Más de 500 civiles han muerto, según la ONU, y más de 2,2 millones han huido del país

Dos semanas de guerra: Kiev resiste pero la mancha roja se extiende

Soldats rusos ante la central nuclear de Chernóbil a Pripyat, Ucrania
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BarcelonaLa guerra en Ucrania ya lleva dos semanas en marcha y Rusia no ha conseguido todavía los objetivos militares que tenía para los primeros días de invasión. La misión principal para las fuerzas del Kremlin es conseguir la capital, pero Kiev está presentando más resistencia de la esperada, a pesar del intenso bombardeo y el fuego de artillería que ya ha dejado varios civiles muertos en localidades del extrarradio, como Irpín. Hasta ahora, solo una gran ciudad, Jersón, al sur, ha caído en manos rusas, a pesar de que hay también varias localidades cercanas más pequeñas que están bajo control ruso, como Nova Kajovka o Melitópol. El siguiente objetivo en este frente es doble: hacia el este Mariúpol, que resiste un asedio brutal y despiadado desde hace más de una semana, y que en caso de caer del lado del Kremlin le garantizaría el control total de la costa ucraniana del Mar de Azov; y hacia el oeste Mikolaiv, que sufre intensos bombardeos como paso previo para ir después hacia Odesa, el importante puerto del mar Negro.

La capital, bajo asedio

A pesar de que el día siguiente mismo de la invasión se vieron tanques rusos por las calles del norte-oeste de Kiev, la capital ha conseguido hasta ahora mantener las tropas del Kremlin a raya y lejos del centro. Desde hace días, soldados ucranianos combaten la artillería rusa en las afueras de la capital, donde han instalado barricadas y obstáculos antitanque para bloquear su avance. Pero a la resistencia ucraniana se suman los problemas logísticos que ha sufrido el ejército ruso, según analistas militares. La intendencia rusa se ha encontrado con dificultades para alcanzar las tropas, incluso de combustible, cosa que ha atrasado también los planes de Putin sobre el terreno, y que ha evidenciado a la vez una debilidad inesperada del poderoso ejército ruso. De hecho, dos días después del inicio de la invasión ya se hablaba de la columna de vehículos militares rusos, de 60 kilómetros de longitud, que avanzaba hacia Kiev. Pero las pegas logísticas y la resistencia ucraniana mantienen este convoy todavía a 30 kilómetros de Kiev, según los últimos informes.

Al oeste de la capital, la aparición de las tropas de élite chechenas, lideradas por Ramazan Kadirov, "puede indicar que el ejército ruso tiene dificultades para concentrar un número bastante grande de efectivos de combate convencionales para lanzar su asalto a la capital", decía un informe del think tank norteamericano Institute for the Study of War. Aún así, los ataques rusos continúan desde el norte, el noroeste y el este de Kiev, y los bombardeos sobre los suburbios residenciales han dejado imágenes desoladoras como una familia muerta por el fuego ruso cuando intentaba huir de Irpín, al oeste de la capital.

Grandes ciudades rodeadas

El color rojo de las tropas rusas apareció en la franja norte del país cuando se cumplía una semana de invasión. La zona, que hace frontera con Bielorrusia desde la ciudad de Chernígov (al nordeste de Kiev) hasta Járkov, la segunda ciudad más grande del país y ubicada al este, está en manos rusas, pero las grandes ciudades resisten. Desde entonces, el ejército de Putin mantiene rodeadas cuatro ciudades en esta franja: la misma Chernígov, Konotop, Sumy y Járkov. El objetivo del Kremlin era probablemente capturarlas antes de seguir avanzando hacia Kiev, pero la resistencia ucraniana ha hecho que optara solo por rodearlas y seguir su camino. Es el caso sobre todo de Sumy, que resiste todavía el intenso bombardeo ruso.

Desde esta ciudad, totalmente rodeada, las tropas rusas han seguido haciendo camino y dominan ya toda una lengua de terreno que va de Sumy hasta Kiev y que quieren usar como una línea de comunicación militar con la capital. Pero las fuerzas ucranianas están presentando batalla también en este frente, y esto ha hecho que algunos destacamentos rusos de Chernígov se hayan desviado en las últimas horas para tratar de consolidar esta línea de control ruso.

El frente sur y la amenaza a Odesa

El primer día de invasión, el 24 de febrero, el único terreno que ganaron las tropas rusas fue la zona controlada por las milicias prorrusas en las autoproclamadas repúblicas de Donetsk y Lugansk, y al norte la central nuclear de Chernóbil, presa fácil por la despoblación de la zona y su proximidad a la frontera bielorrusa, por donde entraban las tropas. El día siguiente mismo, Rusia inició una fuerte ofensiva por el sur, con un desembarco anfibio a la costa del Mar de Azov y por tierra desde la península de Crimea, anexionada por Moscú en 2014. El adelanto por este frente ha sido algo más rápido, a pesar de que probablemente tampoco tanto como se esperaba el Kremlin. Mariúpol, asediada por intensos bombardeos desde hace días, es un objetivo clave: si cae, Rusia no solo controlará toda la salida ucraniana al Mar de Azov, sino que además le permitiría unir el frente sur con el territorio ruso controlado al este, al Donbás.

El 2 de marzo, justo cuando hacía una semana de la invasión, cayó Jersón, la primera gran ciudad capturada por Rusia, que extendía el control ruso al sur. Desde Jersón, los soldados rusos han continuado hacia el norte y hace días que someten Mikolaiv a intensos ataques: es su objetivo antes de seguir por tierra hacia Odesa, donde también podrían desembarcar por mar. El avance ruso en este frente sur se reforzó el 4 de marzo con la captura de la planta nuclear de Zaporiyia, al nordeste de Jersón, situada en la localidad de Enerhodar. Desde entonces, el otro objetivo del Kremlin es someter la ciudad de Zaporiyia, que a pesar de llevar el mismo nombre de la central está algunos kilómetros más hacia el nordeste y está todavía bajo control ucraniano.

Los corredores humanitarios y el éxodo de los ucranianos

En medio de intensos combates, una población civil de 44 millones de habitantes. Hasta ahora, han conseguido huir ya más de 2,2 millones de personas, pero a las grandes ciudades rodeadas por el ejército ruso, la evacuación es casi imposible. Los intentos de abrir corredores humanitarios han fracasado, con la única excepción de Sumy, que finalmente el martes consiguió evacuar a unos 5.000 civiles hacia Poltava, población en manos de Ucrania en el interior del país. También desde Irpín, localidad en las afueras de Kiev, pudieron salir algunos civiles que huían hacia el oeste, en dirección a la frontera con Polonia.

La situación más dramática es la de Mariúpol, que lleva días alertando de que ya no tiene agua, sufre cortes de luz y calefacción constantes, con temperaturas de 0 ºC, y se le agotan los alimentos. Los mismos corredores que tienen que servir para hacer salir a gente se tendrían que utilizar también para hacer llegar suministros a la ciudad.

La ONU ha contabilizado hasta ahora 516 civiles muertos en todo el país en 14 días de guerra, además de 908 heridos, pero la cifra real se estima que sea mucho más alta. De hecho, los servicios de emergencia ucranianos hablaban ya hace días de 2.000 civiles muertos. Ucrania dice que ha matado hasta ahora a 11.000 soldados rusos, pero Moscú solo reconoce a 500.

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