La presión interna y externa contra Netanyahu crece pero no le amenaza
Al primer ministro israelí se le han abierto múltiples frentes al gobierno, con la oposición y con la comunidad internacional
El CairoPasados seis meses desde el inicio de la ofensiva militar en Gaza, al primer ministro de Israel, Benjamin Netanyahu, se le multiplican los fuegos. En casa, el líder israelí se enfrenta a un creciente movimiento de protesta que exige elecciones anticipadas, la presión de las familias de los rehenes retenidos en la Franja y un gobierno copado por formaciones de extrema derecha que no quieren realizar ninguna concesión a Hamás. En el exterior, la comunidad internacional, incluidos sus más estrechos aliados, se muestra cada vez más crítica con su gestión de la guerra.
Los difíciles equilibrios que Netanyahu se ve obligado a hacer son en gran parte resultado de los objetivos que él marcó al lanzar la ofensiva a Gaza, y que, medio año después, no se han cumplido y parecen cada vez más incompatibles: destruir Hamás y liberar a los rehenes. Hasta ahora el ejército israelí ha sido muy efectivo para destruir la Franja y matar a miles de personas. Pero no ha podido liberar a los rehenes por la vía militar, que ha demostrado ser menos efectiva que la diplomática, y está muy lejos de derrotar por completo a Hamás.
En este contexto, el movimiento de oposición en Netanyahu ha ido tomando empuje, y en las últimas semanas ha organizado protestas cada vez más multitudinarias para exigir unas elecciones anticipadas y la priorización de un acuerdo con Hamás para liberar a los rehenes. Una de las claves que ha ayudado a catalizar las movilizaciones ha sido el acercamiento del movimiento de oposición a Netanyahu, anterior a la guerra, con las familias de los rehenes.
A principios de abril, el ex general Benny Gantz, líder de un partido de la oposición que entró en el gobierno a raíz de los ataques de octubre de Hamás, y que las encuestas sitúan como favorito si se celebran elecciones ahora, va pedir por primera vez convocar comicios anticipados en septiembre. Gantz lo justificó alegando que el anuncio de elecciones antes de cumplirse un año de guerra dejaría margen para avanzar con la ofensiva y evitaría una ruptura social.
Los miembros de extrema derecha del gobierno, sin embargo, han amenazado con derribar al ejecutivo si Netanyahu declara el fin de la ofensiva sin asaltar la ciudad de Rafah, la única que no ha sido invadida y donde se agolpa la mayoría de la población de Gaza. La presión de este sector, que a diferencia de Gantz derribaría al gobierno, ha incrementado esta semana, en paralelo a los rumores sobre avances en las negociaciones indirectas entre Israel y Hamás.
Otra fuente de problemas para Netanyahu es la polémica sobre la exención del servicio militar de los ultraortodoxos del país. Se trata de un debate enquistado que ha vuelto a primera línea a raíz de la ofensiva en Gaza y del plazo que tenía el ejecutivo, el 1 de abril, para regular el sistema de reclutamiento, que el Tribunal Supremo ha declarado discriminatorio . Parte del gobierno se opone a la exención, pero el ejecutivo también depende de dos partidos ultraortodoxos.
En el exterior, Estados Unidos está expresando cada vez más abiertamente sus desavenencias con la gestión de la campaña de Israel en Gaza. Y después de que el ejército israelí matara a siete cooperantes de la ONG World Central Kitchen a principios de abril, Biden exigió a Netanyahu medidas para paliar los daños civiles y la situación humanitaria en la Franja si no quería arriesgarse a una revisión de la política de Washington en Gaza, según la Casa Blanca.
En paralelo, la ofensiva de Israel está siendo investigada por el Tribunal Internacional de Justicia a raíz de la acusación de Suráfrica de estar cometiendo un genocidio. Y a finales de marzo el Consejo de Seguridad de la ONU adoptó una resolución que exigía una tregua a Gaza que Tel-Aviv no ha respetado. Israel también ha recibido avisos del Tribunal Penal Internacional.
"El mago" resiste
A pesar de todos estos frentes abiertos, muchos analistas consideran que la situación todavía no se ha degenerado lo suficiente para que la posición de Netanyahu, conocido como “el mago” por sus dotes políticas, esté en peligro. En este sentido, los partidos ultras del ejecutivo no han dado señales claras de estar dispuestos a hacer colapsar al ejecutivo pese a las amenazas que han enviado últimamente, y unos comicios anticipados también pondrían en riesgo su posición.
“Quieren demostrar que son ideológicamente sólidos y quieren que sus votantes vean que están dispuestos a renunciar al poder por la verdad. Pero nada ganarían [de unos comicios anticipados] y realmente dudo que lo hagan, pero tienen Netanyahu bien apretado”, dice en conversación con el ARA el comentarista y analista político israelí Ori Goldberg.
Asimismo, las protestas contra el gobierno que están teniendo lugar todavía están lejos de suponer un desafío como el que representaron antes de la guerra las masivas movilizaciones contra los planes del ejecutivo de debilitar al poder judicial. Y se considera que la mayoría de israelíes siguen apoyando la guerra contra Gaza que mantiene a Netanyahu con vida.
"A los israelíes les resulta muy difícil criticar a un líder en tiempos de guerra, así que hay una división en el corazón de estas manifestaciones: son virulentamente anti-Netanyahu, pero son partidarios de la guerra, o al menos no contrarios", apunta Goldberg. “Y mientras el público judío e israelí apoye la guerra –continúa–, Netanyahu tendrá un control bastante firme del poder”.