Oriente Próximo

Dos años sin justicia: la explosión del puerto sigue martirizando Beirut

El derrumbamiento de los silos restantes marca la conmemoración en un Líbano deprimido y ahogado

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BeirutLas voces por la memoria de las víctimas de la explosión del puerto de Beirut han vuelto a resonar en las calles del centro de la ciudad al paso de una comitiva de miles de libaneses que se han concentrado en el puerto para reclamar justicia. Dos años después de una de las tragedias más grandes de la historia del país del cedro, se abren nuevos interrogantes sobre el futuro del puerto en el que estallaron centenares de toneladas de nitrato de amonio que pusieron fin a la vida de 220 personas e hirieron a 7.000 más, además de destruir media ciudad. El trauma está muy vivo.

Desde entonces no se ha movido nada. La investigación interna sobre las causas que provocaron la explosión está paralizada desde diciembre de 2021, debido al boicot político al juez Tarek Bitar, que dirige el caso. Más de 25 recursos contra el juez para ser inhabilitado han entorpecido las indagaciones.

Durante el proceso judicial, el juez Bitar ha encontrado una obstrucción total de la justicia por parte de las autoridades libanesas. Desde negarse a declarar cada vez que se han citado altos cargos relacionados con el suceso del puerto hasta obstaculizar los arrestos y otorgar la inmunidad a los políticos procesados. La casta política del gobierno hace más de 30 años que está arraigada al poder, lo que le permite altas cotas de corrupción y despotismo a todos los niveles.

Una vez más, las organizaciones por los derechos humanos tanto locales como internacionales, además de los familiares de las víctimas de la explosión, han pedido una investigación internacional favorecida por la ONU porque se pueda hacer justicia. Pero estos llamamientos quedarán en nada. "En el Líbano no habrá justicia. El sistema judicial es muy débil y nunca podrá luchar contra la profunda corrupción política. Necesitamos una investigación internacional", advierte Mariana Fodoulian, representante de una de las asociaciones de familiares de las víctimas del puerto.

Justicia para las víctimas

Las obstrucciones a la investigación han provocado peleas internas entre los familiares y los han obligado a separarse en dos asociaciones que, como resultado, han debilitado la lucha por la justicia de las víctimas. Con motivo del segundo aniversario de la explosión, organizaciones por los derechos humanos locales e internacionales han pedido al Consejo de Derechos Humanos de la ONU una investigación internacional imparcial, puesto que se ha demostrado que no habrá justicia para las víctimas, como el padre de Tatiana.

Tatiana estaba con su madre, su hermana embarazada y su marido en su casa, en Sin El-Fil, cuando estalló el puerto de Beirut. Su padre trabajaba en el puerto, pero se suponía que no tenía que estar en el trabajo aquel día, puesto que anteriormente había cambiado su turno del 4 de agosto al fin de semana siguiente. Pero las cosas cambiaron para él. “A las 5.30 nos llamó y dijo que no vendría a casa a comer con nosotros porque por la noche llegaba un barco de trigo y tenía que estar allí. Nunca volvió”, explica al ARA Tatiana.

Imágenes de la explosión en el puerto de Beirut

No solo se reclama justicia para los libaneses que ya no están, sino también para aquellos que todavía sufren las secuelas de la explosión. Hussein Haidar vive ahora con una mano medio inutilizada, después de haber estado varios meses con sesiones de fisioterapia para recuperar un poco de movilidad. Todavía tiene clavado un trozo de vidrio en el ojo.

Haidar explica que el Gobierno cubrió al principio sus facturas del hospital, pero después lo tuvo que pagar todo. Haider fue capaz de superar psicológicamente el incidente, pero se ha dado por vencido con este Gobierno y su único deseo ahora es salir del país. La explosión del puerto de Beirut ha causado a la población libanesa un daño irreparable.

Colapso e inseguridad

Y este jueves, como una especie de metáfora de la negligencia del Gobierno por no haber podido proteger a sus ciudadanos y el puerto, los dañados silos del puerto empezaron a derrumbarse en vigilias del aniversario de la explosión. A medida que la gente avanzaba por la carretera del puerto para rendir homenaje a las víctimas, otro de los silos se derrumbaba ante sus ojos. El derrumbamiento de los silos de Beirut es la crónica de una muerte anunciada. Ya en el mes de abril el Gobierno aprobó un proyecto de ley para la demolición de los silos porque era peligroso mantener de pie esta enorme estructura de cemento armado dañada, pero se encontraron con el rechazo de los familiares de las víctimas y algunos parlamentarios que los apoyan que han impugnado la decisión. Desde mediados de julio, los silos han sufrido una serie de incendios no controlados por las altas temperaturas y la fermentación del grano que han debilitado la estructura.

El Líbano está sumido en la peor crisis económica de su historia, lo que ha llevado al Estado a la quiebra y a los libaneses a perder el 90% del valor de sus ingresos por la fulminante caída de la libra libanesa, que ya es papel mojado. Como consecuencia, más del 80% de la población vive en inseguridad alimentaria por la fuerte inflación y la reducción sistemática de alimentos subsidiados.

Precisamente, en los inutilizados silos de Beirut se guardaba el grano para alimentar el país. Aun así, la impune negligencia de sus gobernantes ha permitido mantener unos silos destruidos en peligro de colapso durante dos años sin prever qué hacer cuando se cortara el suministro de importación de grano.

Panorámica del puerto de Beirut después de la brutal explosión, ahora hace dos años.
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