Una amenaza latente que viene de los Estados Unidos

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Con todos sus defectos, el sistema de medios norteamericano es uno de los que tiene la libertad de prensa más garantizada. Pero algunos nubarrones en el horizonte hacen temer que las cosas puedan cambiar. Estas últimas semanas, algunos jueces prominentes han multiplicado los comentarios críticos contra los medios. Según un estudio citado por el New York Times, las referencias negativas se han disparado y esto tiene que ver con la polarización, sí, pero también con el hecho de que los jueces de tendencia más progresista han dejado de apoyar a la prensa, tal como solían hacer tradicionalmente. Y, más allá de desbravarse, hay magistrados que piden revisar un caso de 1964, ganado por el diario neoyorquino, que convirtió en mucho más difícil para un funcionario o agente oficial querellarse contra la prensa.

El asunto en cuestión lo originó un anuncio en página entera en el Times en favor de los derechos civiles de los negros. En uno de los párrafos se criticaba la policía de Montgomery (Alabama) atribuyéndole una política de acoso contra Martin Luther King –multándolo por cualquier cosa– y de mirar hacia otro lado con los ataques que recibía el líder político, incluyendo un artefacto incendiario lanzado contra su casa. A pesar de que no lo mencionaban por el nombre, uno de los tres jefes de policía se sintió aludido, denunció al diario... y perdió. La sentencia reconocía a la prensa, de una manera muy explícita, su papel fiscalizador del poder, en una misión constitucional fijada por los padres fundadores, tal como los denominan.

La marcha de Trump nos ha dejado huérfanos de su palabrería. Y el silencio puede ser confundido con calma. Pero, de fondo, hay quién mueve hilos para poder rebajar también en los Estados Unidos la capacidad de los periodistas de poder confrontar a los políticos. Y si los Estados Unidos estornudan, no tardaremos mucho en estar todos constipados.

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