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Los 10 formatos televisivos que pisan fuerte en Cannes

La ciudad francesa ha celebrado el mercado por antonomasia dedicado a la pequeña pantalla

La pareja protagonista de 'The goldfish'
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BarcelonaLa playa de la Croisette de Cannes no ha sido tan concurrida como en mayo, cuando la ciudad francesa celebra su icónico festival de cine, pero esta semana ha sido escenario de numerosos paseos de ejecutivos televisivos de todo el mundo. Se han citado en el Mipcom, el principal mercado de formatos televisivos en Europa. Ésta es una selección de algunos de los programas que productoras y cadenas han intentado vender y que, tal vez, se podrán ver en las pantallas catalanas en un futuro.

The Landlady

Los pisos compartidos de estudiantes son microuniversos de los que pueden salir mil historias. En este formato, una celebridad con experiencia y sabiduría vital se convierte en la arrendadora de su vivienda para que siete estudiantes convivan con ella a lo largo de todo un curso académico. A partir de ahí, las interacciones se centran en todos los ámbitos de la vida estudiantil: los nervios de los exámenes, las fiestas, los amores y los desamores... El programa busca que emerja el choque generacional, al tiempo que ofrece un retrato bastante descarnado de la generación Z.

Three are the champions

Tres famosos hacen equipo para intentar ganar a algunos especialistas anónimos de diferentes actividades y disciplinas. Las celebridades se enfrentan a competiciones atléticas, pruebas mentales, intentos de superar un récord Guinness, etc., pero con la ventaja de poder participar en forma de tríada. Este concurso se basa también en atizar la competencia interna dentro del grupo, para ver cómo cada miembro intenta evitar convertirse en el eslabón más débil de cada prueba. Entre los rivales a los que se enfrentan se encuentran desde campeones mundiales de algún deporte, medallistas olímpicos, niños talentosos, animales o, incluso, algún robot. Los personajes anónimos, si ganan, se llevan premios en metálico en este programa que mantiene un tono ligero y humorístico.

Una de las pruebas de 'Three are the champions'.

Burger House

Ocho concursantes sin experiencia previa en el mundo de la restauración, pero rebosantes de entusiasmo juvenil, asumen el reto de montar una hamburguesería, cuyos beneficios –si lo genera– se dedicarán a una causa solidaria de su elección. Los participantes deben comandar todo el proceso, desde cocinar hasta servir los pedidos, mantener su local pop up, realizar las compras de ingredientes o diseñar las salsas y complementos que acompañen la comida. También deben controlar los aspectos financieros. Pero no estarán solos: un chef joven les hará de mentor y les guiará durante el proceso de crear cuatro tipos de hamburguesas distintas. Los espectadores pueden reservar mesa a través de la web de la cadena.

The Never Ever Mets

Hace tiempo que los datings, o programas de citas, se han instalado cómodamente en la parrilla televisiva. Al fin y al cabo, apelan a un mecanismo casi universal como encontrar compañía sentimental o sexual. En esta variante del género, estrenada en Estados Unidos por el canal de Oprah Winfrey, se traza la crónica de siete parejas que han estado manteniendo su relación a distancia, a través de los dispositivos electrónicos, y no han llegado a encontrarse nunca en persona, aunque consideran al otro como pareja, aunque sea en fase de proyecto. El programa reúne a estas catorce personas y las reúne bajo un mismo techo, para que convivan y puedan palpar por primera vez a la persona con la que han iniciado la relación. Y poner a prueba si lo que aguantan las pantallas también se sostiene en el más crudo ámbito de la realidad.

Unknown championship

En el marasmo de concursos que ponen a prueba a los participantes, Unknown championship busca la diferenciación yendo a encontrar las competiciones más originales, surrealistas o minoritarias. Este formato japonés impregnado de humor sigue disciplinas como el certamen que celebran unos médicos durante el que se enfrentan unos a otros para preparar origami en miniatura utilizando instrumentos de laparoscopia. Cada episodio se centra en un tipo de habilidad concreta y presenta a individuos que han dedicado su vida a perfeccionar una actividad muy específica que pasa desapercibida al gran público. Otra de las competiciones que se han podido ver es la de peluquería rápida canina, a una velocidad hipnóticamente supersónica. Cuatro comentaristas relatan con humor el desarrollo de estas pruebas.

The big salary ranking

Producción francesa que poua en una curiosidad universal: saber cuánto cobra nuestro vecino, colega o saludado. El programa toma 50 oficios y desgrana qué salarios suelen generar, dependiendo de las diferentes posiciones dentro de cada sector. ¿Qué gana un barrendero? ¿Y un fiscal? Pero el programa va más allá e intenta medir el nivel de felicidad que cada representante de estas profesiones ha logrado. De este modo, se intenta aclarar el eterno interrogante de si el dinero da la felicidad. A medida que se van desgranando los capítulos, el programa elabora un ranking completo de salarios. Uno de los ganchos es que explica salarios concretos de empresas conocidas.

Hombros and brains

La guerra de sexos es una fuente inagotable de conversaciones intrascendentes y tópicas. La televisión bebe a menudo y el programa Muscles and brains es ejemplo de ello. Este concurso empareja a seis hombres extremadamente fuertes (los músculos) con seis mujeres de gran inteligencia (los cerebros). El show, a medio camino entre el concurso y el reality, hace que se organicen en parejas aparentemente imbatibles, si no fuera que compiten con otros concursantes que tienen también fortaleza física y potencia mental. Los participantes conviven en un campamento tropical y, más allá de las diferentes penalidades y rompecabezas que deben superar, existe el juego psicológico de fondo de tener que encontrar pareja, para convertirse en el dúo perfecto (y llevarlo se en casa el premio en metálico). Cada semana existe una eliminación y entra una nueva pareja, hasta que se determinan unos ganadores, que se llevan 100.000 dólares.

Una imagen promocional de 'Músculos and brains'.

Love undercover

Jamie O'hara, Lloyd Jones, Sebastian Fassi, Ryan Babel y Marco Fabián son cinco futbolistas profesionales que en sus respectivos países pueden ser reconocidos. Pero el programa les propone viajar a Estados Unidos, donde no hay tanto interés por este deporte y, por tanto, pueden convertirse en personajes anónimos, para ver cómo se adaptan a un nuevo estilo de vida en el que la fama no les juega a su favor. Una vez allí, tendrán una misión: encontrar el amor sin la palanca de su estatus de celebridades. La primera temporada de este programa de la plataforma Peacock (filial de la NBC) se saldó con varias parejas hechas, que en el episodio final descubrían la verdadera identidad de su novio y conocían su estilo de vida real. país de origen.

Virgin Island

Los realities de línea dura aún aguantan en los mercados televisivos. Ya nadie les intenta vender como experimentos sociológicos sino que explotan directamente la intriga de saber si el grupo de personas encerradas en un espacio aislado acabará sucumbiendo a la tentación de emparejarse a pesar de la banda de cámaras. En este caso, el giro de Virgin Island es que no sólo la isla que sirve de escenario es virgen, sino que también lo son sus participantes (o, por lo menos, eso dicen), todos cortados por un patrón bastante similar y convencionalmente atractivos. A partir de ahí, este formato de Hulu les pone en contacto con distintas candidatas para que les tenten e intenten acabar con la promesa que hicieron llegar célibes al matrimonio.

The Goldfish

En las antípodas del formato anterior, The Goldfish también tiene un fondo marino, pero mucha menos histeria y testosterona. Los dos presentadores de este formato holandés atraviesan Flandes en diez días con un pequeño bote de construcción propia, con materiales reciclados, y propulsado por energía solar. Las largas conversaciones de atardecer con algunas de las personas con las que se van encontrando trenzan los distintos episodios, que buscan la placidez de un buen relato y de la calidad humana. Durante su travesía, la pareja no dispone de dinero, por lo que debe confiar en la bondad de los extraños, que diría Blanche a Un tranvía llamado deseo. A cambio de techo o de un plato en la mesa, se ofrecen para corresponder a la gentileza haciéndoles un favor de su elección.

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