Ahmad Naser Sarmast: “Todos los que han promovido la cultura en Afganistán ahora corren peligro”

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Ahmad Naser Sarmast

BarcelonaTal vez aquí, en Occidente, su nombre no nos suena de nada, pero Ahmad Naser Sarmast –o doctor Sarmast, como todo el mundo lo conoce en Afganistán– es una auténtica eminencia. Hijo de un conocido compositor afgano, creció escuchando música y la música siempre ha sido su vida. En los años noventa se exilió a Australia debido a la guerra y se podría haber quedado viviendo ahí tranquilamente, pero en 2008 volvió a Afganistán para hacer renacer la música tras la caída del régimen de los talibanes. Dos años más tarde fundaba el Instituto Nacional de Música de Afganistán, desde donde ha hecho milagros.

Buena parte de los alumnos del Instituto son niños que trabajan en la calle, pero aún así muchos forman parte de la Joven Orquesta Afgana, que ha actuado en escenarios tan prestigiosos como el Carnegie Hall de Nueva York y Kennedy Center de Washington. En diciembre de 2014 Sarmast resultó herido en un atentado suicida de los talibanes. Después del ataque los radicales hicieron público un comunicado en que lo acusaban de corromper jóvenes afganos enseñándoles música. Lejos de acobardarse, Sarmast amplió la capacidad del Instituto. Ahora tampoco está dispuesto a tirar la toalla con el regreso de los extremistas, aunque tenga que empezar de cero.

¿En qué situación está el Instituto ahora?

— El Instituto está formado por siete edificios, pero ahora no tenemos acceso, porque todos están bajo el control de los talibanes y no permiten que nadie entre.

¿Y qué ha pasado con los alumnos?

— Están en casa. En total tenemos 350 estudiantes y 90 miembros del personal, pero he dado instrucción de que nadie vuelva a la escuela de momento por su seguridad hasta que no sepamos el posicionamiento de los talibanes.

¿Por qué? ¿Corren peligro?

— Todos los que han promovido la cultura, los derechos humanos o los derechos de las mujeres corren peligro ahora en Afganistán. Por eso miles de personas están intentando huir del país.

¿Qué cree que será el posicionamiento de los talibanes? ¿Permitirán la música?

— Lo más probable es que no. El portavoz de los talibanes, Zabihullah Mujahid, afirmó días atrás en una entrevista que la música y el cine serán permitidos si así lo establece la ley islámica. O sea, de una manera diplomática dijo que no habrá ni música ni cine. Esto, sin embargo, es una declaración del portavoz y no el posicionamiento oficial de los talibanes, así que continuaremos esperando a conocer el posicionamiento oficial para saber cuál será el futuro de la educación y la cultura en el país.

¿Qué dice la ley islámica sobre la música?

— Según mi conocimiento no hay ninguna referencia explícita sobre la música en el sagrado Corán, que es la guía de todos los musulmanes. Con todo, hay contradicciones sobre la manera de interpretar la ley islámica. De lo que no cabe más duda es que la música no está prohibida en el islam.

A pesar de esto, los talibanes la prohibieron en los noventa.

— Sí, del todo. Incluso destruyeron los instrumentos musicales y la gente que escuchaba música era castigada. Pero no solo esto, perpetraron un auténtico genocidio cultural. Por ejemplo, destruyeron miles de piezas de arte del Museo de Afganistán.

¿La música tiene una larga tradición en Afganistán?

— Por supuesto, la gente siempre ha escuchado música y tenemos música tradicional. Y, de hecho, la gente continuará escuchando música y bajándosela de internet aunque sea a escondidas. Pero la población de Afganistán también tiene que poder expresarse a través de la música. Es decir, tiene que poder ir a un concierto, aprender música y enseñar. Por eso pido a la comunidad internacional que proteja la música para la población afgana.

¿Y usted cree que esto lo puede hacer la comunidad internacional?

— Puede exigir una responsabilidad a los talibanes para que respeten los derechos musicales.

Quizás es demasiado optimista.

— No puedo perder la esperanza. La música une a la gente, es una lengua común para la humanidad. Cualquier prohibición de las actividades culturales en Afganistán tendrá terribles consecuencias. No lo podemos permitir.

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