La variante delta castiga África

El continente, con solo el 1,6% de la población vacunada, vive la peor oleada desde el inicio de la pandemia

Jaume Portell
4 min
Una mujer recibe una dosis de la vacuna contra el covid -19 en Dakar, capital senegalesa.

BarcelonaCon solo el 1,6% de la población vacunada con la pauta completa y la variante delta consolidada en más de la mitad de los 55 países, África está viviendo la peor oleada de covid-19 desde el principio de la pandemia. "La velocidad de propagación y la escalada de la tercera oleada en África no tienen nada que ver con las anteriores", decía, hace unos días, el doctor Matshidiso Moeti, director regional de la OMS al continente africano. En términos similares se pronunciaba, a principios de julio, Tedros Adhanom Gebreyesus, director general del organismo: "Los países con baja cobertura de vacunación contra el covid-19, las terribles escenas de hospitales desbordados vuelven a ser la norma". En Suráfrica, uno de los estados africanos más castigados por el virus, estas escenas, causadas en buena parte por la variante originaria de la India, se vivieron a finales de junio. Desde entonces, este país, junto con Marruecos, Egipto y Túnez, ha liderado el ritmo de contagios en el continente. Muchos expertos lo explican porque son algunos de los estados que tienen los mejores sistemas de detección de la enfermedad.

Tasa de vacunación por continentes

En los últimos días, sin embargo, Senegal se ha convertido en otro de los centros de la pandemia en África. El país de la teranga –hospitalidad– ve cómo la variante delta lo está poniendo a prueba. El gobierno senegalés publica diariamente las cifras de positivos respecto al número de tests hechos, y desde hace semanas el porcentaje supera con creces el 25%. Uno de cada cuatro senegaleses que se han sometido a un test es positivo. Y estos son, únicamente, los que se lo han hecho. En las zonas rurales, lejos de la capital, el impacto es más difícil de medir. El gran interrogante, Senegal y en toda la región, siempre ha sido la capacidad del sistema sanitario para resistir oleadas con un crecimiento exponencial de casos. Y, de hecho, es aquí donde la variante delta ha generado más impacto. En Dakar, la capital, el 99% de las camas ya están ocupadas. De los más de 16 millones de senegaleses, solo el 4% ha recibido alguna dosis de la vacuna.

La radiografía actual de Senegal es similar a la de otros países de la región. Aparte de la llegada de esta variante más contagiosa y de los bajos niveles de vacunación, hay tres factores que ayudan a entender el crecimiento importante de contagios: la presión de la economía, el relajamiento de las restricciones –a pesar de que ahora se vuelven a implementar– y el cansancio de la población respecto a estas medidas. El profesor Diouf, que enseña historia en Dakar, subraya los precios de las mascarillas. Un paquete de 50 cuesta 5.000 francos (7 euros). A 100 francos (15 céntimos de euro) la mascarilla, este gasto diario es un lastre para las familias: “Ya tienen problemas para pagar la comida. Piensa en una familia numerosa, cada uno de ellos necesita una mascarilla cada día. Su compra no es una prioridad para los senegaleses más pobres. Otros solo se la ponen por miedo a ser multados por la policía, tal como pasa en el transporte público”, dice al ARA. El 15 de julio, las autoridades gambianes establecieron que el uso de la mascarilla en lugares y transportes públicos era obligatoria. Quien no lo cumpla podrá recibir multas de 1.000 dalasis (16 euros). De nuevo, la economía genera dicotomías diarias: una mascarilla cuesta 25 dalasis (50 céntimos de euro) en un país en el que mucha gente vive con 90 euros al mes. Muchos dependen, de hecho, de las remesas que les envían sus familiares desde Europa, Estados Unidos o el Próximo Oriente, y que con la pandemia también se han reducido.

Distribución desigual de las vacunas

Mientras tanto, cada vez es más claro que el plan para vacunar el mundo contra el covid-19 ha fracasado de manera considerable en África. Mientras los estados africanos esperan la llegada de nuevas dosis, los países ricos –donde vive el 1,4% de la población mundial– tienen más de la mitad de la producción. La OMS denuncia a menudo una realidad: en estos países, los ricos, sobran y caducan las dosis que, por el contrario, no llegan a los países pobres. En este sentido, hace meses que desde territorio africano se pide a las farmacéuticas que apuesten por producir directamente desde allí. "Si queréis tierra [para instalaros], os la daremos. Si queréis que os pertenezca el 100%, no nos importa, pero producís desde el continente africano", pedía Matshidiso Moeti.

En Senegal, y en otros países, muchos se hacen estos días una pregunta: ¿qué pasará si los que empiezan a morir son los médicos? “Muchos sanitarios han recibido la primera dosis, pero hace meses que esperan la segunda”, lamenta Diouf. Hay indignación por el funcionamiento de COVAX. Han visto en los medios de comunicación las dudas que hubo en la Unión Europea con la vacuna de AstraZeneca, la que ahora reciben en muchos hospitales senegaleses. “Para esta gente, los occidentales tratan África como si fuera su cubo de basura”, sentencia el profesor.

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