Atizando la catalanofobia entre los valencianos

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Los muñecos más llamativos de las Fallas del 2022

De vez en cuando aparecen aquellos estudios demoscópicos en los que se mide qué comunidades autónomas caen peor. Y, oh, sorpresa, Catalunya suele encabezar el ranking. Me pregunto si la pertinaz campaña de atizar la catalanofobia de los medios de Madrid puede tener algo que ver. Atención a este titular: "Las injerencias independentistas amenazan la protección de las Fallas como patrimonio de la humanidad". Cómo corresponde a una pieza sobre la quema, se trata de una pieza flamígera e incendiaria; eso sí, con menor base que una pirámide invertida.

La acusación básica es que los catalanes quieren apropiarse de las fiestas. Cuando lees la pieza te das cuenta de que lo único que pasa es que hay quien se lo mira desde una óptica de Països Catalans y que, por tanto, la siente propia, como La Patum de Berga pero un poquito más al sur. Recordemos que el titular hablaba de "injerencias", "amenaza" y "protección", utilizando el mismo campo semántico que cuando el Kremlin intenta vincular unas elecciones hacia sus intereses. Pues bien, al final, esa terrible interferencia no es enviar una misión diplomática a la Unesco, ni tampoco es la creación de un equipo de espías para sabotear las aspiraciones valencianas. La gran ofensa que podría dejar desprotegidas las Fallas es… que “la entidad soberanista Òmnium sostiene que las Fallas forman parte de la cultura y las tradiciones de los Països Catalans” y que lo hace “en un calendario de 2024 a la venta por internet en precio de cinco euros”. Todo este drama, y ​​tanta cola de paja encendida, por una fiesta que ya está inscrita en la lista de patrimonio inmaterial de la Unesco desde 2016. La idea de que una frase de un calendario de Òmnium pueda alterar esto es un insulto a la inteligencia de tus lectores. A menos que sólo busquen su ración diaria de catalanofobia.

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