La intrépida Philomena Cunk ha vuelto a Netflix, esta vez con un documental de hora y media: Cunk on life (La vida según Philomena Cunk). Reaparece para ayudarnos a entender mejor el planeta donde vivimos.alter ego de la actriz Diane Morgan, que desde hace años se imbuye de esta excéntrica periodista para desconcertar a la audiencia. Hace dos años se popularizó a través de Netflix gracias a la serie Cunk on Earth, pero su personaje viene de lejos. Nació en el Charlie Brooker's Weekly Wipe, un informativo satírico de la BBC que resumía la actualidad de la semana y donde ella desempeñaba un papel secundario. Su éxito le llevó a asumir el protagonismo en especiales documentales. Netflix encargó los resúmenes del año Death to... en Charlie Brooker y Philomena dio el salto internacional a través de la plataforma en estríming.
Cunk vuelve ahora para explicarnos aspectos vinculados a nuestra existencia: desde el origen de la creación, el Big Bang, hasta la cultura o la IA, entrevistando a grandes expertos (auténticos) vinculados al mundo de la física , la biología, la medicina, la filosofía y el arte. El humor radica en mantener escrupulosamente las formas y códigos del lenguaje documental pero desde la ignorancia intelectual más extravagante. Un factor importante es el guión. Utiliza las claves más elementales de los documentales divulgativos, pero evitando cualquier tipo de rigor. Se trabaja desde la aproximación, el malentendido, los juegos de palabras y la generalización. El tono es también determinante. Diane Morgan procura no perder en ningún momento la entonación imperturbable y segura de los grandes maestros de la divulgación. Incorpora una épica estimulante en su forma de explicar los fenómenos, una cantinela a medio camino entre la intensidad y la fascinación por el mundo. Visualmente, se utilizan los recursos clásicos de los documentales sobre el planeta: imágenes en medio de la naturaleza con intención autorreferencial para recordarnos nuestra condición de habitantes de la Tierra. Pero Philomena verbaliza lo que normalmente está implícito. Si se desplaza a cámara lenta para hacer más emocionante, la experiencia lo subraya. Si mira a través del visor de un microscopio, hace explícita la proeza de acercarse a las moléculas. Se ríe sutilmente de las claves del género. La parodia dinamita la autocomplacencia del documental. El humor no siempre es del todo exitoso, porque cae en tópicos y juegos de palabras algo fáciles, pero las entrevistas a los expertos ponen en tensión al espectador. Los especialistas son figuras de prestigio en su ámbito y, con la mayor dignidad posible, participan de unas entrevistas absurdas. Por razones de aparente lógica empática o de simple compasión disimulan las barbaridades y los comentarios chapuceros de la entrevistadora. Como Cunk desprende cierta ingenuidad, no se atreven a contradecirla e intentan adaptar su discurso elevado al contexto inaudito de la situación.
Difícilmente Cunk on life le dotará de grandes conocimientos sobre la condición humana, pero al menos sirve para constatar que la bondad y la paciencia sobreviven a pesar del mundo.