CES 2023: coches, pantallas y tazas de váter
En el Consumer Electronics Show se han empezado a ver aplicaciones de la inteligencia artificial generativa y se ha formalizado la fusión entre la automoción y el mundo digital
BarcelonaCon la primera edición pospandemia del Consumer Electronics Show (CES), una de las ferias de electrónica de consumo más grandes del mundo, han vuelto las tradicionales batallas para exhibir los televisores más espectaculares y los dispositivos conectados más pintorescos. Pero también se han empezado a ver aplicaciones de la inteligencia artificial (IA) generativa y se ha formalizado la fusión entre la automoción y el mundo digital.
Así, mientras los salones del automóvil tradicionales pierden peso en todo el mundo, los coches han ocupado en el CES un 25% más de espacio. Es muy significativo que Volkswagen haya elegido una feria de electrónica para presentar la futura berlina ID.7, que sustituirá el modelo Passat y competirá directamente con el Modelo 3 de Tesla. Al mismo segmento de mercado se dirige Sony, que hasta ahora no hacía coches pero se ha aliado con Honda para crear el Afeela, un coche cargado con 45 sensores que se empezará a vender en 2026. Por su parte, BMW ha presentado el iVision Dee, un deportivo que no habrá que elegir de qué color lo quieres, porque la carrocería va forrada con 240 paneles de papel electrónico que pueden cambiar, todos juntos o individualmente, entre 32 colores diferentes. Naturalmente, los tres modelos mencionados son eléctricos puros.
La mayoría de las marcas muestran cuadros de mando digitales y mejoras en los sistemas de asistencia a la conducción, como el sistema Ready Care de Harman, que usa el reloj Galaxy Watch de su matriz Samsung y una cámara interior para detectar si el conductor está cansado o estresado y recomendarle que pare. Por fin, se generaliza la posibilidad de actualizar el software de los coches conectándolos a una red wifi, una cosa que a los usuarios de móviles y ordenadores nos parece de lo más normal, pero hasta ahora no lo era sobre ruedas.
En el CES no se han visto grandes adelantos en coches autónomos, pero sí lo es un vehículo muy singular: el cochecito para niños autónomo Ella (3.500 €) de la marca canadiense Glüxkind. Con el bebé dentro hay que empujar, pero cuando coges el niño en brazos, el carrito te sigue y va esquivando obstáculos gracias a los algoritmos de visión por computador.
Televisores y monitores
Las firmes coreanas Samsung y LG han vuelto a escenificar su competición por las pantallas más espectaculares. Este CES la primera ha irrumpido en un territorio que la segunda consideraba propio, la tecnología OLED: Samsung asegura que sus televisores son todavía más luminosos que los de su rival. Aún así, su apuesta son los modelos QLED y MicroLED, ahora con más capacidades de proceso –como una modalidad Relumino que adapta la imagen a las personas con discapacidad visual–. La firma también se aboca a los lucrativos monitores para videojuegos, con modelos donde se puede ajustar la curvatura de la pantalla para hacerlos más inmersivos. Esto ya lo mostró hace unos meses LG en la feria IFA de Berlín, pero las imitaciones van en los dos sentidos: LG ha presentado televisores que separan la pantalla y la electrónica poniendo a esta última en un módulo independiente, como Samsung hace años que hace con el OneConnect de sus modelos de gama más alta.
De todas maneras, quizás el televisor más sorpresivo del CES es uno de la marca Displace que funciona sin ningún hilo. No hay que conectarlo a la red porque recibe el contenido 4K por wifi, y tampoco enchufarlo a la corriente porque la pantalla de 55 pulgadas lleva cuatro baterías cargables que le dan un mes de autonomía. Costará unos 2.300 euros y, como pesa poco más de 9 kilos, lo puedes colgar y descolgar de la pared como si fuera un cuadro y llevártelo a otra habitación.
Pantallas menos gordas
Además del mencionado coche de BMW, en el CES también se ha visto papel electrónico en dispositivos más previsibles. Así, Lenovo tiene el ordenador portátil ThinkBook Plus Twist con dos pantallas: una OLED convencional y otra de tinta electrónica en color. La misma marca ha presentado la Smart Paper, una tablet de 10,3 pulgadas que sirve para leer libros digitales pero también para coger notas con el lápiz táctil que leva incorporado, y llega para competir con el Kindle Scribe de Amazon.
Por otro lado, como Samsung ya es experta en los smartphones que se doblan por la mitad, está explorando otros formatos: en el CES ha enseñado el Flex Hybrid, un aparato que doblado tiene poco más de cuatro pulgadas, pero desplegándolo por un lado y estirándolo por el otro se obtiene una pantalla de 12 pulgadas.
Objetos conectados: de la domótica a la taza del váter
Acabo esta crónica del CES con el capítulo de objetos peculiares. La puerta de entrada de Masonite para viviendas unifamiliares (7.000 €) lleva incorporados un videoportero Ring, una cerradura inteligente Yale, luces con detector de presencia para verte cuando llegas a oscuras y una batería para funcionar hasta 24 horas si se va la luz.
El BirdBuddy es un comedero inteligente para pájaros que además del depósito de pienso lleva una cámara que graba vídeos de las aves que se acercan y es capaz de distinguir hasta 350 especies diferentes gracias a algoritmos de inteligencia artificial. Cuando coge uno que te interesa mucho, te avisa al móvil.
La afición por los dispositivos para vigilar la salud ha llegado a la taza del váter. Tanto Withings como Vivoo han presentado sensores que se cuelgan dentro como si fueran una pastilla desinfectante. Cuando meas encima, analizan la orina y te hacen recomendaciones para mejorar tu alimentación. Otros años ya había váteres conectados, pero este sistema se puede añadir a los que ya existen y, francamente, tratándose de Withings, ya tengo ganas de probar cómo su aplicación cruza estos datos urinarios con las otros sensores como mi reloj, mi tensiómetro o mi báscula.
En cambio, no acabo de confiar en el nuevo piano digital con el que la firma japonesa Roland celebra sus 50 años. El aspecto es imponente y lleva integrados 14 altavoces orientables, pero los acompaña con cuatro altavoces más, que son flotantes: literalmente, pues, van montados en unos pequeños drones que el pianista puede situar en el punto de la sala que quiera. Todo el mundo que haya tenido un dron cerca sabe el ruido que hacen, así que me extrañaría que con cuatro de estos aparatos se llegue a oír la música.