Israel necesita soldados desesperadamente y reclama a Washington más armas

La ofensiva contra Gaza, la ocupación de Cisjordania y la amenaza de una guerra abierta con Hezbollah amenazan con sobrecargar al ejército israelí

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Soldados israelíes en la horntera con Gaza.

El CairoCon la agresión militar de Israel contra Gaza acercándose al noveno mes sin perspectiva de resolución a la vista y el espectro de una guerra con el movimiento libanés Hezbollah, reforzado en los últimos días a raíz de una mayor intensidad en el intercambio de golpes y una escalada retórica entre las partes, crecen las dudas sobre una posible falta de efectivos del ejército israelí. Es uno de los puntos débiles que más desazón y polémica genera en la plana mayor de las Fuerzas Armadas y el gobierno de Benjamin Netanyahu, que, coincidiendo con la visita a Estados Unidos de su ministro de Defensa, Yoav Gallant, este domingo ha hecho un llamamiento en Washington a reanudar el ritmo de envío de armas, que, según ha dicho, "se ha rebajado drásticamente en los últimos meses". Al pie del avión que le llevará a Washington, Gallant ha tenido que reiterar que están "preparados para todo".

Actualmente, el ejército de Israel tiene tropas desplegadas en Gaza –de las que no se espera que se retiren completamente a corto plazo incluso si se firma un acuerdo con Hamás–, en la también ocupada Cisjordania y en la frontera norte con Líbano. En este último frente es donde se centran ahora muchas miradas, después de que el ejército israelí aprobara esta semana planes operativos para una ofensiva contra Hezbollah –a la espera del gobierno– y que el líder del movimiento libanés, Hasan Nasrallah, amenazara con hacer temblar los cimientos de Israel en caso de ataque.

"Hoy necesitamos sin duda muchos más soldados", cree el general retirado y exjefe del Consejo de Seguridad Nacional de Israel Giora Eiland. “Hemos perdido a muchos soldados, entre cientos de muertos y miles de heridos; estamos en una especie de guerra en Gaza y también en Líbano, y podríamos enfrentarnos a otro frente en Cisjordania o en otros lugares. Y más que eso, la capacidad de Israel de disuadir a enemigos existentes o potenciales se ha visto peligrosamente erosionada”.

Ante la escasez de tropas, el gobierno israelí ha aprobado este domingo prolongar tres meses más la orden que eleva la edad de retirada de los reservistas un año, de los 40 a los 41 en el caso de los soldados rasos y de los 45 a los 46 por a los oficiales, pese a las críticas por su política de reclutamiento. Para contar con más soldados, el ejército recurrió a medidas como alargar unos meses el plazo del servicio militar obligatorio. Y el gobierno ha optado también por promover una ley para ofrecerles incentivos, como trato preferencial en la compra de tierras y acceso a admisiones académicas y puestos de trabajo públicos.

La caída de tropas del ejército de Israel lleva décadas gestándose. Tras la última gran guerra convencional contra los países vecinos en 1973, ya raíz del auge de adversarios no estatales y la consolidación de los territorios ocupados, el ejército israelí se adentró en una reforma profunda de doctrina. Esta transformación implicó dejar atrás la primacía de las fuerzas de combate y priorizar unidades consideradas más adecuadas frente a amenazas asimétricas, como la ciberseguridad, lo que fue acompañado de una reducción de filas.

Una guerra sin fin en el horizonte

Aunque públicamente se haya tendido a eludir la cuestión, estas limitaciones son obvias en Gaza en lo que va de año, cuando el ejército israelí retiró a miles de tropas que habían participado en la invasión de la Franja. Existe el consenso de que, con el despliegue actual, Israel no podrá derrotar del todo a Hamás, lo que es sobre todo evidente en Rafah, la última ciudad asaltada por tropas israelíes y donde los miembros del movimiento palestino están evitando choques directos para preservar fuerzas en una batalla que ya saben que no será decisiva.

El miércoles el portavoz del ejército israelí, Daniel Hagari, declaró en una entrevista que destruir a Hamás no es viable y, en una enmienda a los objetivos del gobierno, afirmó que el camino a seguir es crear una alternativa que priorice a los servicios públicos. También dijo que no podrán liberar a todos los rehenes por la vía militar. Hagari fue rápidamente retomado por el primer ministro, Benjamin Netanyahu. Pero los dardos cruzados fueron la última muestra de la tensión entre el gobierno y la cúpula militar por la falta de estrategia en la campaña en Gaza.

Cuando Israel asaltó la Franja, el ejército llamó a más de 250.000 reservistas a filas, en la movilización más grande de su historia. Por ahora estas fuerzas han respondido, pero recurrir a ella en exceso podría generar rechazo. “Hasta ahora la motivación es suficientemente alta, aunque es muy duro apartar a la gente de la familia y al trabajo en despliegues de meses”, apunta Eiland. “Ahora los problemas son menores, [pero] si la guerra continúa podrían ser cada vez mayores”.

Los ultraortodoxos, exentos de la guerra

La necesidad percibida del ejército de disponer de más soldados, en vez de priorizar la diplomacia y el fin de la ocupación, ha vuelto a situar en el centro del debate político la exención del servicio militar de los judíos ultraortodoxos, de la que se beneficiaron más de 60.000 en el 2023. A pesar de la indignación que genera entre quienes lo ven como una distribución injusta de la carga bélica, el Parlament ha aprobado recientemente un proyecto de ley para renovar la medida, ya que el estabilidad del gobierno depende en parte de dos partidos ultraortodoxos.

"Si no tenemos suficientes unidades activas tendremos que desplegar reservistas y el coste económico es muy elevado, que es otra consideración que hay que tener en cuenta", apunta el ex general. Desde el inicio de la ofensiva en Gaza fallecieron más de 300 soldados israelíes y unos 2.000 fueron heridos; en contraste con los más de 37.000 muertos, en su mayoría civiles, en la Franja.

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