Drones escondidos en casas prefabricadas, activados por control remoto: así fue el ataque ucraniano contra la aviación rusa

Más allá de las pérdidas materiales, la operación de Kiiv ha hundido a Rusia en la paranoia

Imagen de satélite del aeródromo de Belaya atacado por drones ucranianos dirigidos a aeródromos militares rusos
04/06/2025
4 min

Moscú"Hoy es el peor día desde el 22 de junio de 1941", escribía el domingo un veterano ruso de la guerra de Ucrania con más de 100.000 seguidores en Telegram. La operación Teranyina, el ataque ucraniano inédito contra aeródromos rusos, amenaza con dejar un trauma que algunos se atreven a comparar con el día que los nazis invadieron por sorpresa la Unión Soviética. Mucho más que los aparatos destruidos, la impronta moral de verte agredido 5.000 kilómetros adentro de tus confines, con un método tan audaz como difícil de prevenir, puede obligar a las autoridades rusas a repensar muchas medidas de seguridad.

El economista ucraniano Roman Xeremeta habla de una "emboscada psicológica". Lo más probable es que los conductores de los camiones que llevaban en su interior las sofisticadas casitas de madera prefabricadas con drones escondidos estuvieran tan sorprendidos como Vladimir Putin cuando se abrieron repentinamente y de forma remota sus remolques. A todos ellos les llamó un desconocido para que se detuvieran estratégicamente junto a las bases aéreas.

El único sospechoso de haber participado en el operativo del que la policía ha hecho correr la fotografía es Artiom Timoféyev, natural de Donetsk, que sería el dueño de los vehículos. Ahora bien, según los medios rusos al menos también estarían implicados el propietario del almacén de Cheliábinsk donde estaban aparcados, que ya huyó a Kazajistán, y un supuesto empresario de Murmansk, que encargó el traslado de los falsos habitáculos prefabricados.

Según el profesor Xeremeta, este modus operandi provoca que "todos los camiones de carga rusos se conviertan en un arma potencial, y cada autopista un vector de amenazas". Desde su punto de vista, el resultado es la "paranoia" y unos "costes internos disparados" porque será necesario inspeccionar todos los camiones sospechosos, vigilar las carreteras, desconfiar de los conductores privados y ralentizar toda la logística civil y militar. "Ucrania ha convertido la incertidumbre en un arma y el vasto territorio de Rusia en un campo de batalla de dudas", concluye.

No altera el curso del conflicto

Sin embargo, tanto los cálculos de los expertos como los datos del ministerio de Defensa ruso cifran los aviones destruidos entre 10 y 12, además de otros dañados, lejos de los 41 que aún sostiene el estado mayor ucraniano. Según los analistas, es poco probable que Rusia tenga que disminuir los bombardeos a consecuencia del ataque aunque podrían ser menos masivos. El motivo es que Kiiv había logrado, con ataques aéreos en otras bases en los días previos, que el ejército ruso buscara refugio y acumulara naves en los aeródromos escogidos para el golpe, y ahora podría tener que plantearse dispersarlas con el objetivo de protegerlas.

Los analistas también destacan que Ucrania tuvo cuidado de limitarse a apuntar contra aviones que realmente participaran en los ataques aéreos en territorio ucraniano y no atacó otras bases con aeronaves estratégicas. Los aviones estratégicos son los capaces de recorrer grandes distancias y cargar armamento muy pesado, como misiles de crucero y armas nucleares. Sin embargo, los expertos apuntan a que la aviación sólo representa un 10% de los sistemas de lanzamiento atómico de Rusia y realiza tareas de apoyo, mientras que el 60% son misiles terrestres y el 30% submarinos.

Todo el mundo coincide en que la operación Teranyina no pone en peligro la capacidad de disuasión nuclear rusa ni amenaza su soberanía o la integridad territorial. Por tanto, más allá de las llamadas de los blogueros ultranacionalistas, es impensable un ataque de respuesta nuclear del Kremlin. Vladimir Putin guarda silencio desde hace días y su portavoz, Dmitri Peskov, se ciñó a decir, este martes, que antes de tomar ninguna represalia quieren investigarlo.

La guerra, en casa

A pesar llevar la iniciativa al frente –los datos de avances de las tropas rusas de mayo se acercan al ritmo de la ofensiva de finales del verano de 2024–, los ataques selectivos ucranianos en territorio ruso destapan las vulnerabilidades defensivas de un país inmenso, amenazan con incrementarse a medida que se alargue el conflicto y tienen un efecto simbólico: acercar la guerra a los rusos.

Un nuevo ataque de los servicios especiales ucranianos este martes contra el puente que conecta Crimea con Rusia, el tercero desde el inicio de la invasión, ha vuelto a encender las alarmas en Moscú. Asimismo, el Comité de Investigación ruso acusa a Ucrania de estar detrás del descarrilamiento de dos trenes el pasado fin de semana en las regiones rusas de Briansk y Kursk en las que murieron siete personas y hubo casi un centenar de heridos. Los agentes aseguran haber encontrado restos de explosivos en los puentes por los que pasaban los trenes y lo califican de "ataque terrorista".

La televisión estatal rusa ha magnificado los incidentes en los trenes y ha minimizado hasta casi esconderles los ataques a los aeródromos. Sin embargo, una pregunta quedaba flotando en el aire en uno de los principales programas de debate, mientras los tertulianos se hacían crees que nadie hubiera podido evitarlo: "En el cuarto año de guerra, ¿quién asumirá la responsabilidad de algo así?"

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