Los socialdemócratas europeos se frotan las manos ante la opción de un canciller de la familia

Silencio inquieto en Bruselas al inicio del periodo de incertidumbre que empieza con las negociaciones para formar gobierno en Berlín

01. El candidato del SPD, Olaf Scholz, que ha ganado por la mínima, saludando sus seguidores. 02. El candidato de la CDU, Armin Laschet, con Merkel.
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Bruselas"¡Felicidades a Olaf Scholz y al partido socialdemócrata alemán por su victoria! Después de esta crisis histórica, no hay tiempo que perder: Europa necesita un socio fuerte y fiable en Berlín para seguir nuestro trabajo común hacia una recuperación social y verde". Es el entusiasmo del tuit del presidente del Parlamento Europeo, David Sassoli, que este lunes ha roto el silencio como único líder de una de las instituciones europeas que ha felicitado al ganador de las elecciones alemanas. En Bruselas hay una quietud expectante después de que, por primera vez en 16 años, Berlín ya no sea una fuente de certezas y estabilidad sino que entre en el más habitual juego de coaliciones inevitablemente más inestables en el que se encuentran la gran mayoría de países europeos. Pero quien no puede esconder el optimismo es la familia socialdemócrata europea, a la que pertenece Sassoli, y que, después de la victoria del SPD, ve la oportunidad de tener a un canciller de su equipo con el peso que esto implica en el equilibrio de poderes en Europa.

La actual distribución de cargos de la Unión Europea, por ejemplo, refleja el peso que cada familia política tiene después de las elecciones europeas, pero también el color político de los principales países del club, y aquí Alemania es el peso pesado (la presidenta de la Comisión Europea es alemana, exministra de Merkel). Desde que se han conocido los resultados de los comicios, solo han tuiteado representantes políticos de los socialdemócratas. Más allá de Sassoli, el gran líder europeo de esta familia es el presidente español, Pedro Sánchez, que ha reaccionado este lunes con un tuit que deja entrever también las expectativas que España tiene de encontrar en Berlín un socio potencialmente más cercano en un momento clave desde el punto de vista económico. La recuperación pospandemia reabre el debate sobre las normas del déficit y deuda en la Unión y aquí una visión más social puede ser clave de cara a las opciones de éxito de los países más endeudados y partidarios de una flexibilización de las normas, como por ejemplo España.

Otra de las voces con peso de la familia socialdemócrata europea es Frans Timmermans, que aspiró a presidir la Comisión después de las europeas, pero que acabó siendo el vicepresidente rostro de la transición verde. "Enhorabuena a Olaf Scholz y el SPD por un fuerte resultado socialdemócrata". "La justicia social, el plan de protección del clima y la transformación verde de nuestra economía y sociedad van de la mano y este resultado electoral lo subraya", ha tuiteado el político neerlandés. También el comisario de Economía, Paolo Gentiloni, se ha pronunciado para interpretar la victoria de Scholz como una oportunidad para la "equidad social, el crecimiento sostenible y la transición verde para una Europa más fuerte". La familia socialdemócrata europea, pues, se frota las manos ante la opción de que el líder de la economía más importante del Viejo Continente sea de su mismo color político, a pesar de que en la práctica serán las negociaciones de coalición lo que acabe determinando hasta qué punto Scholz puede imponer su agenda.

Scholz ya es el segundo hombre fuerte del gobierno de Merkel, que todavía está en funciones hasta que las negociaciones de gobierno lleguen a puerto. Cuando se convirtió en el ministro de Finanzas del gobierno de la gran coalición, ya se vio un pequeño giro germánico en Bruselas. El empujón del gobierno de Merkel fue clave para aceptar la primera emisión de deuda común europea que ha configurado los fondos antipandemia, una medida que antes del coronavirus era más que un tabú para la ortodoxia germánica más estricta con el sur europeo. Ahora bien, los liberales alemanes, que, junto con los Verdes, tienen una de las claves de la gobernabilidad, mantienen la tradicional aversión germánica a la deuda y presionarán en contra de los intereses más propios de la agenda socialdemócrata en este sentido.

Pero solo han sido las voces socialdemócratas las que se han pronunciado para felicitar a Scholz. "No tenemos ningún comentario para ofrecer después de los resultados de las elecciones en Alemania", ha dicho la portavoz de la Comisión Europea este lunes. Ni la presidenta del ejecutivo, Ursula von der Leyen, ni el presidente del Consejo Europeo, Charles Michel, han reaccionado por ninguna vía, un silencio que no se ha producido en otras ocasiones y que demuestra la inquietud que hay en unas instituciones europeas apuntaladas en buena medida por Merkel, que negoció el reparto de cargos y que ha tenido un peso innegable dentro del Consejo en las últimas dos décadas.

Alemania entra desde esta semana en un periodo de incertidumbre al que Europa no está acostumbrado, porque hasta ahora los dos grandes partidos tradicionales habían asegurado la estabilidad en el ejecutivo de un complejo estado federal. Estados como los nórdicos, los Países Bajos o Bélgica están acostumbrados a largos periodos de interinaje para hacer encajar coaliciones de todos colores, pero en Berlín esta es una nueva circunstancia que, de paso, abre también un periodo de incertidumbre en Bruselas, donde habrá que ver hasta qué punto Merkel intenta mantener el liderazgo a pesar de estar en funciones o pasa a un segundo plan en un momento clave para cuestiones como las normas fiscales o el pacto migratorio en el que, efectivamente, una coalición germánica con un fuerte liderazgo socialdemócrata podría marcar la diferencia.

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