La UE busca garantías de que China no ayudará a Putin en Ucrania

Bruselas recuerda a Pekín que Europa es su principal socio comercial para evitar que se decante a favor del Kremlin

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El presidente chino, Xi Jinping,  el presidente del Consejo  Europeo,Charles Michel, la cancillera alemana Angela Merkel y la presidenta de la Comisión  Europea, Ursula Von der Leyen.

BruselasLas relaciones entre la Unión Europea y China ya hace tiempo que no pasan por el mejor momento, más bien al contrario. Los vínculos políticos y diplomáticos entre Bruselas y Pekín están bastante deteriorados, pero los económicos siguen siendo fuertes e importantes. Y esta es la carta que la Unión Europea jugará este viernes en la 23.ª cumbre UE-China, que se hará virtualmente. "Buscamos garantías de que Pekín no tiene intención de proporcionar ningún salvavidas económico o apoyo concreto a Rusia", explica una alta fuente comunitaria, que confía en que el peso económico de Europa en la balanza comercial del gigante asiático les permita presionar para que, como mínimo, Xi Jinping se mantenga inmóvil y no ayude a Putin a continuar la guerra en Ucrania.

Hasta ahora, Pekín se ha mantenido en un complejo equilibrio que protege sus intereses. Y justamente por eso la UE confía en que no irá más allá. Para conseguir que así sea, Europa recordará a las autoridades chinas que Occidente es el principal comprador de sus potentes fábricas. El 50% de las exportaciones chinas se venden en Europa y el 12,5% en Estados Unidos. En Rusia, recuerda una segunda fuente europea, la proporción es casi insignificante, un 2,4%. "China ha sido uno de los principales beneficiarios de la estabilidad y el orden internacional", sentencian las mismas fuentes. Y concluyen que interesa en Pekín que todo siga así.

Ayudar a Putin a esquivar las sanciones económicas impuestas por Occidente o darle armas sería traspasar una línea roja que haría tambalear este complejo equilibrio en que se mueve China en el ordenamiento internacional. Las mismas fuentes recuerdan que China tiene un especial interés en defender el principio de respeto a la integridad territorial (la cuestión de Taiwán) y, por lo tanto, creen que no le interesa que un principio como este se pueda ver "debilitado" por la guerra en Ucrania.

Contundencia fría

El tono en Bruselas el día antes de este complicado encuentro virtual es, pues, contundente y tenso, en cierto modo frío y resignado a ser pragmático y resolutivo. Idealmente, Europa querría que China, como miembro permanente del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, se moviera en el sentido de hacer respetar y promover los principios fundamentales internacionales que defiende esta organización, y que utilizara su influencia para que Putin parara la guerra. Pero la Unión Europea y Occidente saben que esto es casi imposible, porque Pekín se mueve por sus intereses y cualquier desequilibrio de EE.UU. y de un orden internacional, creado por y para las fuerzas occidentales, lo favorece en su intención de hacer tumbar la balanza del tablero mundial hacia el oeste y, por lo tanto, hacia su esfera de poder e influencia.

A la cita se llega después de que Europa haya elevado el tono contra China a lo largo de los últimos años. La UE le exige más igualdad de condiciones en las relaciones económicas, porque considera que los inversores chinos encuentran en el Viejo Continente manga ancha para hacer y deshacer mientras que los inversores europeos chocan con obstáculos allí. Además, la UE sancionó a altos funcionarios del gigante asiático por la represión contra la minoría uigur y Pekín se volvió con represalias contra miembros de la Eurocámara. Por eso esta última ha emitido un comunicado la vigilia de la cumbre para avisar que "la ambigüedad" de China con la guerra en Ucrania es "preocupante" y pide represalias si Pekín acaba apoyando a Putin.

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