dicho basta a la cultura del abuso sexual entorno al ocio nocturno y han boicoteado bares y clubes. En un movimiento que evoca al Me Too, las redes se han llenado de testimonios de víctimas con los hashtags #Girlsnightin (las mujeres se quedan en casa) en el Reino Unido y #Balancetonbar (denuncia tu bar) en Bélgica y algunas ciudades francesas. Entre la multitud de historias hay un modus operandi que destaca y que hasta ahora ha estado muy en la sombra por la complejidad que supone su detección. Se trata de lo que en el Reino Unido se conoce con el nombre de spiking y es la práctica abusiva de poner droga en la copa de una mujer y aprovechar cuando está bajo sus efectos para someterla a abusos. En el Reino Unido, además, se suma ahora una reinvención de la práctica: el needle spiking, que va un paso más allá y en vez de poner la sustancia en la bebida, directamente la inyectan a la víctima pinchándola sin que se dé cuenta.

#BalanceTonBar y #GirlsNightIn

En las últimas tres semanas numerosas mujeres belgas han denunciado ser víctimas de violencia sexual sometidas contra su voluntad a los efectos del GHB, una droga conocida como "la droga del violador" que es un depresor del sistema nervioso. En solo una semana ya había más de 200 casos descritos en las redes y actualmente son más de un millar. El golpe sobre la mesa de las mujeres responde a la inacción de los establecimientos y la falta de respuesta de las autoridades policiales y del gobierno.

Esta misma razón ha llevado a las jóvenes británicas a denunciar la pasividad ante su seguridad al salir de fiesta. Y es que las alarmas han saltado en el Reino Unido por un incremento "preocupante", tal como lo ha calificado el jefe de la Policía Nacional. La policía de Sussex declaró que tenía numerosas denuncias de "personas que se habían encontrado mal durante o después de una noche de fiesta, y algunas se encontraban marcas de punzadas en el cuerpo". Desde pérdidas de conciencia y mareos hasta marcas de punzadas encontradas al día siguiente por la mañana, lagunas mentales y recuerdos espeluznantes son algunos de los testimonios. Los clubes nocturnos tampoco asumen responsabilidades.

Mientras que en el caso belga el movimiento explotó el 10 de octubre cuando varias jóvenes denunciaron haber sido drogadas y violadas por un camarero de un bar de una zona frecuentada por universitarios, en el Reino Unido también fueron diferentes campus universitarios del país los que empezaron a organizar un boicot a los clubes nocturnos para forzarlos a repensar las medidas de seguridad. El boicot fue acompañado de manifestaciones donde se podían leer eslóganes como: Girls just wanna have fun, not get spiked (las mujeres solo se lo quieren pasar bien, no ser drogadas).

El número de violaciones en Inglaterra y Gales en el último año ha sido "el más alto que se ha registrado nunca". Según un informe publicado por la Oficina Nacional de Estadística (ONS por las siglas en inglés) –que tiene en cuenta las denuncias a la policía hasta junio– las violaciones representaron el 37% (61.158 casos) de todos los delitos sexuales. Se trata de un aumento del 8% respecto al año anterior, y los meses entre abril y junio son los que presentan el crecimiento más elevado, del 19%, una cifra que supone el incremento trimestral más elevado de toda la serie registrada. La ONS asegura que el dato real de víctimas de violencia sexual es mucho más elevado que el de denuncias presentadas.

En cuanto a Bélgica, datos recogidos en un estudio conducido por diferentes universidades aseguran que el 81% de las mujeres entre los 16 y 69 años han sido víctimas de violencia sexual en algún momento de su vida. La web Violencessexuelles.be, además, expone que más del 90% de las agresiones y violaciones no se denuncian y muchas acaban sin sentencia por el agresor, especialmente las relacionadas con el GHB, puesto que la droga se elimina del cuerpo en unas 12 horas.

La respuesta de los gobiernos

Las jóvenes británicas crearon una petición popular para llevarla al Parlamento, bajo el título "Haced legal que los clubes nocturnos tengan que registrar meticulosamente a los asistentes antes de entrar". La petición recibió más de 172.000 firmas y el 8 de noviembre el Parlamento debatió la cuestión. Primero se emitió un comunicado oficial que aseguraba que "la ley existente ya permite tomar medidas para prevenir estos horribles delitos", y pocos días después, en el pleno la parlamentaria Rachel Maclean, del departamento de Presidencia, dejó claro que "el gobierno apoya a la puesta en marcha de iniciativas piloto para mejorar la seguridad de las mujeres en los espacios públicos nocturnos". Hay que recordar que no es el primer movimiento social dedicado a denunciar la violencia machista que tiene lugar en el Reino Unido este 2021. En el mes de marzo hubo un alud de denuncias de abusos en escuelas y universidades que generó un Me Too entre los centros educativos del país.

En Bélgica, la acumulación de casos forzó al gobierno federal a reunirse de urgencia con el ministro de Justicia y la ministra de Interior para analizar la situación.

Pero la inseguridad que sienten las mujeres va mucho más allá de ser drogadas. Según datos que publicó una investigación del Canal 4 (televisión británica de referencia), unos 2.000 policías del Reino Unido han sido acusados en algún momento de su trayectoria profesional de abusar de su poder para aprovecharse sexualmente de mujeres. La preocupación por esta realidad surgió a raíz del caso de Sarah Everard, que fue esposada, raptada, violada y asesinada por un policía.

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