Netanyahu prepara las condiciones para deportar a los palestinos de Gaza en el desierto del Sinaí
Estados Unidos mantiene reservas ante la iniciativa israelí, pero Biden podría cambiar de opinión de cara a las elecciones
Israel está considerando seriamente la expulsión a Egipto de la población palestina de Gaza, y de hecho sigue vaciando el norte de la Franja a la espera de que se den las circunstancias favorables para que el presidente Abdel Fattah al Sisi autorice la entrada de refugiados en la península del Sinaí.
Un reportaje de The New York Times confirma que Israel está presionando a Egipto para que acepte a los refugiados, y que ha pedido el apoyo de países occidentales aliados para que presionen a Egipto en este sentido, e incluso para que estos países acojan a refugiados de la Franja. Israel dice a sus interlocutores occidentales que la deportación es una "iniciativa humanitaria".
Algunos países, como Estados Unidos, han expresado su rechazo a las ideas que circulan en Israel al considerar que la expulsión podría ser permanente. En la práctica, esta solución sería similar a la Nakba o Catástrofe de 1948, cuando los judíos expulsaron a 750.000 palestinos a los que no permitieron regresar a sus pueblos una vez terminada la guerra.
El domingo Israel confirmó que el ejército ha cortado la Franja en dos sectores. La zona norteña se ha vaciado de gran parte de la población debido a los intensos bombardeos del último mes. Sin embargo, de una población de 1,2 millones de palestinos que viven en el sector norte, alrededor de 300.000 aún no se han ido a pesar de los persistentes avisos de Israel.
Israel pide cada día a los palestinos del norte que bajen al sur, pero quienes se han quedado dicen mayoritariamente que no piensan abandonar las localidades donde viven porque temen que el ejército no les permita volver nunca, como ocurrió en 1948. En la actualidad se estima que en todo el mundo hay ha más de 7 millones de refugiados palestinos.
Por el momento, el paso fronterizo de Rafah, que comunica la Franja con Egipto, sólo se ha abierto durante algunas horas para permitir la salida de algunos heridos y ciudadanos que tienen una segunda nacionalidad, pero cerca del paso hay una multitud que espera huir de la Franja lo antes posible.
El presidente Al Sisi mantiene cerrado a Rafah, pero esta actitud podría cambiar si la presión de Israel y Estados Unidos se incrementa. Washington mantiene sus reservas ante la iniciativa israelí, pero falta menos de un año para las elecciones y el presidente Joe Biden podría cambiar de opinión para reforzar su candidatura.
Si los palestinos abandonan completamente o parcialmente la Franja para entrar en un exilio, muy probablemente la causa palestina quedaría liquidada para siempre, un planteamiento que seguramente no se le escapa a la cúpula de poder en Israel, que puede ver la situación como providencial.
"Una Nakba en Gaza"
Ante la opinión pública, Israel presenta la invasión que se inició el 27 de octubre, tres semanas después del ataque de Hamás, como una cuestión puramente militar. La expulsión de la población del norte de la Franja se presenta como algo necesario en este contexto, como una acción humanitaria para que el ejército no cause bajas civiles en la lucha contra Hamás.
Pero incluso dentro del Likud , el partido del primer ministro Benjamin Netanyahu, hay elementos que hablan abiertamente de una segunda Nakba similar a la de 1948. Es el caso del diputado de Knesset Ariel Kallner, que ha hecho un llamamiento expresamente para una segunda Nakba. "Ahora mismo hay un objetivo: una Nakba en Gaza y una Nakba para cualquiera que se una (a Gaza)", ha dicho Kallner.
La semana pasada, la prensa hebrea filtró un documento del ministerio de los Servicios de Inteligencia fechado el día 13 de octubre en el que se recomendaba "la evacuación de civiles en el Sinaí". Posteriormente, el gobierno israelí confirmó la autenticidad del documento y añadió que eran "consultas iniciales".
La crisis se ha convertido en una oportunidad que Israel puede aprovechar para deportar a toda la población de la Franja, o al menos una gran parte. Para Netanyahu es una opción que le permitiría frenar su caída en desgracia tras los sucesos del 7 de octubre. Si quiere continuar su carrera política, es necesario que presente ante su población algún hecho extraordinario, como podría ser la deportación masiva de los palestinos de Gaza.
El empuje del ejército hacia el sur está preparando el camino para la deportación de la Franja de cientos de miles de palestinos. La consumación de este plan depende sólo de una decisión del presidente Al Sisi, que a su vez depende de la presión que ejerzan Israel y Estados Unidos.