"No se puede erradicar a Hamás": crece la división entre el ejército y Netanyahu
Los militares contradicen al gobierno y aseguran que es necesaria una alternativa política para Gaza
BarcelonaLas palabras del portavoz del ejército israelí, en una entrevista en televisión, han vuelto a evidenciar la tensión interna entre los militares y el gobierno de Netanyahu cuando la guerra en Gaza está a punto de cumplir los nueve meses. "Este discurso de destruir Hamás, de hacer que Hamás desaparezca, sólo es echar arena a los ojos de la opinión pública. Hamás es una ideología, es un partido. No se puede destruir una idea que está arraigada en los corazones de la gente. Quien crea que podemos eliminar a Hamás se equivoca. Si el gobierno no encuentra una alternativa [para gobernar Gaza], continuará", dijo el miércoles por la noche el general de brigada Daniel Hagari. Un desafío abierto al principal objetivo fijado por el primer ministro, Binyamin Netanyahu, que este jueves ha reaccionado recordando a los militares que sus objetivos son los que fija el gobierno.
Hagari fue más allá: admitió que Israel "está pagando un alto precio a la guerra" y que los militares hacen "todo lo que pueden" para eliminar al líder de Hamás en Gaza, Yahya Sinwar, así como para rescatar todos los rehenes que permanecen retenidos en la Franja de Gaza desde el 7 de octubre. Pero también subrayó que no podrán liberarlos todos solo por la acción militar. Todo lo contrario de lo que Netanyahu promete todos los días, mientras los familiares de los rehenes protagonizan manifestaciones y cortes de carreteras reclamando un alto el fuego y elecciones anticipadas. Un informe oficial israelí que se ha publicado este jueves apunta a que, de los 120 cautivos que quedaban secuestrados en Gaza, sólo una cincuentena siguen vivos. Muchos de los familiares han acusado a Netanyahu de no tener miramientos al eliminarlos para acabar con el problema.
El ejército ha reaccionado a la respuesta de Netanyahu alegando que su portavoz dejó muy claro que se refería al exterminio de Hamás como ideología y que sus soldados combaten "noche y día" para cumplir los objetivos. De hecho, ha acusado a Netanyahu de sacar sus palabras de contexto. "Los comandantes y sus subordinados luchan con determinación y persistencia por destruir las capacidades militares y la infraestructura gubernamental y organizativa de Hamás", algo que los militares sí señalan como "un objetivo militar claro". Netanyahu sigue defendiendo que la "victoria absoluta" pide erradicar la milicia palestina, cueste lo que cueste. Y su ejército le dice con más claridad todos los días que ocurre que este objetivo no es realista.
Discrepancias aireadas
No es la primera vez que se evidencian divisiones entre el ejército y el gobierno israelí. Hace un mes, el propio Hagari apuntó que Israel no podía ganar la guerra en Gaza; pidió una retirada de posiciones y repensar lo que Netanyahu carece: una estrategia de salida con un plan político para el día siguiente en Gaza. Fue por ese mismo motivo queexgeneral y líder opositor Benny Gantz abandonó el gabinete de guerra, lo que forzó al primer ministro a disolverlo antes de dar entrada a los ministros de ultraderecha que forman parte de su coalición de gobierno. En su discurso de renuncia, Gantz acusó a Netanyahu de evitar tomar decisiones estratégicas cruciales por motivos políticos y advirtió de que "una victoria real debe combinar el éxito militar y una iniciativa civil y diplomática" para poner a otro en el puesto de Hamás. Hagari ha repetido lo mismo: "No podemos erradicar a Hamás, pero lo que sí podemos hacer es crear otra cosa en su lugar, otra cosa que haga que la población se dé cuenta de que otro está repartiendo la comida, ocupando- se de los servicios públicos... Este es el camino para debilitar a Hamas de verdad".
Las discrepancias han llegado también a la conducción misma de la guerra. El ejército anunció esta semana "pausas tácticas" de once horas en el sur de Gaza para permitir la entrada de ayuda humanitaria, una idea que Netanyahu descartó después tildándola de "inconcebible". El propio Netanyahu dijo que para destruir a Hamás había tenido que tomar decisiones que no siempre eran aceptadas por los jefes militares.
El martes Yaakov Bardugo, uno de los asesores de Netanyahu, publicó un artículo en el que acusaba a la cúpula militar de querer permitir que Hamás continúe en el poder en Gaza. Un portavoz militar salió a desmentirlo con contundencia: "Es una mentira muy grave sin fundamento alguno".
Continúan los ataques a Gaza
En medio de las tensiones entre el ejército y el ejecutivo, la devastadora ofensiva israelí continúa. Este jueves ha habido bombardeos por tierra y aire en los campos de refugiados de Nuseirat, Al Maghazi (la zona declarada como "segura" por el ejército cuando comenzó la invasión de Rafah) y Bureij, así como en la ciudad de Deir al-Balah. Los militares aseguraron que mataron a Ahmed Hassan Salame, un comandado de la fuerza de élite de Hamás que habría participado en los ataques del 7 de octubre. En Rafah los tanques israelíes habrían avanzado ya sobre toda la ciudad, donde llegó a refugiarse el 80% de la población de Gaza, 1,7 millones de personas, y apenas quedarían ahora unas 100.000. Las autoridades locales contabilizaron 37.431 muertos y 85.653 heridos, a los que hay que sumar unos 15.000 desaparecidos.
Tensión en la frontera con Líbano
En el segundo frente, en la frontera norte de Israel, continúan los enfrentamientos entre las fuerzas israelíes y la milicia libanesa de Hezbolá. En las últimas semanas se han intensificado las escaramuzas en la zona, con Netanyahu amenazando con una "guerra total" y el líder de la milicia, Hasan Nasrallah, amenazando el miércoles con atacar Chipre si permitía que Israel utilizara sus bases para realizar ejercicios militares . El presidente chipriota, Nikos Christodoulides, respondió asegurando que su país "no tiene ningún papel y no forma parte del problema".