Nuevas muertes de civiles elevan el llamamiento a investigar los "crímenes de guerra" de Putin

Fracasa por segunda vez el intento de abrir corredores humanitarios para los ciudadanos de dos ciudades asediadas en el sur del país

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Una familia muere mientras figien a Irpin, Ucrania

BarcelonaFamilias enteras intentando huir de la guerra bajo las bombas. Una mujer y sus dos hijos han muerto este domingo en Irpín, atrapados por el fuego ruso justo cuando intentaban huir de la pesadilla. Las imágenes de sus cuerpos sin vida extendidos en el suelo, junto a una maleta, es la última prueba sobrecogedora del sufrimiento de la sociedad ucraniana y de la barbarie de la invasión rusa. Irpín está a las afueras de Kiev, a unos 25 kilómetros al nordeste de la capital, una de las muchas zonas asediadas por las tropas rusas. Allí, decenas de civiles corrían este domingo para coger un autobús que les tenía que llevar fuera del país, con la ayuda de soldados ucranianos, pero el sonido de las bombas y del fuego de artillería les obligaba a tirarse al suelo para protegerse. Casi todos han conseguido subir al bus, pero al menos tres no han podido llegar.

Si el sábado por la noche las imágenes de un bebé de 18 meses muerto en Mariúpol golpeaban el mundo, este domingo la familia de Irpín encarnaba el horror de tantos y tantos civiles ucranianos atrapados todavía en el país, bajo bombardeos constantes y sin ninguna tregua. Porque el único intento de crear dos corredores humanitarios en el sur del país ha vuelto a fracasar este domingo: las bombas no han dejado de caer sobre Mariúpol y Volnovaja, haciendo totalmente imposible la evacuación de las dos poblaciones a las que se habían comprometido las fuerzas rusas. De nuevo, Moscú culpaba a los ucranianos del fracaso, pero Ucrania denunciaba que las tropas rusas no habían respetado en ningún momento el alto el fuego acordado.

"Hemos visto informaciones muy creíbles sobre ataques deliberados a civiles que podrían constituir crímenes de guerra", decía este domingo el secretario de Estado de EE.UU., Antony Blinken. Y las imágenes que llegaban del interior de Ucrania parecían corroborarlo. También la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, pedía en una entrevista en la CNN una investigación exhaustiva sobre "los posibles crímenes contra la humanidad" cometidos por Rusia en Ucrania. Incluso el papa Francisco ha querido intervenir para pedir que "pare" la "locura" de la guerra: "En Ucrania se están derramando ríos de sangre y lágrimas. Esto no es solo una operación militar, sino una guerra que crea muerte, destrucción y miseria".

La ONU confirma al menos 364 civiles muertos en Ucrania desde el inicio de la invasión rusa, el 24 de febrero, a pesar de que otras fuentes aportan cifras mucho más elevadas. Por su parte, las autoridades ucranianas han denunciado también este domingo que ya habían muerto 40 niños y 71 más habían resultado heridos, a pesar de que han advertido que la información podía ser incompleta por la dificultad de recoger todos los casos inmediatamente.

Luz verde para aviones de combate

Blinken ha explicado que su país ha dado “luz verde” al suministro de aviones de combate desde la OTAN a Ucrania y que están negociando alguna vía para que sea Polonia quien los envíe. EE.UU., dijo, están dispuestos a proveer a Varsovia de aviones militares para suplir los que envíe a Kiev. El mismo presidente del país, Volodímir Zelenski, había pedido estos aviones horas antes en un vídeo colgado en Telegram. Decía a la OTAN que, si no estaba dispuesta a establecer una zona de exclusión aérea sobre Ucrania para los aviones rusos, al menos le suministrara aviones de combate para poder enfrentarse a la fuerza aérea rusa. Pero Polonia, a primera hora de la mañana, había negado en Twitter que tuviera intención de hacerlo.

Zelenski también ha lanzado un llamamiento a la ciudadanía rusa, que este domingo se ha manifestado multitudinariamente contra la guerra. Más de 2.500 personas, de hecho, han sido detenidas en las protestas contra la invasión que se han hecho en 49 ciudades rusas y que han sido, en muchos casos, reprimidas brutalmente. "Esta es una lucha también por vuestro país, por vuestra libertad –les ha dicho Zelenski–; es una lucha entre la vida y la esclavitud". Dentro de Ucrania, en muchas ciudades ocupadas por los rusos también ha habido manifestaciones para mostrar el rechazo a la ocupación.

El ejército ucraniano continúa resistiendo mejor de lo que se esperaba en varios frentes. Empezando por la capital, donde los soldados habían desplegado estructuras antitanques y barricadas en las vías de entrada para intentar bloquear el paso de la infantería rusa. Zelenski aseguraba también que Járkov, Chernígov y Sumi, en el este, y Mikolaiv, en el sur, resistían todavía los embates del ejército ruso y continuaban bajo control ucraniano. Una nueva ronda de conversaciones entre Kiev y Moscú está prevista para mañana lunes, mientras seguían los contactos de alto nivel para intentar buscar una salida al conflicto. Este domingo el presidente francés, Emmanuel Macron, ha vuelto a hablar por teléfono con Putin, a quien ha reprochado el ataque a la planta nuclear de Zaporiyia, pero el líder ruso le ha respondido que fueron las fuerzas ucranianas las que pusieron en peligro la planta.

Un millón y medio de refugiados

Mientras tanto, ya son más de un millón y medio las personas que han salido de Ucrania huyendo de los combates, según datos actualizados este domingo mismo por la agencia de refugiados de la ONU. Y eso a pesar de los miles de ucranianos que no han conseguido todavía salir del país debido a los intensos ataques de las tropas rusas. Los ciudadanos de Mariúpol, ciudad costera clave para controlar la salida al Mar de Azov, han vuelto a ver con impotencia cómo fracasaba el intento de abrir un corredor humanitario para poder salir.

Las tropas rusas mantienen la ciudad totalmente rodeada. No han conseguido controlarla del todo, pero la tienen sometida a un martirio que va más allá de las bombas: se están agotando los alimentos y el agua y este domingo denunciaban también la destrucción de una cañería de combustible que conecta Donetsk con Mariúpol y que habría dejado más de 750.000 personas sin calefacción en toda la región, donde las temperaturas se acercan a los cero grados. Un convoy con ayuda humanitaria había salido de Zaporíyia hacia Mariúpol, la ruta que tenía que hacer de corredor humanitario, pero a última hora de la tarde todavía no había llegado a destino.

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