Guerra entre Israel y Palestina

El futuro de la guerra en Gaza divide y tensa al gobierno de unidad en Israel

Los ministros Gantz y Eizenkot son partidarios de buscar vías para acabar la guerra, pero Netanyahu y Gallant se niegan

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El primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, en una reunión de gobierno el pasado 24 de diciembre.

Después de cien días de guerra, que se cumplieron este domingo, las tensiones en el seno del gobierno israelí son cada vez más evidentes. Una muestra: el pasado fin de semana, el ministro de Defensa, Yoav Gallant, abandonó intempestivamente una reunión del gabinete de guerra en la sede de su ministerio en Tel Aviv, si bien regresó a la sala un rato después y estuvo presente en la segunda fase de las discusiones.

Gallant salió de la sala cuando se encaró con el primer ministro Benjamin Netanyahu porque este no permitió que participara en el encuentro un asesor de Gallant. Netanyahu dijo que en aquella reunión no estaban permitidos los asesores, pero Gallant se marchó ofendido porque en ese momento en la reunión había tres asesores de Netanyahu.

El devenir del conflicto y el hecho de que el ejército no haya conseguido hasta ahora unos resultados indiscutibles son sin duda los motivos que explican las tensiones en el gobierno. Tampoco contribuye a la calma que Netanyahu no haya dicho con claridad cuáles son sus objetivos en la guerra, y el hecho de que no puede ocultarse cierta tirantez entre el primer ministro y Estados Unidos.

Del gabinete de guerra también forman parte Benny Gantz y Gadi Eizenkot, dos exjefes del ejército que fueron nombrados ministros poco después del inicio de la guerra. Gantz y Eizenkot estaban en la oposición y entraron en el gobierno en un acto de responsabilidad, pero ambos son partidarios de una actitud más pragmática hacia Hamás que la que defienden Netanyahu y Gallant, y eso también es motivo de tensiones.

"Ideas creativas" para buscar un alto el fuego

Según el diario Haaretz, el realismo de Gantz y Eizenkot los ha llevado a presentar "ideas creativas" para alcanzar un alto el fuego permanente, ideas que Netanyahu y Gallant rechazan. Las ideas que han puesto encima de la mesa serían más receptivas hacia la posición de Hamás, que pide la liberación de todos los prisioneros palestinos a cambio de los 136 israelíes aún retenidos en la franja de Gaza.

Además, Hamás quiere un alto el fuego permanente, es decir, el fin de la guerra, y no una tregua de algunos días o semanas. Mientras que Gantz y Eizenkot se muestran receptivos a esta posición, Netanyahu y Gallant argumentan que Hamás solo liberará a los israelíes bajo la presión militar, algo que no ha pasado hasta ahora y de lo que dudan Gantz y Eizenkot.

Cien días después de su inicio, la pregunta clave es si la guerra puede terminar pronto. Hay dos respuestas opuestas en el gabinete de seguridad, y de momento la victoriosa es la de Netanyahu y Gallant. Esto implica que la respuesta de Gantz y Eizenkot está bloqueada y suscita la cuestión de si se llegará a un punto en el que estos dos ministros abandonarán el ejecutivo.

El peligro de la desaparición de Hamás

Una idea que circula entre la oposición es si a Israel le interesa realmente el desmantelamiento total de Hamás, tal y como pretenden Netanyahu y Gallant. Según este argumento, la desaparición de la organización islamista posiblemente implicaría la creación de un puñado de grupos islamistas yihadistas que llenarían el vacío dejado por Hamás, con los que sería más difícil dialogar y en Gaza habría un descontrol más general. Esto iría en contra de los intereses de Israel, se argumenta desde algunos sectores de la oposición.

Eizenkot, que ha perdido a un hijo y a un sobrino en la guerra, parece el político más moderado del gabinete de guerra, y el más favorable a la liberación de todos los prisioneros palestinos a cambio de todos los rehenes. Considera que cada día que pasa los riesgos son mayores para los rehenes, por lo que convendría resolver esta cuestión con urgencia.

Netanyahu y Gallant, en cambio, favorecen un acuerdo con Hamás similar a los anteriores, o sea, la liberación de solo parte de los detenidos israelíes a cambio de una tregua limitada o, en todo caso, a cambio de una tregua limitada y la liberación de un grupo de prisioneros palestinos. Según este planteamiento, a Israel no le interesa que la guerra se acabe ahora.

Publicaciones en la prensa hebrea dicen que en una de las últimas reuniones Eizenkot gritó a Netanyahu "¡Deja de decir mentiras!", y defendió apasionadamente el intercambio de prisioneros "antes de que sea demasiado tarde". Eizenkot también considera que los israelíes en poder de Hamás son una de las causas principales del desgaste del gobierno y que solo su liberación puede reinstaurar el "contrato entre la población y el gobierno".

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