Los ataques miopes a Jordi Évole

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Fotograma del documental 'No me llamo Ternera'

El Festival de Cine de San Sebastián estrenará un documental de Jordi Évole centrado en la figura del etarra Josu Ternera. Unas quinientas personalidades, lideradas por el campeón olímpico de firma de manifiestos, Fernando muñeca de oro Savater, emitieron un comunicado donde pedían la retirada del film porque consideran que blanquea el terrorismo. Combinando de forma formidable la defensa de la libertad de expresión con la honestidad intelectual, los firmantes lanzaban la acusación sin siquiera haber visto el film. Nada nuevo bajo el sol: Julio Medem y Borja Cobeaga ya sufrieron, en años anteriores, similares iras miopes en el marco del mismo certamen. El corazón de medios afines se ha respaldado a la polémica. Este domingo, El Mundo destacaba en portada una entrevista al escolta de una víctima de ETA del año 1976. Ternera ha asumido ahora, ante Évole, su implicación en aquellos hechos, por los que no fue procesado en su momento (y el juicio se consideró sobreseído a raíz de la amnistía del año siguiente).

Ya estamos en la calle, pues. Todo ese ruido no tiene tanto que ver con Ternera o Évole, o con un asunto de hace 47 años, sino que solamente busca reventar las negociaciones sobre una posible amnistía para el Proceso. Incluso Ayuso ha intervenido, diciéndole a Évole que no hace falta ver el documental para criticarlo (!) porque, según afirma, muchos también critican la Constitución sin habérsela leído bien (!!). Qué Trumpeta estridente. De todo ello, lo único que me sorprende es esta tirria contra Évole por parte de la vieja guardia del 78. Los reportajes y entrevistas del periodista no suelen ser destructivos con el régimen de la Transición: más bien se percibe el ánimo de denunciar ciertas costras concretas, justamente para reformarlo y mantenerlo. Su casa ha sido la televisión del Grupo Planeta y esto debería darle a Savater&Friends alguna pista.

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