Trump crea un gobierno para acabar el trabajo que no pudo realizar hace cuatro años

La lealtad es la máxima, pero la disrupción y el descrédito para las instituciones son los demás denominadores comunes de la nueva administración

Donald Trump en Texas, en una imagen de archivo.
4 min

WashingtonTres semanas después de las elecciones, Donald Trump ya tiene casi terminado su nuevo gobierno. La lealtad ha sido la máxima que ha seguido el republicano a la hora de crear el gabinete. El presidente electo se ha rodeado de personas que llevan años formando parte de su órbita o que han escalado internamente para ganarse su confianza. Con muchos de los nombramientos, como el de la futura fiscal general, Pam Bondi, o el "zar de la frontera", Thomas Homan, Trump quiere dejar claro que ha aprendido de los errores del pasado y que buscará terminar el trabajo que no pudo realizar hace cuatro años.

Son pocos los nombres dentro del gabinete que no hayan hecho levantar las cejas cada vez que Trump les anunciaba: Elon Musk, cuyas empresas han recibido subvenciones federales, para el departamento de Eficiencia Gubernamental; Robert F. Kennedy, conocido antivacunas, para Salud; Pete Hegseth, presentador de la Fox con una denuncia de agresión sexual, como secretario de Defensa; Tulsi Gabbard, una exdemócrata de perfil pro-ruso, para dirigir la Inteligencia Nacional, o Kristi Noem, que presumió de haber matado a su perro, para ocupar el cargo de secretario de Seguridad Nacional. La disrupción es el otro denominador común dentro del gobierno Trump, el magnate ha convertido su gabinete en un test de presión para el sistema.

El govern de Trump

Trump quiere ver hasta dónde puede tensionar los actuales órganos de gobierno en medio de su guerra personal contra el deep state. Buena parte de sus futuros secretarios y asesores son un claro desafío a la administración y al funcionariado que ha prometido purgar. Es una muestra de fuerza y ​​una advertencia de que la segunda presidencia también pretende llevar al límite las estructuras de gobierno para remodelárselas a medida. El caso más paradigmático fue la nominación inicial de Matt Gaetz para el cargo de fiscal general, aunque acabó renunciando.

Gaetz, un trumpista polémico con enemigos dentro del partido y que tiene abierta una investigación para mantener relaciones con una menor, fue un globo sonda de Trump: midió la docilidad de los congresistas republicanos, que tras negarse a ratificar -lo como fiscal general es muy poco probable que quieran volver a enfrentarse a las presiones del republicano. Además, la polémica en torno al congresista de Florida sirvió para rebajar otros fichajes. Hegseth tiene también una denuncia por agresión sexual, además de tatuajes vinculados al supremacismo blanco, pero no ha sufrido ni la mitad de escrutinio que Gaetz. Si bien es cierto que Hegseth viene de la cadena Fox y carecía de enemigos internos dentro del partido.

Project 2025

Otro detalle de los nuevos miembros del gobierno Trump que ha quedado enterrado en medio del bombardeo constante de polémicas es su vinculación al plan ultraconservador Project 2025. Durante la campaña, el expresidente republicano negó tener relación con el documento y aseguraba no saberlo nada. Ahora ha nombrado a casi media docena de autores y colaboradores para su gobierno. Russell T. Vougth, el futuro director de la Oficina de Gestión y Presupuesto, que supervisa las cuentas de la Casa Blanca y ayuda a determinar si las agencias federales se ajustan a las políticas del presidente, firma uno de los capítulos del documento. Brendan Carr es otro de sus autores, y es el hombre que Trump quiere para dirigir la Comisión Federal de Comunicaciones. Otros contribuyentes al plan son el nuevo embajador en Canadá, Pete Hoekstra; John Ratcliffe, el nuevo director de la CIA, y Thomas Homan, el "zar de la frontera" para gestionar la inmigración.

Buena parte de la administración entrante son de perfil conservador con un claro alineamiento ideológico con Trump. Pero si algo le gusta al republicano es el hecho de ser imprevisible, e incluso contradictorio. El magnate también ha elegido a personas críticas con algunas de sus políticas y que no comparten los mismos posicionamientos. La futura secretaria de Treball, la congresista republicana Lori Chavez, tiene un marcado perfil sindicalista, y de hecho es una elección que ha gustado a buena parte de las uniones de trabajadores. La incorporación de figuras como la de Chavez en sus filas es vendida por parte del equipo del presidente electo como una fortaleza y una forma de rebajar otros aspectos más oscuros y polémicos. Elon Musk no es el único multimillonario que pondrá mano en la gestión Trump (aunque probablemente sí será el más influyente). Scott Bessent, otro multimillonario vinculado a Wall Street, será el nuevo secretario del Tesoro. A Musk la idea de meter a Bessent dentro del gobierno no le gustaba, pero el republicano ha ignorado las críticas de su "estrella".

En cuanto a la guerra de Ucrania, todos los fichajes apuntan a una misma dirección, que augura tiempos difíciles para los hombres del presidente Volodímir Zelenski. La voluntad que ceda los territorios ocupados en Rusia es compartida por Marco Rubio, el futuro secretario de Estado, y el coronel retirado Keith Kellog, que será su enviado especial para la guerra de Ucrania, un cargo creado por el propio Trump.

stats