¿Vladímir Putin sabe realmente cómo le está yendo en Ucrania?

La inteligencia occidental sostiene que el círculo próximo al presidente ruso no le facilita información precisa sobre la campaña militar

Un militar ucraniano pasa ante los restos de un tanque ruso al pueblo de Lukyanivka, en las afueras de Kíiv
01/04/2022
5 min

LondresEsta madrugada en Europa, desde Australia, Jeremy Fleming, jefe del servicio de espionaje cibernético del Reino Unido (GCHQ, en sus siglas en inglés), en una conferencia en la que ha hecho revelaciones poco habituales para un alto comando de cualquier servicio de inteligencia, ha insistido en la idea de que el presidente ruso no está recibiendo una información precisa sobre la verdadera marcha de la campaña militar en Ucrania. Una idea que tanto la Casa Blanca como el Pentágono y el ministerio de Defensa británico han ido repitiendo sin descanso desde ayer.

Este jueves, sin embargo, el Kremlin se ha apresurado a contestar estas indicaciones. El portavoz de la presidencia rusa, Dmitri Peskov, ha asegurado en su comparecencia diaria con la prensa: "Esto demuestra que ni el Departamento de Estado ni el Pentágono tienen información real sobre lo que está ocurriendo en el Kremlin. No entienden al presidente Putin, no entienden el mecanismo para tomar decisiones y no entienden el estilo de nuestro trabajo", añadió. La afirmación de Peskov es lógica, porque no se entendería que lo hubiera confirmado.

La tesis central del mensaje occidental, sin duda coordinado, es que el círculo cercano de Vladímir Putin no se atreve a decirle la verdad. Y lo cierto, según Washington y Londres, es que la invasión, en términos militares y económicos, es un desastre. Para ilustrar su relato, Fleming ha dado datos bastante sorprendentes, como que los soldados rusos, sin armas y sin mucha moral, se habían negado a cumplir órdenes, habían saboteado a su propio equipo e incluso habían abatido accidentalmente un avión de las mismas fuerzas aéreas rusas.

Ayer por la tarde el portavoz del Pentágono, John Kirby, alimentaba la misma teoría: el ministerio de Defensa ruso, dijo, no ha informado completamente a Putin de los fracasos de su ejército en Ucrania durante el último mes. La situación, decía, es, además de peligrosa, "incómoda", porque un Putin desinformado, creyéndose ganador sobre el terreno, puede verse muy poco motivado a poner fin al conflicto con negociaciones de paz. Unas negociaciones de paz que el Kremlin, tras el encuentro que mantuvieron el martes en Estambul rusos y ucranianos, consideraba ayer poco esperanzadoras.

Durante su comparecencia, Kirby dijo que hay que tener en cuenta "que no sabes cómo va a reaccionar un líder como este al recibir malas noticias".

La directora de comunicaciones de la Casa Blanca, Kate Bedingfield, dijo más o menos lo mismo: que los asesores de Putin tienen demasiado miedo a explicarle que la guerra en Ucrania va mal, y que no escucha o no quiere escuchar nada sobre el impacto real de las sanciones en la economía del país. Bedingfield incluso añadió que tienen información que indica que Putin "se siente engañado por el ejército ruso", lo que había provocado una "tensión persistente entre el presidente y la cúpula militar".

¿Es creíble este mensaje orquestado perfectamente en el tiempo de las inteligencias estadounidense y británica? Que el GCHQ puede interceptar todo tipo de comunicaciones es un hecho. Como también lo es que desde hace semanas las redes sociales se han llenado de mensajes de audio de las tropas rusas, captados incluso por equipos muy poco sofisticados. Estos mensajes son las pruebas que permiten hablar de baja moral y problemas logísticos.

¿Realidad o ilusión?

Hace unos días, consultado por el ARA, Pol Molas, presidente de la Sociedad de Estudios Militares (SEM) de Catalunya, ya se apuntaba a la tesis de la falta de información fiable de Vladímir Putin. "La inteligencia rusa tenía datos que advertían de que los ucranianos resistirían, pero nadie se atrevió a decirle la verdad a Putin”, afirmaba.

La prensa occidental carece de problemas de censura, a diferencia de la rusa. Por tanto, no necesariamente debe asumir sin más y de forma acrítica los mensajes que emiten los canales de los poderes aliados de Kiev. Este jueves, por ejemplo, el mundo anglosajón está recibiendo un continuo bombardeo sobre la supuesta ignorancia en la que vive Putin. Interrogarse sobre la fiabilidad de esta información de inteligencia es del todo legítimo.

Así pues, ¿es una realidad sustentada en pruebas o son solo especulaciones y propaganda? ¿Es wishful thinking, una ilusión y parte del necesario relato de uno de los dos bandos en lucha?

Hace dos días, Bret Stephens, columnista y editorialista del New York Times, publicaba un artículo muy interesante al respecto, y comparaba las primeras semanas de la guerra en Ucrania con lo ocurrido en la primera guerra de Chechenia, en 1999. Decía: "En las primeras fases, los combatientes chechenos, motivados, acabaron con una brigada blindada rusa, lo que sorprendió a Moscú. Los rusos se reagruparon y acabaron con Grozni desde lejos, utilizando la artillería y el poder aéreo. Rusia funciona hoy con el mismo manual de instrucciones. Cuando los analistas militares occidentales argumentan que Putin no puede ganar militarmente a Ucrania, lo que realmente quieren decir es que no puede ganar [jugando] limpio ¿Desde cuándo Putin ha jugado limpio alguna vez? [...] Supongamos por un momento que Putin nunca tuvo la intención de conquistar toda Ucrania, que desde el principio sus verdaderos objetivos eran las riquezas energéticas del este de Ucrania, que contienen las segundas reservas de gas natural conocidas de Europa (después de la de Noruega). Combinadlo con las anexiones territoriales anteriores de Rusia a Crimea (que tiene enormes campos de energía en alta mar) y las provincias orientales de Lugansk y Donetsk (que contienen parte de un enorme yacimiento de gas de fracking), así como apuesta de Putin por controlar la mayoría o la totalidad de las zonas de la costa de Ucrania, y sus ambiciones se hacen evidentes. Está menos interesado en reunir el mundo de habla rusa que en asegurar el dominio energético de Rusia [...]. «Bajo la apariencia de una invasión, Putin está llevando a cabo un atraco enorme», ha dicho el experto canadiense en energía David Knight Legg". Y Stephens acaba con un consejo clásico: "Este análisis alternativo de la actuación de Putin podría ser incorrecto. Pero, una vez más, en la guerra, en la política y en la vida, siempre es más sabio tratar a tu adversario como un zorro astuto, no como un tonto loco".

¿Estamos ante un loco o ante un zorro astuto, pues? El profesor de la Universidad de Lviv Yaroslav Hristak comentaba al ARA, durante la primera semana de la invasión, que el plan actual del líder ruso se remonta a 2004, y que pretendía dividir a Ucrania en tres zonas, un parecer también expresado por el columnista del New York Times en su artículo. "La primera debía ser integrada a la Nueva Rusia –decía Hristak–: con la entrada del ejército ruso, que sería recibido con flores por la población rusófona, para dar al Kremlin el control de la costa del mar Negro y el centro industrial del país (que no es Donetsk sino Dnipró) La segunda, la Ucrania central, que sería un estado en manos de un gobierno títere del Kremlin. La tercera, la Ucrania occidental, quedaría fuera del plan, porque es demasiado tóxica". ¿Es este el plan real y verdadero de Vladímir Putin? ¿Es realmente creíble que un exmiembro del KGB esté desinformado porque no hay nadie que se atreva a decirle la verdad? ¿Acierta la inteligencia estadounidense sobre el vacío informativo en el que vive Putin como acertó al predecir la invasión?

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