Barra libre de transfobia con 'twist' de frivolidad

2 min

Reírse del sufrimiento de los vulnerables es la forma más baja del humor. Y, aun así, columnistas insignes utilizan este recurso para hacer avanzar su agenda política retrógrada. Las personas transexuales podrán ver reconocido el género de elección, con un simple trámite administrativo. Se trata de facilitar la vida a quien la biología otorgó un sexo –y la sociedad un género– con el que no se sienten cómodos. No debe de ser una decisión nada fácil. Y seguramente llega después de conflictos internos y de agresiones externas. Por lo tanto, lo último que falta son comentarios cuñadísticos. "¿Que eres tía y vas al servicio del bar y está lleno? Pues de autodeterminas tío y te saltas la cola", dice Pilar Díez en Libertad Digital. En La Razón, el exministro Jorge Fernández Díaz escribe: "Y cada uno, una y une puede ser lo que quiera, quiero o quiere; este, esta y esto país es un, una y une manicomio, manicomia y manicomie". Ja, ja, ja, qué divertido, el dolor de los otros. Por cierto, hablar de manicomios, cuando justamente se trata de despatologizar el transexualismo, roza el lenguaje del odio. Hoy Marcelo, el ángel de la guarda del exministro, debía de descansar.

Portada de La Razón, 29 de junio del 2021

La ley trans es valiente y no exenta de riesgos. Hay margen para que alguien pueda hacer abuso de ella. Pero la caverna no exige que se vigile si alguien pervierte el espíritu del texto legal, sino que hace una enmienda total y presiona para que las personas transexuales carguen la vergüenza de la culpa y vuelvan al armario. Y querrían tirar la llave al río mientras hacen una hoguera y se explican chistes de Arévalo.

stats