Los talibanes logran el control de buena parte de Afganistán

La retirada de las tropas norteamericanas acelera el avance de los islamistas

Un funcionario de seguridad afgano hace guardia durante una ceremonia para animar las fuerzas afganas en sus combates por el país, a Herat, Afganistán
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BarcelonaLos talibanes han logrado el control de buena parte de Afganistán coincidiendo con la retirada de la mayoría de las escasas tropas norteamericanas que quedaban en el país. Actualmente ya hay más población –unos 11,5 millones de personas– que viven en zonas bajo dominio de los talibanes que en áreas controladas por el gobierno (10,8 millones). Los Estados Unidos el viernes abandonaron Bagram, su principal base militar en el país asiático, situada unos 60 kilómetros al norte de Kabul y que facilitaba apoyo aéreo a las fuerzas de seguridad afganas, además de ser el principal centro logístico en Afganistán para las tropas internacionales. Según el nuevo responsable de la base, el general afgano Asadullah Kohistani, los norteamericanos se marcharon de Bagram en plena noche y sin informar previamente a las autoridades locales. A esto hay que añadir que las deserciones entre las filas afganas se cuentan por centenares y se teme que estalle una guerra civil.

Los talibanes empezaron su ofensiva a gran escala el 1 de mayo, que era la fecha en la que en teoría todas las tropas de los Estados Unidos se tendrían que haber retirado de Afganistán, según el acuerdo de paz firmado entre los fundamentalistas y la administración de Donald Trump en Doha en febrero del año pasado. Pero el actual inquilino de la Casa Blanca, Joe Biden, aplazó la marcha de los efectivos norteamericanos precisamente por la situación de inestabilidad en el país. Aún así, el 14 de abril anunció que no quedará ni un solo militar norteamericano el 11 de septiembre, que es cuando se conmemora el vigésimo aniversario de los atentados en los Estados Unidos que precipitaron la intervención de Washington en el país asiático. Los afganos tienen un dicho que dice: "Los extranjeros tienen el reloj, pero nosotros tenemos el tiempo". Así que esto es lo que están haciendo los talibanes: saben que las tropas internacionales se marcharán más pronto que tarde. Es cuestión de esperar.

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Ya se preveía que los fundamentalistas incrementarían su ofensiva con la retirada de la mayoría de las tropas internacionales, pero ha sorprendido la rapidez con la que han logrado con el control de buena parte del territorio. Este avance se ha acelerado todavía más durante los últimos días, después de la marcha de los norteamericanos de Bagram. A fecha de este martes los talibanes controlaban 193 de los 407 distritos en los que está dividido el país, según datos recopilados por el Long War Journal, de la Fundación para la Defensa de las Democracias. Esto significa que se encargan de la administración de estos distritos, proporcionan servicios y seguridad, y también han puesto en marcha sus propios tribunales.

En cambio, el gobierno afgano solo domina actualmente 75 distritos, mientras que 130 más están en disputa. Esto significa que en estos últimos distritos la administración afgana controla apenas el centro; es decir, donde se concentran los edificios gubernamentales, mientras que los talibanes estarían presentes en varios pueblos y carreteras clave.

Zona nunca conquistada

En los últimos seis días los fundamentalistas han capturado 36 distritos más en las provincias de Badakhshan y Takhar, en el norte de Afganistán, que es una zona que nunca antes habían conseguido conquistar. Incluso durante su régimen, entre los años 1996 y 2001, no pudieron penetrar en este territorio, que ha estado históricamente en manos de los llamados muyahidines, las facciones islamistas que lucharon contra los soviéticos en Afganistán en los años ochenta con el apoyo de los Estados Unidos.

En esta zona, además, se ha producido una auténtica desbandada: un millar de militares del ejército afgano han desertado y han cruzado la frontera al vecino Tayikistán huyendo de los talibanes. Hace unas semanas líderes muyahidines–que actualmente tienen un gran peso en el gobierno afgano y cuentan con sus propias milicias– habían hecho un llamamiento a la movilización para organizar una "segunda resistencia". Es decir, para frenar el avance talibán tal como ya lo habían hecho en los años noventa.

Las deserciones ponen en evidencia que las fuerzas de seguridad afganas no están dispuestas a jugarse la vida por el gobierno en un momento en el que, además, ya no disponen del apoyo de las tropas internacionales. Y si esto pasa en el norte del país, se teme que en el sur todavía sea peor, que es una zona de tradicional influencia talibana. Ahí es donde nació este movimiento islamista.

La retirada norteamericana en Bagram ha caído como un cubo de agua fría. Llegó a haber desplegadas hasta 25.000 personas, entre militares y civiles. Se puede decir que la base militar era como una ciudad norteamericana en pleno territorio afgano: no faltaban la electricidad, ni los establecimientos de comida rápida, ni las calles pavimentadas. "Los norteamericanos se marcharon a las tres de la madrugada y sin avisarnos", denuncia en declaraciones a la cadena británica BBC el general afgano Kohistani. Al cabo de veinte minutos, la base quedó sumida en la oscuridad, sin electricidad. Una carta de invitación para que decenas de personas la asaltaran para saquearla. Los norteamericanos dejaron atrás miles de botellas de agua, bebidas energéticas, comida empaquetada, todo tipo de trastos e incluso vehículos blindados. Muchos artículos han acabado vendiéndose en mercados próximos a la base militar. Una metáfora de lo que puede pasar cuando se complete la retirada de las tropas internacionales de ¡Afganistán después de veinte años.

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