El ejército de Israel se enreda en Gaza por la falta de planificación

Las tropas de Tel-Aviv han tenido que regresar varias veces a zonas de la Franja de donde se habían retirado previamente porque Hamás ha sido capaz de resurgir

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La estatua de Netanyahu, en el suelo.

El CairoA principios de abril, el ejército israelí anunció que su 98a división había concluido una misión en Khan Younis, una ciudad del sur de Gaza, y que abandonaría la Franja por un tiempo antes de afrontar nuevas operaciones militares. Un mes después, la unidad se estaba preparando para participar en el asalto de Rafah, la ciudad más al sur del territorio y donde se agolpa la mayoría de la población, que ha sido forzosamente desplazada en casi más de 7 meses de ofensiva. Pero los planes cambiaron abruptamente hace una semana.

El pasado domingo el ejército informó de que la división había sido enviada al otro extremo del enclave palestino, concretamente a Jabalia, una de las ciudades más septentrionales, después de que los servicios de inteligencia israelíes hubieran detectado que Hamás y otras facciones palestinas habían empezado a resurgir y restaurar su infraestructura.

El movimiento es, de hecho, un paso atrás. En diciembre el propio ejército israelí afirmaba que había derrotado a Hamás en el norte de Gaza, incluida Jabalia, que fue uno de los primeros puestos que invadieron. Cinco meses después, se vuelven a encontrar en el mismo sitio. Y aunque ya habían avanzado que realizarían incursiones como ésta, el nuevo asalto a Jabalia volvió a evidenciar las lagunas de la ofensiva en Gaza, la falta de planificación y la lejanía de una victoria total, lo que está generando una exasperación creciendo dentro y fuera del país.

Este miércoles el ministro de Defensa israelí, Yoav Gallant, reclamó a su primer ministro, Benjamin Netanyahu, que aclare que Israel no establecerá en Gaza ni un control civil ni un gobierno militar, y que planteará “inmediatamente una alternativa de gobierno en Hamás” porque “los logros de la guerra se están erosionando”. Netanyahu respondió rápidamente con un vídeo en las redes sociales, en el que reiteró que, mientras Hamás siga en pie, "ningún otro organismo entrará a gestionar los asuntos civiles" de la Franja.

La mayoría de tropas del ejército israelí se retiraron de Gaza en abril, y las que se quedaron se concentraron en un corredor que parte el territorio en dos. Esto ha permitido que Hamás y otras facciones palestinas, en uso de la extensa red de túneles bajo la Franja, hayan podido reorganizarse con cierto éxito en zonas donde el ejército de Israel se había retirado. Conscientes de la gran diferencia de capacidades militares, Hamás está apostando por una guerra de desgaste. Y se cree que, con sus acciones en el norte, también pretende evidenciar que Israel no logrará tampoco imponerse aunque lance un asalto a gran escala contra Rafah.

Además de Jabalia, hasta el miércoles el ejército israelí también estuvo operando en un barrio de la ciudad de Gaza, Zeitoun, por tercera vez desde febrero. Previamente, en la segunda mitad de marzo, Israel se había enfrentado a críticas similares cuando lanzó con el mismo pretexto un segundo asalto devastador en el principal hospital de la Franja, Al Shifa.

Cálculos políticos

Uno de los principales motivos tras la falta de planificación de Israel en Gaza más allá de la ofensiva estrictamente militar son los cálculos de Netanyahu, que muchos consideran que busca alargar la guerra y posponer un proceso político en lo posible para evitar un debate que muy probablemente dinamitaría su coalición de gobierno y le haría caer. En este sentido, el sector más ultraderechista del ejecutivo rechaza frontalmente cualquier acuerdo político con el pueblo palestino y aboga abiertamente por reocupar a Gaza.

Sin embargo, la presión sobre Netanyahu también está creciendo en varios frentes domésticos. Recientemente, altos cargos del ejército y de agencias de seguridad le han reprochado a Netanyahu que aún no haya definido un plan político para el día después en la Franja, aunque las críticas del ejército también han generado reprobación porque conocían la falta de estrategia cuando ordenaron el asalto a Gaza.

Aunque los niveles de aprobación de la ofensiva entre los israelíes se mantienen elevados, también está aumentando la presión sobre el gobierno de familiares de los rehenes retenidos por Hamás. A ellos se suman los padres de los soldados enviados a Rafah y en zonas como Jabalia, y miembros de la oposición que al inicio de la guerra accedieron a formar un gobierno unitario con Netanyahu y que se sienten cada vez más frustrados con su gestión del conflicto.

Desde el exterior, Estados Unidos también está pidiendo un plan en Tel-Aviv de forma cada vez más abierta. El presidente Joe Biden afirmó en una entrevista con la CNN la semana pasada que Israel “debe pensar en lo que sucederá cuando acabe” la ofensiva. Y el secretario de Estado, Antony Blinken, reiteró el miércoles desde Kiiv que "contar con un plan claro y concreto para el día de después del conflicto en Gaza" es una "necesidad imperiosa".

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