El ministro de Seguridad Nacional de Israel, Itamar Ben-Gvir, baila mientras asiste a una convención que pide que Israel reconstruya los asentamientos en la Franja de Gaza y la parte norte de Cisjordania ocupada por Israel, en Jerusalén, el 28 de enero de 2024.
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Esta semana los televidentes israelíes y palestinos han podido ver en la pequeña pantalla unas imágenes inéditas de la Explanada de las Mezquitas de Jerusalén. Decenas de jóvenes judíos se arrojaban al suelo, orando según un ritual talmúdico, mientras la policía israelí los observaba sin intervenir. Incluso el ministro Itamar Ben Gvir se paseaba desafiando por la zona con una fuerte protección de las fuerzas de seguridad.

En el pasado se habían visto algunas imágenes similares, pero muy pocas y no de esa magnitud. Naturalmente, se trata de una nueva violación del statu quo reinante en la Explanada de las Mezquitas, una violación considerable condenada por los palestinos y por algunos países árabes.

Israel dijo rápidamente que ellos respetan escrupulosamente el statu quo, aunque la realidad cotidiana muestra lo contrario. De hecho, Israel modifica continuamente el statu quo en el sector ocupado de Jerusalén mientras la comunidad internacional mira hacia otros lados, como puede ver cualquier observador. El statu quo que admite Israel no es el que admiten los palestinos. Los palestinos entienden que debe respetarse lo que reinaba durante el Imperio Otomano, que duró hasta la Primera Guerra Mundial. Por el contrario, los israelíes entienden por statu quo lo que ellos mismos dictaron justo después de la guerra del año 1967. Pero la realidad es que, a pesar de sus afirmaciones, los israelíes no respetan ninguno, ni el otomano ni el suyo.

Entre otras cosas, el statu quo israelí prohíbe a los judíos orar en la Explanada de las Mezquitas, que en la antigüedad fue el Templo judío. Pero periódicamente hay judíos radicales que lo hacen. Las fuerzas de seguridad no se lo impiden, ni tampoco lo condenan las autoridades israelíes responsables de las fuerzas de seguridad. En la práctica, los jóvenes judíos son cada día más desafiantes.

Los jóvenes israelíes, más radicales

Estos jóvenes forman parte de una nueva generación de judíos más radicales. El propio ministro Ben-Gvir y otros líderes políticos forman parte de esta generación protegida por el primer ministro Benjamin Netanyahu, y avanza con fuerza hacia un futuro mesiánico donde el pueblo hebreo será satisfecho por Dios con el regreso al esplendor de un legendario pasado que solo existió en la literatura bíblica.

El movimiento avanza sin restricciones en la dirección bíblica, y en todos los frentes posibles. Un ejemplo: esta misma semana el primer ministro Netanyahu ha designado a Omer Dostri responsable del departamento de Comunicación de su oficina. Dostri tiene 37 años, es decir, pertenece a la nueva generación radical de la que hablamos, una generación que cuenta con el apoyo inequívoco de Netanyahu.

Dostri es doctor en ciencias políticas y ha llegado a esta posición con un currículum significativo: ha pedido públicamente la expulsión de los palestinos de la franja de Gaza, para que los israelíes levanten colonias y repoblen la zona. A los palestinos se les encontraría una residencia temporal en Egipto, y de ahí podrían irse donde quisieran. Dostri también se opone a la creación de un estado palestino, una hipótesis que califica de "desastre" para Israel, y pertenece al grupo de jóvenes intelectuales del nacionalismo identitario que se autodefinen como "bitkhonistas" y que consideran que la seguridad de Israel es sagrada y está por encima del resto de consideraciones.

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