¿Cuánto tiempo puede resistir Ucrania sin la ayuda militar de Estados Unidos?

Los analistas dan unos seis meses de cuello a Kiiv, que no podrá sustituir a las defensas antiaéreas ni a los lanzacohetes americanos

Un obús en la línea de frente de Donetsk, en Ucrania.
05/03/2025
4 min

MoscúEl ejército ucraniano ha aguantado tres años ante la agresión rusa, pero nunca ha tenido que hacerlo sin el apoyo de su principal aliado, Estados Unidos. Si Donald Trump corta completamente la ayuda militar a Volodímir Zelenski, el escenario cambiará radicalmente. El presidente estadounidense anunció la retirada de su ayuda a Ucrania el lunes por la noche, y ni siquiera la respuesta del presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, que se mostró dispuesto a negociar "una tregua parcial" y después abrir un proceso de paz "bajo el fuerte liderazgo" de Trump, no le han hecho retroceder. En su discurso ante el Congreso de Estados Unidos, Trump ha dicho que "aprecia" el cambio de postura de Zelenski y le ha agradecido "la carta". "Simultáneamente, hemos mantenido discusiones serias con Rusia y hemos recibido señales fuertes que están preparadas para la paz. ¿No sería bonito?", ha añadido. Pero no hizo ningún anuncio que revierta la congelación de la ayuda militar a Ucrania que había anunciado el lunes por la noche.

Fuentes sobre el terreno y expertos coinciden en que el impacto en el frente se notará indudablemente porque hay armamento que Europa no puede garantizar a Kiiv, como los misiles para las defensas antiaéreas o para los lanzacohetes móviles. Ahora bien, todos descartan que el hundimiento sea inmediato. La mayoría creen que Ucrania podrá resistir unos seis meses, aunque las previsiones oscilan entre los sesenta días y el año. Una de las incógnitas es si Estados Unidos dejará también de proporcionar datos de inteligencia, un extremo que empeoraría mucho los pronósticos para las tropas ucranianas. En cambio, los blogueros rusos de momento sacan hierro al torcebrazo de Trump porque no debilitará a una de las principales amenazas contra el ejército de Vladimir Putin, los ataques con drones.

Defensas antiaéreas y lanzacohetes

El principal problema de abastecimiento para Ucrania se encuentra en los misiles para las defensas aéreas Patriot, los que se utilizan para proteger a las ciudades de los bombardeos. Esta munición sólo se produce en Estados Unidos y, una vez que se agoten las reservas, el ejército de Kiiv tendrá que escoger aún más qué instalaciones blinda de los ataques rusos. Otro tipo de misil que Europa no podrá sustituir del todo es el que se utiliza para los lanzacohetes móviles, los MLRS y los HIMARS. Esto dejará a las tropas ucranianas sin artillería de largo alcance y, tal y como apunta el bloguero militar ruso Aleksander Kots, no podrá realizar ataques de gran precisión en la retaguardia contra, por ejemplo, depósitos de armas, aeródromos o campos de entrenamiento. Este armamento había sido crucial para obligar al Kremlin a alejar sus aviones del frente. Expertos estadounidenses reconocen que los ejércitos europeos disponen de otros sistemas de defensa aérea y lanzacohetes, pero advierten de que los estadounidenses son mejores y ya están desplegados.

Menos crítico para Ucrania será el suministro de obuses de artillería. Los propios ucranianos fabrican en grandes cantidades y, desde el inicio de la guerra, la industria europea ha aumentado su capacidad de producción. También podrán sustituirse los tanques estadounidenses por los Leopard 2, y los vehículos de infantería por los Marder, ambos modelos fabricados en Alemania.

El gran temor de Ucrania, los datos de inteligencia

Otra tecnología clave que abastece a Estados Unidos a Volodímir Zelenski es el sistema de satélites Starlink, propiedad de Elon Musk, que el ejército ucraniano utiliza para comunicarse en el frente. Si el magnate optase por dejar a Kiiv a oscuras, el ministro de Defensa del país, Rustem Umerov, ha afirmado recientemente que ya tienen una solución temporal para sustituirlo y, según The Economist, podría estar a punto dentro de pocos días.

Mucho más delicado sería que Donald Trump decidiera dejar de compartir datos de inteligencia con Ucrania. Esta información permite a los soldados ucranianos detectar ataques aéreos rusos, movimientos de tropas o ubicaciones estratégicas del enemigo. Si el presidente estadounidense cumple la amenaza, eso sí sería demoledor, según el analista militar ruso independiente Yuri Fedorov, porque "Europa no podría compensarlo". Desde Ucrania, el activista y político Mustafa Nayyem también señala esta posibilidad como su "gran miedo" aunque no cree que Estados Unidos se atreva a ello.

Los drones, la pesadilla de las líneas rusas

En el bando ruso lo que más inquieta es que, aún sin el respaldo estadounidense, Ucrania seguirá produciendo drones. El bloguero Kots destaca que es "su principal fuerza de ataque" y no depende del suministro de Washington. El político ucraniano proruso Oleg Tsariov pone cifras: el 85% de las bajas en primera línea los provocan drones, destacando que los componentes que se utilizan para montarlos se obtienen de China. Nayyem también minimiza la importancia de las piezas estadounidenses en el ensamblaje de estos aparatos y opina que es fácil encontrar repuesto.

Pronósticos imposibles

En el bando ucraniano hay pesimismo pero no desesperanza. Un alto funcionario de la inteligencia de este país asegura al Financial Times que los suministros se agotarán en dos o tres meses. Luego, añade, la situación "será muy difícil, pero no se llegará al colapso". En el medio ruso independiente Vashnie Istorii, un antiguo oficial ucraniano también descarta el colapso, pero advierte que "morirán más militares y civiles", sobre todo cuando las defensas aéreas se queden sin misiles. Desde Estados Unidos, el coronel en la reserva Mark Cancian considera que las consecuencias para Ucrania serán "paralizantes" y da a los soldados un margen de resistencia de entre dos y cuatro meses. Mientras, en Rusia, los más pesimistas para sus intereses son los blogueros militares, que ven al ejército enemigo capaz de resistir entre seis meses y un año.

Estos pronósticos variarán también en función de una gran incógnita sin resolver. Más allá de si Trump lleva el pulso con Zelenski hasta el final y corta el grifo en Ucrania irreversiblemente, habrá que ver si permite que Ucrania y los aliados europeos compren armas en Estados Unidos. Antes de este último estirabot, el presidente estadounidense había abierto la puerta, pero su imprevisibilidad dificulta cualquier tipo de cábala. Trump se comporta como en una partida de cartas y como si, en lugar de vidas ucranianas, sólo hubiera en juego dinero. Lo apuesta todo por obligar a los rivales a mostrar su mano. Lo que sólo él sabe en estos momentos es si tiene un póquer o si, en nombre de la paz, va de farol.

stats