El gobierno y los colonos israelíes aprovechan la guerra en Gaza para sembrar el terror en Cisjordania

Desde el inicio de la ofensiva en la Franja se ha disparado la violencia contra los palestinos y desplazamientos, mientras el ejecutivo israelí y grupos extremistas expanden la colonización

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Un muro divide el territorio palestino de Cisjordania (arriba) y un asentamiento israelí, abajo.

El CairoAprovechando que las miradas siguen centradas en la campaña militar contra Gaza, el pasado 22 de marzo el ministro de Defensa de Israel, Bezalel Smotrich, anunció planes para incautar ocho kilómetros cuadrados de tierra en el valle del Jordán, en la Cisjordania ocupada. Se trata de la mayor superficie de la que el estado israelí se ha apropiado en al menos tres décadas. Un mes antes había anunciado lo mismo en una parcela de tierra más pequeña cerca de Jerusalén.

Las confiscaciones anunciadas en las últimas semanas sólo son una de las acciones adoptadas por el gobierno israelí desde el lanzamiento de la ofensiva contra Gaza para ampliar su control de Cisjordania, y coinciden con un fuerte repunte de la actividad y la violencia de los colonos en el territorio, según están documentando la ONU y grupos de derechos humanos.

Tras el ataque palestino del 7 de octubre contra comunidades de alrededor de Gaza, el ejército israelí adoptó una batería de medidas draconianas en Cisjordania que prepararon el terreno para lo que vendría después: despliegue de soldados de reserva , distribución de armas entre los colonos, cierre de carreteras y prohibición a miles de palestinos de acceder a los puestos de trabajo en Israel y los asentamientos.

Estas acciones han ido acompañadas de incursiones mortales casi diarias por parte del ejército de Israel en pueblos y ciudades cisjordanas y de un alarmante aumento de los tiroteos de colonos, a menudo con la connivencia de soldados. Desde el 7 de octubre, las fuerzas israelíes han matado al menos a 421 palestinos en Cisjordania, y los colonos, una decena, según datos de la ONU. Una decena de civiles israelíes han sido asesinados en la zona en el mismo período.

Grupos de colonos violentos también están redoblando esfuerzos para expulsar a comunidades palestinas que viven en el área de Cisjordania totalmente controlada por Israel –la llamada zona C en virtud de los acuerdos de Oslo– mediante ataques organizados, amenazas e intimidaciones, según Peace Now, una organización israelí que se opone al empleo y aboga por la solución de ambos estados. "En la mayoría de casos se trata de palestinos que están intentando cultivar sus tierras y que son [expulsados], o también de diferentes amenazas contra palestinos que viven en la zona para expulsarlos y obtener sus tierras", cuenta Mauricio Lapchik, miembro de Peace Now.

Funeral por un joven palestino asesinado por colonos israelíes cerca de Nablús el 20 de marzo.

En los últimos cinco meses y medio, más de 1.200 palestinos, incluidos 600 niños, de al menos 20 comunidades de pastores se han visto forzados a desplazarse por este aumento de la violencia de los colonos, según datos del ONU. Y más de 1.600 se han visto obligados a marcharse de casa después de que las fuerzas de ocupación israelíes hayan derribado sus hogares.

Además de la incautación de tierras, el gobierno israelí también ha publicado en los últimos meses pujas para construir más de medio millar de unidades residenciales en ocho asentamientos de Cisjordania. Y, pese a los recortes adoptados para costear la ofensiva en Gaza, el ejecutivo ha renovado la financiación de más colonias.

Crece la colonización

En paralelo, los colonos están aprovechando la situación para erigir nuevos asentamientos ilegales a ojos de Israel (a ojos del derecho internacional todas las colonias son ilegales), los llamados puntos de avanzada, para construir nuevos caminos y carreteras para poder moverse más fácilmente y para establecer espacios cerrados de uso exclusivo para los colonos. Desde principios de octubre, se han documentado más de una decena de nuevos puntos de avanzada y al menos 18 nuevas carreteras. “Son grupos, en algunos casos de colonos violentos o de otras organizaciones, que después de un análisis del terreno y de forma estratégica deciden tomar una colina, una porción de tierra, para establecer un punto desde donde pueden controlar otros terrenos de alrededor”, hace notar Lapchik.

En un intento de frenar a los grupos más violentos que se encuentran detrás de estas acciones, varios países occidentales han anunciado en las últimas semanas sanciones contra algunos de los colonos más extremistas en una decisión bienvenida por grupos de derechos humanos pero que se espera que tenga un efecto limitado en medio de un contexto de gran impunidad de Israel.

“Es importante que la comunidad internacional actúe y dé algún paso para evitar este tipo de situaciones –considera Lapchik–, pero al final del día lo más importante, y lo que nosotros esperamos, es que sea el gobierno de Israel el que se haga responsable de sus ciudadanos y les haga pagar por las consecuencias de sus actos criminales”.

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